Colaborador Invitado

Las empresas y las nuevas paternidades

Cuando las empresas implementan prácticas que promueven la equidad de género, contribuyen directamente a que las familias y la sociedad transiten hacia figuras paternas corresponsables.

Consultora en Género e Inclusión Económica para América Latina y el Caribe en la International Finance Corporation, (IFC) y para la Red CCE por la Primer Infancia.

En México históricamente se observa cómo la figura del padre ha estado estrechamente ligada al rol de proveedor económico, mientras que la crianza y los cuidados han recaído mayormente en las madres. Sin embargo, el concepto de nuevas paternidades ha comenzado a tomar fuerza, promoviendo un modelo en el que los padres desempeñan un papel más equitativo en la crianza de los hijos.

En este proceso de transformación, las empresas desempeñan un papel clave, ya que los entornos laborales influyen directamente en la forma en que se ejerce la autoridad parental dentro de las familias y la sociedad. Por ello, es fundamental reflexionar sobre las prácticas empresariales que, de manera consciente o no, refuerzan patrones patriarcales, una realidad que afecta a compañías de todos los tamaños en el país.

Empresas con modelos de gestión centralizada

Este tipo de empresas se caracterizan por liderazgos altamente concentrados en unas pocas autoridades, generalmente hombres, con estructuras jerárquicas rígidas y una toma de decisiones unilateral. La comunicación suele ser unidireccional, lo que limita la autonomía y participación de los empleados en los procesos clave. Se trata de un tipo de administración que está siendo sustituida por modelos más eficientes, inclusivos y competitivos.

Este sistema de autoridad que prevale en muchas empresas del país, no solo impacta el entorno laboral, sino que también influye en la dinámica familiar, ya que muchos colaboradores lo idealizan y lo replican en sus hogares. Así, se refuerza la visión tradicional del padre como máxima autoridad, proveedor y jefe del hogar, perpetuando estructuras patriarcales que dificultan la evolución hacia una paternidad más equitativa.

La brecha salarial entre hombres y mujeres

Cuando los ingresos de los hombres son sustancialmente mayores al de las mujeres, se genera una lógica económica que favorece la especialización de roles en el hogar. En lugar de distribuir equitativamente las responsabilidades de crianza, el argumento de “quien gana más debe enfocarse en el trabajo remunerado” termina legitimando la ausencia de los hombres en las tareas de cuidado. Este modelo tradicional refuerza la figura del hombre como proveedor y la de la mujer como cuidadora. Para avanzar hacia una paternidad corresponsable, es necesario que las empresas reduzcan las brechas salariales y fomentar una cultura laboral que promueva la equidad en el hogar.

Cuando las empresas implementan prácticas que promueven la equidad de género, contribuyen directamente a que las familias y la sociedad transiten hacia figuras paternas corresponsables. A medida que estas iniciativas se extiendan y se consoliden, podrán sentarse las bases para una política pública que impulse un cambio profundo en la cultura laboral y social. La pregunta es clara: ¿cuántas empresas están listas para asumir el desafío y liderar esta transformación?

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