Vaya mensaje de despedida que dejó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en torno a la amenaza que representa el arribo de Donald Trump y la oligarquía que lo respalda a la presidencia del país más poderoso del orbe.
Las advertencias de Biden son tan relevantes para el frágil equilibrio de la paz mundial, los derechos de la población y la democracia, que se convierten en un llamado para todos, no solo para los norteamericanos, sobre el peligro que se corre a partir del 20 de enero, con la asunción al poder del magnate inmobiliario.
No solo a México le ha tocado recibir los ataques de Trump, sino prácticamente a todos los gobiernos que de alguna manera representan un dique de contención a sus anhelos expansionistas. Así, desde China, Europa y hasta sus socios comerciales más relevantes como nuestro país y Canadá han sido vilipendiados con su lengua viperina.
En este contexto, diremos que el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrentará su mayor reto ante Trump y su cofradía; por ello, se requiere no solo declaraciones y chistoretes sin sentido, sino toda una estrategia de Estado, en donde debemos confluir todos para cerrar filas en torno a esta amenaza mundial.
La Presidenta no ha entendido que con su discurso beligerante y partidista para dividir y polarizar a los mexicanos, tal como hiciera su antecesor, no abona en nada para, en primera instancia, salir de la crisis nacional y, luego, frenar al ‘monstruo de las mil cabezas’ que se cierne sobre los mexicanos y buena parte del planeta.
La pretensión de Trump no es desbaratar el acuerdo comercial, el T-MEC, sino manejarlo a su antojo, con sus reglas y su visión expansionista para enfrentar a China, Rusia y al resto de los países del orbe que no están alineados a sus locuras.
El presidente Joe Biden utilizó su discurso de despedida a la nación el miércoles para advertir sobre una “oligarquía” de los ultrarricos que echa raíces en el país, y sobre un “complejo tecnológico-industrial” que infringe los derechos de los estadounidenses y el futuro de la democracia.
La concentración de poder y riqueza entre unos pocos se convierte en la mayor amenaza para la humanidad, luego de las armas nucleares, y ello, de suyo, obliga a establecer nuevas alianzas geopolíticas en el mundo para enfrentar tal peligro.
Desde los francmasones hasta los illuminati se nutren de las leyendas urbanas en torno a sus integrantes que buscan el poder hegemónico para satisfacer sus intereses; bueno, eso dicen las teorías conspirativas. Algunas, ciertamente, sin fundamento, pero otras están basadas en hechos reales y si a eso le agregamos que el mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advierte sobre la oligarquía de superricos que pretende enquistarse en el poder de EU en detrimento de los derechos fundamentales de la población, pues en menudo lío está la humanidad.
Las declaraciones expansionistas de Trump en torno a apropiarse de Groenlandia o de convertir a Canadá en el estado 51 de la Unión Americana son en serio, y tienen que ver con esa visión de establecer un gobierno global en el mundo comandado por él y su grupo.
“Hoy, una oligarquía de riqueza extrema, poder e influencia está tomando forma en Estados Unidos que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicas, y a una oportunidad justa para que todos progresen”, dijo Biden, llamando la atención sobre “una peligrosa concentración de poder en manos de unas cuantas personas ultrarricas. Consecuencias peligrosas si no se controla su abuso de poder”.
Con advertencias similares a las del presidente Dwight D. Eisenhower sobre el complejo militar-industrial cuando terminó su mandato, aseveró: “Estoy igualmente preocupado sobre el posible surgimiento de un complejo tecnológico-industrial que también podría representar verdaderos peligros para nuestro país”.
El demócrata recomendó a la población mantenerse alerta en lo referente a sus libertades y a las instituciones durante una turbulenta era de rápidos cambios tecnológicos y económicos.
No le falta nada a la oligarquía que gobernará en Estados Unidos. Ostentan el poder económico, tecnológico y, por supuesto, el político.
“Es cierto que los illuminati están rodeados de fantasía, pero cuando se separa realidad de ficción, creo que hay pruebas que demuestran que se trata de un grupo real que continúa extendiéndose hoy en día”, advierte Mark Dice, autor de The Illuminati: Facts & Fiction, libro sobre esta organización clandestina.