Colaborador Invitado

Las consultas se descarrilan

Es evidente que hay una radicalización efervescente en el equipo de México y que la luz en el túnel son los faros de una locomotora que, a todo vapor, se embiste contra nosotros.

Miriam Grunstein, senior partner en Brilliant Energy

Las mismas reglas del T-MEC impiden que nos enteremos del estado de las negociaciones entre Canadá, Estados Unidos y México. Pese a que esa nocturnidad no es congruente con los principios del “Gobierno Abierto”, es de entenderse que, de hacerse público lo que ahí se dice, una filtración mal encauzada podría descarrilar ese tren, cuyo destino es cada vez más ignoto. Sabemos, por lo menos, que se alargó el periodo mínimo de negociaciones, lo cual es bueno pues mientras persista el diálogo perdura la esperanza de llegar a un acuerdo.

Para las empresas privadas –y sus defensores– hubo un instante de aliento al destrabarse algunos permisos en la CRE, pese a la afirmación desconcertante de la comisionada Leticia Campos, sobre que algunos se aprobaban sin estar satisfechos los requisitos legales. Para México, tan malo es que se otorguen sin cumplir con la ley, como que se atasquen en violación a ella. Pero que en todo caso, salieran del regulador parecía un brote de conciliación, o de presión, según se interprete.

En los últimos días, sin embargo, ha habido una fuga de funcionarios involucrados en las consultas que dice mucho más que cualquier escape de información. Más aún, se trata de personas ajenas a Morena, quienes, por afinidades incomprensibles, como en el caso de Clouthier, o por méritos técnicos, al referirnos a Luz María de la Mora, se sumaron a la Cuarta Transformación. Sobre la salida de Tatiana se especula que se separó voluntariamente; mientras que de Luz María se afirma lo contrario. Sean cuales fueren las razones de su marcha, es evidente que hay una radicalización efervescente en el equipo de México y que la luz en el túnel son los faros de una locomotora que, a todo vapor, se embiste contra nosotros.

Mientras esto sucede, se ha dicho que Rocío Nahle no se mueve ni un milímetro de su postura. Esto indica que la secretaria de Energía prefiere que México se embista contra un portentoso tren a virar el rumbo de las vías. Clouthier vio la locomotora encima y prefirió saltar antes de ser arrollada, pero se suma a la “porra” mientras nos lleva “La Bestia.” Aunque hay dudas sobre las razones de la ruptura con De la Mora, hay certeza de que es una mujer sólida y hasta cierto punto, flexible. Detrás de sus tablas, hay muchos años en la función pública, en particular en materia económica y comercial donde más ha dado luces. De su flexibilidad habla que se haya unido a la 4T cuando fue parte de gobiernos disímbolos, en cargos altos. Uno de los aciertos de este gobierno fue haberla puesto al frente de estas negociaciones tan técnicas como jabonosas; y es muy improbable que haya resbalado por incompetente, en todo caso, habrá sido por incómoda. Sus zapatos ahora los calza Alejandro Encinas Nájera, ahora subsecretario de Comercio Exterior. Ojalá los llene o no habrá para dónde salir corriendo.

Otro muy mal augurio en contra de un acuerdo con Estados Unidos y Canadá, fue el anuncio reciente de Adán Augusto de que, sumando priistas, con quienes hay “temas en común,” revivirán la reforma eléctrica. Ahí vamos, en una patineta, de bruces contra la locomotora que viene fuerte y derecha. Desde Gobernación, la manzana de Adán es de concordia interna, pero sí de discordia con nuestros socios comerciales.

Ojalá estos políticos entendieran que el T-MEC, al contrario de los acuerdos que entre ellos pactan, no puede cumplirse o romperse según convenga. Los convenios comerciales internacionales son ley, forman vínculos tan firmes como las vías que conducen transacciones más cuantiosas que el PIB total de Burundi. No hay que minimizar lo que podría suceder al país ante semejante choque de fuerzas. México podría quedar despachurrado; Estados Unidos y Canadá, en cambio, se llevarán su golpe y seguirán su curso.

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