Benito Solis

La competencia como mecanismo de fomento y control

Donde los mercados tienen mayor competencia hay mejores productos, menores precios y un nivel de vida más elevado para la población.

Los distintos gobiernos tienen como uno de sus principales objetivos lograr que los habitantes de sus países tengan acceso a diversos y abundantes productos de bajo precio y con buena calidad. Lo anterior les permite que mejoren sus niveles de vida, lo que se refleja en mayor bienestar y apoyo al gobierno en las elecciones. El caso de nuestro país no es diferente.

Para lograr lo anterior emplean diversos mecanismos como son producir los distintos bienes y servicios directamente (pero con frecuencia el gobierno es poco eficiente en este aspecto), imponer controles de calidad y de precios que por medio de inspectores aseguren que se cumplan (pero esto propicia corrupción), otorgar subsidios a los sectores que se quieren fomentar (lo que eleva el gasto público y, consiguientemente, los impuestos) y otros medios más.

Reiteradamente se ha comprobado que un mecanismo que permite obtener mejores productos, más abundante producción y menores precios es la competencia entre los distintos fabricantes y comerciantes. Esto es debido a que son los mismos compradores los que revisan los distintos bienes y servicios disponibles en el mercado y con su poder de compra premian o castigan a los distintos oferentes. Son los millones de consumidores los que constatan de manera continua quiénes son los que cumplen mejor con su función social de proporcionar los mejores servicios y bienes, de manera más eficiente y eficaz.

Aquellos que cumplen mejor con su función son premiados al vender más, tienen mayores ingresos y utilidades lo que les permite crecer; mientras que aquellos que son caros y de mala calidad venden menos e incluso quebrarán y saldrán del mercado. Por lo mismo, economías donde hay mercados de mayor competencia tienen mejores productos, de menores precios y un nivel de vida más elevado para la población.

Sin embargo, la competencia no aparece de manera automática como muchos piensan, sino que requiere de un entorno que propicie la aparición de un gran número de fabricantes y comerciantes que estén dispuestos a dedicar tiempo y recursos para surtir los bienes y servicios a los diversos consumidores. Es frecuente que se requiera la participación activa de los distintos gobiernos no para imponer controles, sino exactamente lo contrario, es decir para eliminar las distintas restricciones que existen para los nuevos oferentes.

Lo ideal sería tener mercados de competencia perfecta, siendo algunas de sus características las siguientes: 1) Que exista un número elevado de productores, lo que impide que puedan alterar el precio en los mercados; 2) los productos sean homogéneos; 3) haya libertad de entrada al mercado, tanto para los productores como para los consumidores; 4) exista movilidad de los factores de la producción; 5) que la información relevante sea completa y disponible para todos los participantes y 6) los consumidores no tengan el poder para influir sobre los precios. Un ejemplo de estos mercados son los de productos agrícolas, como son el frijol, el maíz y el tomate.

Sin embargo, existen otros mercados o sectores en donde hay pocos o solo un oferente o consumidor, lo que les da un gran poder sobre los precios. Un objetivo de los gobiernos debería ser fomentar una mayor participación, la eliminación de trabas al acceso para los distintos productores, abrir la economía a las importaciones y fomentar las exportaciones e incluso crear organismos de fomento a la competencia que destruyan monopolios y oligopolios.

En este sentido nuestro país ha avanzado en las pasadas décadas, pero todavía falta realizar un mayor esfuerzo. Basta ver a nuestro alrededor todos los monopolios públicos y privados que existen limitando nuestro acceso a los distintos bienes y servicios que podríamos tener a mejores precios. Qué bueno que el gobierno se proponga mejorar la calidad de vida de la población por medio del fomento a la competencia y no por medio de controles de precios y restricciones a los productores que logran el objetivo contrario.

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