Gilberto Macías, representante de Yara México
Es esencial repensar nuestro lugar en el planeta, reconocer el impacto que tienen nuestras acciones que generen un impacto positivo de cara al futuro de la vida en la Tierra
Cada vez más personas están cambiando sus hábitos para disminuir su huella de carbono en el planeta. Sin embargo, estos cambios deben de ser cada vez más amplios sobre todo en sectores esenciales como la agricultura que es la actividad primaria de mayor impacto en el sistema económico, ya que es fuente de 5 millones 407 mil empleos, representando el 9.24 por ciento de nuestra economía(1) y siendo clave para la seguridad alimentaria, además de que, si se trabaja a conciencia, puede ayudar a conciliar los efectos del cambio climático.
Sin embargo, debido a la sobreexplotación de los recursos naturales, prácticas dañinas y malos hábitos de consumo, en ocasiones la agricultura puede generar grandes estragos en la condición ambiental ya que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del sector agrícola representan el 13.5 por ciento de las emisiones totales(2).
Es aquí donde la educación ambiental toma relevancia, ésta puede permitirnos aprender de errores y malas prácticas y mejorar los procesos de producción, incrementar rendimientos, disminuir uso de insumos y de esta manera construir soluciones sustentables.
Este es un tema esencial, sobre todo si consideramos que el futuro se basa en la agricultura regenerativa, una práctica que está hoy dando pasos agigantados y que apunta a convertirse en esencial para el mundo.
¿En qué consiste? Básicamente en la rehabilitación del suelo para poder aumentar su resistencia a la erosión, manteniéndolo productivo por un mayor tiempo. Ello permite, entre otras cosas, evitar la expansión agresiva a nuevas áreas.
Es importante destacar que en la región de América Latina y El Caribe existen más de 15 millones de agricultores(3) que pueden ser protagonistas en la seguridad alimentaria y el combate al cambio climático.
La idea es que, con apoyo de la educación ambiental, puedan reconocer y comprender los beneficios del almacenamiento de carbono en los suelos, la conservación de la diversidad y las mejoras que puede traerles la filtración del agua, la implementación de prácticas de agricultura regenerativa y el uso de tecnologías y nutrientes positivos para la naturaleza.
Todos estos avances en agrobiotecnología consideran los principios ambientales y son un soporte en busca de una mejor calidad de vida, expandiendo las oportunidades de desarrollo económico y social, sin comprometer la productividad y la rentabilidad.
Las técnicas que mejoran las áreas de cultivo son variadas, ejemplo de ello son: el uso de nutrientes positivos para la naturaleza, el manejo de rebrotes o evitar la quema, el uso de sistemas de riego como el fertirriego para reducir el consumo del agua, la reforestación, cultivos de cobertura, entre otros.
Es importante destacar que, tanto empresas como organizaciones, han comenzado a invertir en prácticas sostenibles, echando mano de la digitalización para interpretar datos que contribuyan al incremento de la productividad del campo y la disminución de su huella de carbono.
A través de la educación ambiental es posible promover que la agricultura regenerativa es necesaria en México. Además de difundir su aplicabilidad, es importante formular incentivos económicos acompañados de políticas públicas para los agricultores interesados en aplicar este tipo de prácticas en sus tierras.
En el marco del Día de las Legumbres (10 de febrero), que son clave para la seguridad alimentaria y para el combate al cambio climático, dado su poder fijador de nitrógeno atmosférico en los suelos(4), refrendamos el compromiso con la educación ambiental, brindado capacitaciones sobre prácticas sustentables en el campo, impulsando soluciones de nutrición positivas para la naturaleza, y promoviendo innovaciones que ayuden a los agricultores a cuidar del suelo, la biodiversidad y la calidad del agua.
Aún es amplio el trabajo que debemos hacer en este tema, sin embargo, los pasos se están dado, por lo que es momento de reforzar la labor e impulsar el cambio, nuestros productores y el planeta lo agradecerán.
(2) https://www.fao.org/climatechange/16615-05a3a6593f26eaf91b35b0f0a320cc22e.pdf
(3) Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, 2023 (Día Mundial de la educación Ambiental).