En los últimos años, el sector financiero ha experimentado una transformación profunda impulsada por nuevas tecnologías, cambios en el comportamiento del consumidor y una creciente presión por digitalizar los servicios. En este contexto, las empresas proveedoras de tecnología para este sector han cobrado un rol relevante y estratégico. Sin embargo, hay un factor que muchas veces se subestima y que puede marcar la diferencia entre una implementación exitosa y una experiencia fallida: la entrega efectiva de soluciones al cliente.
Para los proveedores de soluciones tecnológicas, el client delivery no se trata simplemente de entregar un producto funcional a tiempo. Implica entender a fondo las necesidades del banco o Fintech, acompañarlo durante todo el proceso de transformación, y asegurar que las soluciones realmente generen valor desde el primer día.
Aquí es donde entra en juego una figura clave: los consultores. No como asesores externos, sino como verdaderos socios estratégicos. Su experiencia en la industria, capacidad de adaptación y visión de negocio son fundamentales para conectar la tecnología con las prioridades del banco y los desafíos de su operación diaria.
En un mercado donde las propuestas tecnológicas tienden a parecer similares en funcionalidades, la diferencia real está en cómo se implementan. Un client delivery bien ejecutado puede acelerar el time-to-market, reducir fricciones internas y asegurar la adopción por parte de los usuarios finales.
Un estudio de McKinsey revela que el 70% de los procesos de transformación digital no alcanzan sus objetivos, y una de las principales razones es la desconexión entre la solución implementada y la realidad operativa del cliente. Aquí es donde los equipos de delivery, junto al equipo de consultores especializados, tienen un rol protagónico: traducir la innovación en resultados tangibles.
Hoy, los bancos no solo buscan digitalizarse, sino hacerlo de manera ágil, segura y alineada con las expectativas de sus clientes. Las soluciones deben ser flexibles, escalables y personalizables. Esto exige que los equipos de client delivery trabajen codo a codo con los bancos desde etapas tempranas del proyecto, entendiendo sus sistemas, su cultura y sus objetivos.
Como expertos, hemos comprobado que los proyectos más exitosos son aquellos donde el delivery se construye sobre una lógica de co-creación. Donde el proveedor deja de ser un “implementador” y se convierte en un socio que entiende el negocio, asesora en decisiones clave y acompaña en cada etapa del proceso.
En la industria tecnológica, se suele hablar mucho de innovación, pero poco de ejecución. La realidad es que, sin un delivery sólido, incluso la mejor solución puede fracasar. Por eso, cada vez más bancos priorizan no solo buenas plataformas, sino también equipos robustos de client delivery, con visión y foco en la experiencia del cliente.
El valor está en la capacidad de acompañar la evolución del banco a lo largo del tiempo, adaptando las soluciones a medida que cambian las necesidades del mercado y los comportamientos de los usuarios. Además, es clave entender que luego de un lanzamiento y finalización de proyecto exitoso, viene una etapa de evolución de los canales digitales. En esta fase es fundamental contar con un equipo de delivery y una plataforma que permitan introducir cambios y ajustes de forma ágil, para acompañar de cerca al negocio y responder rápidamente a las necesidades de la institución financiera.
La tecnología es un habilitador. Pero es el delivery –y quienes lo lideran– lo que transforma esa tecnología en impacto real. En un momento donde la competencia en el sector financiero es más intensa que nunca, las empresas que logren ejecutar de forma impecable sus proyectos de transformación digital, con un enfoque centrado en el cliente y con acompañamiento experto, serán las que realmente se diferencien, porque al final del día, no se trata solo de desarrollar tecnología, sino de entregarla con propósito.