Para muchos jaliscienses era mejor que hubiera ganado Claudia Delgadillo, candidata de Morena y rémoras, la elección a gobernador de Jalisco y no Pablo Lemus, quien por las primeras decisiones tomadas, como los nombramientos de su gabinete, comenzó con el pie izquierdo, lo que pone en riesgo que Movimiento Ciudadano siga gobernando en la entidad.
Cierto, hay matices que diferencian a Enrique Alfaro de Lemus, sobre todo en el ejercicio de la política, ya que mientras el primero pretendió comandar un movimiento de ruptura con la Federación, Lemus se ha reunido con la presidenta Sheinbaum y con miembros de su gabinete, aunque el desaire a la toma de protesta por parte del oficialismo llamó la atención de propios y extraños.
El caso es que gobernar la cuarta entidad más relevante del país en materia de desarrollo económico y otros indicadores no será fácil, sobre todo porque padecen serios problemas que se agudizaron en la anterior administración, como el incremento de los índices delictivos, el deterioro de la infraestructura urbana y vías de comunicación; al tiempo que se mantiene la amenaza de que la zona metropolitana de Guadalajara padezca de una grave sequía y de un aumento de la polución con el impacto en la salud de los habitantes.
El tema de la movilidad y del transporte público también padece de grandes rezagos y tarifas altas que no son proporcionales al servicio prestado, y ello se explica por la corrupción que prevalece en la Secretaría de Transporte, en donde fue ratificado Diego Monraz Villaseñor, no obstante que existen diversas imputaciones sobre la simulación que prevalece, por ejemplo, en los procesos administrativos en torno a las licitaciones públicas y adjudicaciones directas, en las cuales y en la mayoría de ellas, se presentan diversas empresas que están amafiadas entre ellas a través de prestanombres e interpósitas personas, para ganar las licitaciones citadas.
La contralora del estado, María Teresa Brito Serrano, también será ratificada por tercera ocasión por el Congreso local y ello, de suyo, levanta un tufillo de sospechosismo al mantener a este personaje en tan delicada área.
Arrancar con el pie izquierdo implica mayor esfuerzo para recomponer el camino, sobre todo en tiempos en que el gobierno de la 4T y Morena buscarán desplazar a Movimiento Ciudadano del poder en la entidad, y a su gobernador lo tendrán en la mira rumbo a la revocación de mandato.
Jalisco vive una crisis de desaparecidos, al posicionarse a nivel nacional como el estado con más personas desaparecidas en México.
16 mil desaparecidos, más de 200 feminicidios al año, una deuda pública de más de 30 mil millones de pesos y un sistema hídrico inservible son solo algunos elementos que conforman la herencia maldita que dejó Enrique Alfaro y que tendrá que revertir Pablo Lemus.
Veremos qué tanto avanzan las promesas del mandatario al contrastarlas con la cruda realidad.
Una de las primeras acciones de Lemus fue el instalar el Consejo de Seguridad Interinstitucional, que busca precisamente abatir o por lo menos contener el crecimiento de los índices delictivos.
El mandatario afirmó que gobernará para todos, sin distingos partidistas, orientado siempre a resultados y eso lo veremos porque los legisladores de Morena se han quejado de maltrato de los dos gobernadores de extracción emecista.
No se puede concebir un nuevo gobierno con prácticas establecidas por su antecesor y, en ese sentido, se aprecia que Lemus le dará continuismo a la mayoría de los programas de gobierno que se implementaron en la anterior administración.
El horno no está para bollos y gobernar una de las entidades más relevantes del territorio nacional merece un compromiso ineludible con los jaliscienses, por encima de los pactos de amigos que hayan hecho Alfaro-Lemus y que se observa en la ratificación de varios compinches de Enrique y de encubrir diversos ilícitos que estarán saliendo a la luz pública en las próximas semanas.
En momentos en que se carece de una oposición cohesionada y fortalecida a nivel nacional, Movimiento Ciudadano padece de una renovación de sus cuadros a nivel nacional y en particular del Grupo Jalisco, aunque, debemos decirlo, la bota de Dante Delgado se observa en el sometimiento que prevalece entre sus principales cuadros regionales.
Cierto, hay grandes personajes de renombre nacional en sus filas, como Luis Donaldo Colosio Riojas; sin embargo, si se dan el lujo de dilapidar su capital político como ya sucede en Nuevo León y ahora en Jalisco, pues poca cosa harán en los comicios intermedios del 2027.