Colaborador Invitado

El empoderamiento del colaborador como un compromiso de inclusión

Cuando resolvemos problemas de nuestra propia comunidad de índole social, el clima de negocios y su certidumbre encuentra mejores resultados.

Julio Escandón, director general de Grupo Financiero BASE

Por muchos años las organizaciones financieras han sido entendidas y concebidas como entes fríos, más preocupadas por el negocio y que poco han aportado a la inclusión y a la promoción de un crecimiento más sostenible.

Con el afán de sumar a este cambio de paradigma, nuestra organización, a través de nuestros líderes, fuimos los primeros convencidos de que es necesario transitar a nuevos estadios y ser un ejemplo de nuestra transformación, para dar paso a un liderazgo consciente, propositivo y positivo.

Desde hace cinco años, cuando nos consolidamos como Grupo Financiero  tomamos la decisión de empoderar a nuestros colaboradores, desde una inquietud orgánica, que nos ha permitido transitar hacia un capitalismo social y de valores compartidos.

Hoy, además de mantener un negocio rentable en nuestra misión por apoyar al comercio internacional y a las tesorerías de las empresas, hemos mejorado las condiciones de nuestra comunidad, y confirmado con nuestra propia experiencia, que las acciones con enfoque responsable son capaces de mejorar la rentabilidad de una organización, pero también de permear en todo un sector, como el financiero y la sociedad.

Hemos detectado que cuando resolvemos problemas de nuestra propia comunidad de índole social, el clima de negocios y su certidumbre encuentra mejores resultados y oportunidades que dan paso a un círculo virtuoso.

El abono que imprimen nuestros colaboradores a este objetivo no podría entenderse ni concebirse sin el empoderamiento de ellos, el cual se describe a partir de su involucramiento en temas de responsabilidad social corporativa, la cual ha cambiado la manera en la que nos relacionamos como organización, llevamos nuestra convivencia y parte de nuestra cultura corporativa actual.

De tal manera que su exigencia hacia nuestra actividad empresarial está guiada por sus valores, y encuentra compromiso con el trabajo digno y en el respeto a la diversidad de las personas y las ideas.

En 2016, después de consolidarnos como Grupo Financiero dimos paso a una reestructuración de la visión, misión, los objetivos, los valores y principios del banco y buscamos trabajar con mayor consciencia, dando paso a la generación de nuestro manual de cultura.  En ese camino han surgido grandes iniciativas desde uno de nuestros programas más maduros, Together, del cual ya se desprenden más de 50 proyectos, los cuales nos han trasladado a nuestra etapa actual, la de dar los primeros pasos para moldear nuestro paraguas ESG.

En esta reinvención repensamos y repasamos BASE y el para qué fue creado. Y, en este autoanálisis ha sido clave definir nuevos destinos para transitar hacia ellos de forma más tersa y ordenada.

La Integración de estos principios ha formado una nueva generación de líderes que enmarcan sus acciones (obras de caridad, esfuerzos de beneficencia y acciones cívicas) en la conceptualización y definición de nuestra política corporativa. Temas que hoy están al mismo nivel de importancia que los relacionados con nuestro desempeño financiero.

El activismo de nuestros accionistas sobre asuntos no financieros, sin duda,  ha ayudado a transitar a este capitalismo social, en el que hoy estamos dispuestos a aumentar nuestra supervisión de impacto social y ambiental.

Tenemos claro que las empresas deben existir por razones que trascienden a las ganancias. De este modo, la rentabilidad financiera se ha convertido en un medio para aterrizar nuestra visión como compañía, y no en un fin en sí mismo particular.

Ya no es una opción que los temas de sostenibilidad deban estar inmersos en una organización como la nuestra, y formen parte de nuestra estrategia corporativa de forma integral.

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