Análisis sin Fronteras

Taco man

Veamos el desastroso intento de Donald Trump de imponer aranceles a todas las importaciones que ingresan a Estados Unidos.

“El que se enoja pierde”. Me encanta esta frase y con frecuencia recuerdo a mis estudiantes de maestría de la importancia de controlar las emociones durante los procesos de negociación, particularmente en el ámbito de seguridad nacional. Pero para el “Negotiator in Chief (Negociador en Jefe)”, Donald Trump, enojarse y expresar frustración extrema es una parte fundamental de las herramientas de negociación del presidente estadounidense.

Pero ¿qué tan efectiva es esta “estrategia” de negociación? Expresiones de enojo y de frustración, además de amenazas, podrían ser un intento de usar una estrategia de “bully” y amenazar infundiendo miedo para someter a líderes y gobiernos extranjeros.

Pero los exabruptos del hombre más poderoso del mundo se están traduciendo en críticas, cuestionamientos de la capacidad cognitiva y burlas reflejadas en las redes sociales, programas de comedia y las reacciones de funcionarios extranjeros. En lugar de fortalecer la posición de Trump, debilita su capacidad de negociar una nueva estrategia de aranceles con la mayoría de los países del mundo o mediar la guerra entre Ucrania y Rusia, o exigir que el gobierno de Irán abandone sus intenciones de obtener un arma nuclear.

Veamos el desastroso intento de Donald Trump de imponer aranceles a todas las importaciones que ingresan a Estados Unidos. Ustedes recordarán que el 2 de abril, el “Día de Liberación”, según Trump, se inició una caótica guerra comercial en contra de aproximadamente 160 países, asegurando que se llegaría a un acuerdo en cuestión de 90 días. Hasta la fecha, ningún acuerdo comercial se ha acordado y al contrario, desde que tomó protesta, el “Negociador en Jefe” ha cambiado su posición más de 50 veces su posición en diferentes aranceles, creando aún más confusión.

Y este caos y confusión está afectando el comercio global, y la economía estadounidense y el resto del mundo.

Estos vaivenes e indecisiones le han merecido a Trump un nuevo sobrenombre para describir su estrategia de negociación: “TACO”, que es un acrónimo en inglés que significa “Trump Always Chickens Out”, que se traduce como “Trump siempre se acobarda”) acuñado hace un mes por Robert Armstrong, del periódico Financial Times, un reflejo de que, cuando Trump amenaza, eventualmente se acobardará como una “gallina”.

El troleo en contra de Trump ha sido brutal, especialmente después de responder enojado y descontrolado en una conferencia de prensa, ante la pregunta de una periodista de su opinión de que lo llamarán TACO. “¿Me acobardo? Oh, nunca he oído eso. ¿Quieres decir porque reduje China del 145 por ciento que establecí al 100... y luego a otro número”. Defendió además el posponer una vez más, hasta el 9 de julio, la imposición de aranceles, del 50 por ciento sobre sobre las importaciones de la Unión Europea. “Tú llamas a eso acobardarse. (…) Se llama negociación”, declaró un furioso y descompuesto Trump.

Y la decisión de esta semana del Tribunal de Comercio Internacional que dictaminó que los aranceles de Trump eran ilegales por excederse en sus facultades como presidente, debilitó a Trump para exigir acuerdos. Y a pesar de la apelación en curso, el “mega” berrinche que hizo el presidente en contra del Tribunal, en un mensaje publicado en “Truth Social”, reconfirma la estrategia de gobiernos alrededor del mundo, especialmente los Chinos, de posponer cualquier acuerdo hasta que se defina qué tanta autoridad legal tiene Trump de detonar una guerra arancelaria.

La reacción de Vladimir Putin esta semana ante otro ataque encolerizado de Trump fue brillante. El presidente de los Estados Unidos había declarado ante un grupo de periodistas su desesperación de que su contraparte rusa continuara atacando a Ucrania, “¿Qué demonios le ha pasado? Está matando a un montón de gente”. Trump llamó a Vladimir Putin de “absolutamente loco”, a pesar de que “siempre he tenido una muy buena relación con Vladimir Putin, pero algo ha ocurrido”, exclamó desesperado.

El gobierno ruso, a través del portavoz de Putin, Dmitry Peskov, y señaló que hay una “sobrecarga de emociones de todos los involucrados y de reacciones emocionales”, agradeciendo a Trump por su labor de fomentar las negociaciones con Ucrania: “Por supuesto, el inicio del proceso de negociación, por el que la parte estadounidense hizo un gran esfuerzo, es un logro muy importante y estamos realmente agradecidos a los estadounidenses y personalmente al presidente Trump por su ayuda en la organización y el lanzamiento de este proceso de negociación”.

Los rusos indirectamente están declarando “histérico” a Trump, y obviamente son indicios del poco respeto de Putin a los esfuerzos de Trump de detener la guerra en Ucrania. Estas expresiones descontroladas del mandatario estadounidense están debilitando su capacidad de negociar.

En la Era Trump el que se enoja y hace berrinches, pierde.

COLUMNAS ANTERIORES

Declarando la guerra demasiado tarde
Desvisados

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.