No importa cómo se llame, pero el Golfo de México profundo debe ser explotado ya.
De acuerdo con cifras de Pemex Exploración y Producción, la parte mexicana del nuevo ‘Golfo de América’ contiene un potencial de casi 24 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalentes (pueden ser petróleo o gas), que representan 50 por ciento de los recursos prospectivos totales del país.
Sin embargo, los números no favorecen. México ha perforado 22 pozos en aguas profundas, de los cuales 13 tienen potencial productor, esto de acuerdo con un reporte de la Comisión Nacional de Hidrocarburo. A esta cifra habría que sumarle los más de 300 agujeros que Pemex ha llevado a cabo en aguas someras, de menos de 500 metros de profundidad, y de las cuales hoy obtiene gran parte de la producción petrolera del país.
A pesar de que actualmente existen los mecanismos para que esos recursos sean explotados por parte de México, ya sea solo a través de Pemex, o mediante empresas privadas, se considera inimaginable bajo la política nacionalista de la #4T.
El mayor avance en este sentido es el yacimiento Trión, que Pemex y Woodside Energy comparten por mera coincidencia geográfica en la parte profunda del golfo, que requiere una inversión de 10 mil millones de dólares, y sobre las cuales se han tenido las primeras reuniones de la administración actual a cargo de Víctor Rodríguez Padilla.
Sin embargo, es una realidad que el país no cuenta, por el momento, con los recursos necesarios para hacerle frente a un reto de este tamaño. Me refiero a devorar su parte del golfo.
Y es que el panorama no es alentador. Apenas el lunes se publicaron las cifras de producción petrolera al cierre de 2024. En diciembre se alcanzaron apenas 1.354 millones de barriles diarios, su nivel más bajo desde noviembre de 1978. Se necesita crudo, y más si se pretende echar a andar la estrategia de autosuficiencia energética que se inició desde el sexenio pasado, y que contempla la reducción a cero de las exportaciones de crudo, para enviarlo a las refinerías.
Del lado de Estados Unidos la historia es otra. En la parte norteamericana del ‘Golfo de Trump’ se han llevado a cabo más de 55 mil perforaciones, de las cuales más de 75 por ciento han sido en aguas profundas, mismas que aportan 95 por ciento de la producción total de la parte estadounidense.
Así que si de números se trata, el golfo sí es de Estados Unidos y podrían ponerle como quieran. Sin embargo, en el fondo no importa cómo se llame, el golfo no sirve de nada si no se explota ya.