Colaborador Invitado

¿United Colors of America?

En el Censo 2020 de los EU se observó que mientras la población latina se incrementó en 10 millones de personas que hace 10 años, también hay 5 millones de blancos menos que en 2010.

Guido Lara, CEO Founder LEXIA Insights & Solutions

Los datos del Censo 2020 han contado casi 332 millones de personas viviendo en los Estados Unidos.

Aquí vivimos hoy 62 millones de latinos (18.2 por ciento del total de la población). Si fuéramos un país, sólo México tendría más población de habla hispana, seríamos más numerosos que países medianos como España, Colombia, Argentina, Perú o Venezuela.

El crecimiento de la población latina es sistemático e imparable, hoy viven aquí 10 millones de personas más que hace 10 años.

Este crecimiento contrasta con la principal noticia que han destacado los medios: por primera vez desde 1790 hay un declive en el número de personas de raza blanca.

Hoy hay 5 millones de blancos menos que los que había en 2010. Existen muchas explicaciones para este fenómeno, siendo las principales el aumento de fallecimientos por la terrible mortalidad causada por la adicción a opiáceas y que los millenials blancos tienen menos hijos que las generaciones anteriores.

Es relevante resaltar que el censo cuenta a las personas según “etnicidad” y “raza”. En el cuestionario utilizado para recopilar la información, primero se pregunta por etnicidad y luego por raza.

La pregunta sobre “etnicidad” está quirúrgicamente diseñada para identificar a la población de origen hispano, latino o español (textualmente menciona estas tres opciones). En lugar de etnicidad podría llamarse de latinidad o hispanidad, pues ningún otro origen étnico es incluido en el cuestionario: Ser o no ser hispano, esa es la cuestión.

Si la persona dice ser hispana se le abren cuatro opciones. La primera es si se identifica como mexicano, mexicoamericano o chicano. La segunda como portorriqueño, la tercera como cubano y la cuarta menciona estas posibilidades: salvadoreño, dominicano, colombiano, guatemalteco, español, ecuatoriano, etc.

A esta primera división de la población entre hispana y no hispana le sigue la pregunta por la raza. Aquí las opciones que se presentan son cinco: Blanca, negra, indígena de las Américas / nativo de Alaska, asiática u otra (abierta).

Una vez llenada esa casilla se sugiere que se detalle el “origen” de la persona. Pregunta que en sí misma es una declaración de hechos de que Estados Unidos es una nación de inmigrantes.

Para la Oficina del Censo, ser hispano no es una raza, lo cual explica la pregunta inicial sobre etnicidad.

Para la raza blanca los “orígenes” mencionados en el texto del cuestionario son alemán, irlandés, inglés, italiano, egipcio, libanés, etc. Hay espacio en blanco para muchas otras respuestas sobre el origen, incluyendo desde luego las de mexicano, español, hondureño, etc., pues el cuestionario no habla de una raza “brown”, algo muy usado en el discurso social, pero que no tiene cabida en las casillas del censo.

Para la raza negra, las opciones mencionadas son afroamericano, jamaicano, haitiano, nigeriano, etíope, somalí, etc.

Para la raza de las Américas o nativa de Alaska, las opciones sugeridas son una verdadera capirotada: navajo nation, blackfeet tribe, Maya, ¡Azteca!, native village of barrow Inupiat traditional government, nome eskimo Community, etc.

Para la raza asiática (en México diríamos “amarilla”) no hay opciones sugeridas sino casillas con las siguientes denominaciones: china, vietnamita, filipina, coreana, samoana india, japonés, nativo hawaiano, chamorro y otras asiáticas (ej. paquistaní, camboyano, hmong, etc.) y otras de las islas del pacífico (tongano, fiyiano, de las Islas Marshall, etc.)

Y al final una pregunta que simplemente deja abierta la posibilidad para señalar alguna otra raza.

Hay que destacar que las personas llenan el censo o contestan a sus preguntas usando su propia subjetividad y autopercepción. Las personas son libres de llenar o contestar más de una casilla sobre la autoadscripción a una o más razas.

En este sentido es significativo observar que el número de estadounidenses que se autodenominan multirraciales se ha más que triplicado en los últimos 10 años, pasando de 9 a 34 millones. Esto nos permite ir viendo el crecimiento de una sociedad que cada vez más empieza a verse a sí misma como multirracial e integrada. Pero falta mucho, pues solo son un 10 por ciento del total.

Crecimiento relevante pero no suficiente para amortiguar los embates políticos y mediáticos que se dejarán venir con fuerza en los ciclos electorales del 2022 y 2024.

Las nubes negras están a la vista de todos. El crecimiento de la población hispana será utilizado por la minoría republicana para agravar y azuzar el resentimiento de la población de raza blanca.

Lamentablemente, el concepto que subyacerá en las acciones y mensajes de los republicanos será una vez más “Make America White Again”. Esto agravará tensiones en muchas arenas y atención México: tras advertencia no hay engaño.

Una sociedad que culturalmente trabaja muy apegada a los datos seguirá construyendo una conversación nacional, políticas públicas y redistritaciones electorales basadas en la raza.

Estados Unidos es, ha sido y será un país racista. No cambiará mientras siga haciendo estas distinciones para contar a su población.

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