En la industria farmacéutica, donde un par de grados de diferencia pueden comprometer la estabilidad de un medicamento, la refrigeración dejó de ser un asunto secundario. Hoy, el enfriamiento preciso y sustentable es una misión crítica para preservar vidas, evitar pérdidas millonarias y reducir el impacto ambiental en una de las industrias más reguladas del planeta.
Alejandra Castellanos, directora general de HiReF en México y América Latina, compartió una visión poderosa: la refrigeración con conciencia ambiental no es solo una opción técnica, es una responsabilidad ética.
Su compañía, de origen italiano, ha impulsado en México un modelo de tecnología de precisión enfocado en entornos farmacéuticos, hospitalarios y de investigación, donde controlar temperatura, humedad e incluso ionización del ambiente puede marcar la diferencia entre la eficacia y el desperdicio.
Durante décadas, los sistemas de aire acondicionado se pensaron para generar confort. Pero las necesidades actuales van mucho más allá. En un laboratorio, una variación térmica puede arruinar un lote de vacunas. En un hospital, puede alterar los resultados de un análisis bacteriológico. Por eso, la refrigeración de precisión se ha convertido en una herramienta clave para la seguridad sanitaria, tan relevante como los equipos médicos o la bioseguridad.
La pandemia aceleró la adopción de estas tecnologías en México. Muchas de las soluciones implementadas por HiReF están diseñadas no solo para mantener condiciones estables, sino para autogenerar energía, operar con refrigerantes ecológicos y reducir el uso de agua, especialmente en regiones como Querétaro, donde el crecimiento tecnológico ha desafiado la disponibilidad hídrica.
La revolución digital, encabezada por la inteligencia artificial, ha traído consigo un problema inesperado: el calor. Los nuevos chips de alto rendimiento generan tal cantidad de energía térmica que los métodos convencionales de enfriamiento han quedado obsoletos. Esto no es exclusivo del sector tecnológico. Los grandes centros de datos están estrechamente ligados al almacenamiento y análisis de información médica, incluida la que produce la industria farmacéutica.
En este nuevo paradigma, la refrigeración líquida directa al chip, los sistemas de free cooling y las soluciones que permiten operar sin agua son más que innovaciones: son imperativos ecológicos.
La sostenibilidad ya no es un extra deseable, sino una condición para operar.
La cadena de frío en el sector farmacéutico no admite errores. Ya no basta con tener “aire acondicionado”; se requiere control absoluto y redundancia. Durante la pandemia, miles de vacunas se perdieron por fallas térmicas. Hoy, esa lección se convirtió en norma de diseño.
Sistemas con sensores inteligentes, respaldo energético y desinfección activa han empezado a integrar funciones que antes requerían múltiples equipos.
Desde HiReF, se han implementado soluciones con ionización ambiental en lugar de ozono, por su menor impacto en la salud y el entorno. Estas tecnologías permiten mantener ambientes estériles, incluso en condiciones de uso intensivo, como las de laboratorios bacteriológicos.
Uno de los grandes retos para la adopción masiva de esta tecnología en América Latina es el conocimiento. Muchos responsables de infraestructura desconocen los beneficios de estas nuevas soluciones o no están al tanto de los cambios en normativas ambientales internacionales. Es indispensable un esfuerzo conjunto de capacitación, regulación y liderazgo institucional para avanzar hacia el modelo Net Zero.
En este sentido, el trabajo de Castellanos ha sido pionero. Reconocida como Data Center Woman of the Year, ha demostrado que la innovación tecnológica no tiene género, pero sí exige diversidad de pensamiento, compromiso con el planeta y visión estratégica. Su liderazgo abre camino a más mujeres en ingeniería, ciencia y sostenibilidad, en sectores históricamente masculinizados.
El futuro farmacéutico no solo dependerá de nuevos medicamentos o vacunas, sino también de infraestructura capaz de sostener sus condiciones críticas sin comprometer el entorno. Los aires acondicionados del pasado ya no tienen cabida en un mundo que exige precisión y conciencia climática.
La refrigeración, entendida como parte de la solución y no del problema, puede ser un actor central en la agenda ambiental y tecnológica. En tiempos de crisis energética, cambio climático e inequidad en el acceso a la salud, enfriar con propósito se convierte en una declaración de principios.
Y en esa batalla, la industria farmacéutica no puede quedarse atrás.