Colaborador Invitado

Poco diálogo económico de alto nivel

México no es solo hoy el principal proveedor de Estados Unidos, sino también uno de los tres países con quien tienen mayores fricciones comerciales.

Consultor en Políticas Públicas y Comercio Exterior

Cuando en septiembre del 2021 se anunció el relanzamiento del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) entre México y Estados Unidos, la intención del presidente Biden fue contar con un foro en el que los secretarios del gabinete económico de ambos países pudieran generar proyectos bilaterales que contribuyan al crecimiento económico sustentable de América del Norte, de manera de convertirla en la región más competitiva del mundo y enfrentar los retos de China. Al cumplir con este objetivo, también se lograría generar empleos permanentes y bien pagados que ayudarían a reducir la pobreza y la desigualdad en México, y sería un elemento estratégico para mitigar la migración proveniente de centro y Sudamérica. Pero la reunión del pasado viernes dejó muchas dudas sobre el futuro del grupo.

La agenda y el lenguaje del DEAN reflejan las prioridades económicas del gobierno de Biden. Su reunión ministerial busca ofrecer el marco necesario a los proyectos que fortalezcan la economía regional y atender los fenómenos económicos que puedan afectarla, como el cambio climático y la inmigración, y el T-MEC es el marco para su implementación. Los cuatro ejes de trabajo son: I) Generar un entorno económico estable, que fortalezca las cadenas de suministro y produzca otras nuevas; II) Promover el desarrollo económico sustentable y social del sur de México y Centroamérica; III) Garantizar las herramientas digitales para la prosperidad y seguridad cibernética; y IV) Incluir en la economía a sectores relegados como las mujeres, comunidades indígenas y la comunidad LGBTQ+ para contar con la fuerza laboral mejor preparada.

El DEAN no pretende ser una alternativa a los mecanismos de solución de controversias del T-MEC, de ahí que el maíz y la energía no formaron parte de la agenda del viernes. Ello no impidió que el jueves 29 se reunieran la embajadora Tai y la secretaria Buenrostro para revisar los problemas bilaterales y dar seguimiento a la reunión de los subsecretarios Alejandro Encinas y Jayme White del 21 de septiembre. De acuerdo con los informes del USTR, México no es solo hoy el principal proveedor de Estados Unidos –en buena parte por la reducción en las importaciones chinas– sino también uno de los tres países con quien tienen mayores fricciones comerciales.

Por la importancia estratégica del foro –y aunque no era un especialista en economía– era muy importante para Estados Unidos contar al inicio con la participación de Marcelo Ebrard, quien además de haber sido designado por el presidente Obrador como responsable de la relación con ese país, era considerado entonces como uno de los miembros del gabinete con mayor influencia en las decisiones de Palacio Nacional. Por ello, las dos primeras reuniones anuales del DEAN fueron presididas de manera conjunta por los secretarios de Economía y de Relaciones Exteriores de ambos países.

Sin embargo, y a diferencia de las dos primeras reuniones, en la conferencia de prensa del viernes –que inició casi con 90 minutos de retraso– no se emitió ningún documento conjunto y los secretarios se limitaron a hablar de manera muy general sobre la historia y los objetivos del DEAN. No se mencionaron los temas identificados en la evaluación publicada el 18 de abril, como el desarrollo de tecnologías limpias; la propuesta de aplicar en México normas internacionales para la regulación de dispositivos médicos; el apoyo de USAID a 28 mil granjeros en el sur de México; el seguimiento al programa “Elige el Original” lanzado por el IMPI o la implementación de los programas propuestos para mejorar la capacitación de la fuerza laboral en México.

Esta es una situación similar a la que ocurrió al final de la tercera reunión de la Comisión del T-MEC, el 7 de julio en Cancún, donde por primera vez desde la reunión inicial de la Comisión del TLCAN en 1994, no se emitió un comunicado conjunto al final de la reunión. Los tres países tardaron una semana en negociar el comunicado conjunto, donde no se informó de avances importantes en los pendientes de la agenda.

Más allá de las desavenencias entre los funcionarios, es indispensable que las autoridades definan el papel de las empresas mexicanas en los proyectos sobre semiconductores propuestos por Estados Unidos, que cuenta con la Ley para Reducir la Inflación (IRA) y con otros mecanismos para impulsar y subsidiar a las empresas de ese país. Este es otra oportunidad que se abre para nuestra economía, pero cuyos detalles están en el aire y de la que pueden beneficiarse otros países.

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