Colaborador Invitado

La política de la energía en la nueva era del T-MEC

La política energética de la administración Trump, centrada en aumentar la producción de petróleo y gas, podría influir en los mercados energéticos internacionales, afectando los precios y la competitividad de las exportaciones mexicanas.

En estos tiempos de política volátil en la cual se agudizan las viejas rencillas nacionalistas dentro de los países que conforman la región norte del continente americano surge una nueva polémica, con sabor a antaño, la política energética, la cual la pudiéramos comparar, en términos coloquiales del pancracio, como los rudos (Trump) contra los técnicos (Biden), es decir las energías sucias o fósiles contra las energías limpias o renovables.

Durante la primera administración de Donald Trump (2017-2021), se observó una clara preferencia por las energías fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón. En contraste, las energías renovables enfrentaron desafíos significativos. La administración Trump buscó desmantelar regulaciones ambientales y reducir incentivos para las energías limpias, lo que generó incertidumbre en el sector. Sin embargo, a pesar de estas políticas, el mercado de energías renovables en Estados Unidos mostró resiliencia, impulsado por factores económicos y la demanda de ciertos estados y corporaciones que continuaron apoyando la transición energética, esto mayormente durante la administración de Biden.

Con el inicio de la segunda administración de Trump, se ha destacado la retórica en la cual se piensa implementar medidas que refuercen el apoyo a las energías fósiles y limiten el desarrollo de las energías limpias. Entre estas acciones se incluyen la suspensión de préstamos federales destinados a proyectos de energía limpia, afectando iniciativas de energía eólica, solar y vehículos eléctricos. Además, se está fraguando un plan que tenga como resultado la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París y la promoción agresiva de la extracción de combustibles fósiles.

La actual administración republicana ha dejado claro su enfoque en fortalecer la producción y exportación de petróleo y gas natural, buscando alcanzar lo que denomina “dominancia energética”. Esta estrategia podría limitar las oportunidades para el desarrollo de energías limpias en dicho país. Sin embargo, es importante destacar que las tendencias globales y las decisiones de actores privados y estatales dentro de Estados Unidos pueden continuar impulsando las energías renovables, aunque enfrentando un entorno federal menos favorable que el que Biden apoyaba.

En México, el sector energético es una parte fundamental de la economía. Las energías fósiles, particularmente el petróleo, han sido históricamente una fuente significativa de ingresos para el país. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un creciente interés y desarrollo en el sector de energías limpias, aprovechando los abundantes recursos solares y eólicos del país.

No obstante, la dependencia histórica de México respecto a los ingresos petroleros sigue siendo significativa. Las fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo impactan directamente en la economía mexicana, afectando variables como el tipo de cambio y los ingresos fiscales.

Por ejemplo, durante el periodo de enero a mayo de 2021, los ingresos petroleros de México aumentaron significativamente en comparación con el mismo periodo de 2020. Según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), los ingresos petroleros registraron un crecimiento real del 59.8% en los primeros siete meses de 2021 en comparación con el mismo periodo de 2020.

La política energética de la administración Trump, centrada en aumentar la producción de petróleo y gas, podría influir en los mercados energéticos internacionales, afectando los precios y la competitividad de las exportaciones mexicanas. Además, cualquier cambio en las políticas comerciales entre Estados Unidos y México, especialmente en el sector energético, podría tener implicaciones económicas para ambos países.

La preferencia de la administración Trump por las energías fósiles presenta desafíos importantes para el desarrollo de las energías limpias, tanto en Estados Unidos como en México. Para el país, diversificar su matriz energética y reducir la dependencia del petróleo no solo es una estrategia ambientalmente responsable, sino también económicamente prudente para mitigar los posibles riesgos asociados a la volatilidad del mercado de hidrocarburos.

Podremos decir con toda certeza que estamos frente a la tercera caída de una lucha a dos de tres caídas, en la cual la primera caída los rudos y sus energías fósiles fueron victoriosos, aunque en la segunda caída, los técnicos y las energías renovables, con gran apoyo de la comunidad internacional se adjudicaron la segunda caída. Esperemos poder lograr, bajo el contexto de las políticas de comercio exterior, un escenario para que los usuarios de dichas energías (fósiles o limpias), se puedan ver beneficiados, eso sí, sin perder de vista el respeto al medio ambiente.

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