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Sexoservidoras reclaman apoyos incompletos al gobierno de la CDMX

Ante la falta de clientes en la calle por el COVID-19 el trabajo sexual ha tenido que mudar a las redes sociales con venta de videos, packs y videollamadas.

Ante la falta de clientes en la calle por el COVID-19 el trabajo sexual ha tenido que mudar a las redes sociales con venta de videos, packs y videollamadas.

El servicio a domicilio fue una opción que Yaz tomó para poder tener ingresos en medio de la pandemia, en esta modalidad ella ha dejado las reglas muy claras: no dará besos, no se atenderán a personas con síntomas, se tienen que lavar las manos, los dientes, colocarse gel antibacterial y bañarse juntos antes de recibir el servicio.

Randy, al igual que Jaz es trabajadora sexual, menciona que a raíz de la contingencia ella y muchas de sus compañeras se han quedado sin trabajo, además del cierre de los hoteles y moteles señala que muchas viven al día y con lo que generaban podían rentar un cuarto de hotel para dormir, ya que no todas cuentan con un hogar donde hacerlo.

Ambas forman parte de la iniciativa "Haciendo Calle". Se han reunido cerca de la alcaldía Cuauhtémoc para recibir donaciones y repartir un poco de comida a sus compañeras que llegan. El ánimo entre ellas no desiste, pero la incertidumbre es notoria.

"Sino trabajamos, no podemos pagar la renta, comprar comida", dice Randy, mientras también menciona que tienen que seguir resistiendo y que no les queda más que hacer una demanda específica al gobierno pues, considera que no les está dando soluciones satisfactorias.

El 1 de abril en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México se anunció que las actividades no esenciales se suspenderían, entre ellas se encontraban los establecimientos de hospedaje. Por lo cual, sin previo aviso, para las trabajadoras sexuales, en medio de la lluvia la noche del 2 de abril decenas de ellas fueron sacadas de los hoteles en los que se encontraban laborando o pasando la noche.

Desde el momento en que fueron echadas a la calle empezó su andar de incertidumbre y falta de recursos ante el coronavirus. Esther, quien es trabajadora sexual, estuvo en ese momento con sus compañeras que quedaron a merced de la intemperie, dice: "hacía frío, llovía y no se podían quedar a dormir en la calle". Ante la propuesta de las trabajadoras sexuales de cerrar vialidades la alcaldía Cuauhtémoc les habilitó un albergue en el deportivo de la misma demarcación.

Esther recorrió las calles aledañas en una camioneta para buscar a más compañeras que hubiesen sido echadas de los hoteles y no tuvieran dónde quedarse. El resultado fueron 60 personas durmiendo en el espacio que les habían prestado tras ser desalojadas sin previo aviso y no tener dónde dormir más que en la intemperie.

Pero el apoyo de dónde pasar la noche duraría solo dos días. A la fecha desde que cerraron los hoteles y han visto el trabajo prácticamente en ceros ha sido un andar de promesas incumplidas. La Asociación Brigada Callejera estima que por lo menos en la Ciudad de México se tiene registro de 70 mil trabajadoras sexuales.

En plena fase 3 de la pandemia es muy común ver un letrero que se repite en las fachadas de los hoteles de la Ciudad: cerrado por contingencia. La mayoría de las entradas de estos lugares impactan al ser vistos, pues las puertas se encuentran tapiadas con un bloque de madera.

A través de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, a las trabajadoras sexuales afectadas por la pandemia y la falta de ingresos se les prometió una ayuda monetaria. El acuerdo, relata Elvira Madrid, presidenta de la Brigada Callejera, fue lo equivalente al seguro de desempleo sin embargo, esto no sucedió. Pese a que la Brigada realizó el trabajo de recolección de datos y armado de un padrón para tener la información de cada trabajadora se han tenido incumplimientos y retrasos en la entrega de la ayuda.

El acuerdo original con la titular de la Secretaría de Gobierno de la CDMX fue un apoyo durante 6 meses. Las primeras tarjetas fueron entregadas el sábado 4 de abril, pese a que la Brigada Callejera entregó 2 mil expedientes solo les fueron otorgadas mil ocho tarjetas, mencionó Elvira Madrid. Lo que quiere decir que casi la mitad de las personas que se tenían ya registradas en la base de datos se quedaron sin el apoyo, además de que la cantidad depositada no fue la acordada con el gobierno local. "Nosotros en un día hicimos la base de datos y en otro más acomodaron todo y los funcionarios se tardaron una semana en organizarse", añadió la presidenta de la Brigada Callejera.

Guillermina Bernal recibió su tarjeta el domingo 12 de abril en Anillo de Circunvalación, le dijeron que después de 48 horas su tendría su saldo listo. Pasadas las 48 fue al supermercado, intentó comprar huevos, nescafé, bolillos, tortillas, cuando llegó a la caja el importe de $230 no pudo ser cubierto porque la tarjeta todavía no tenía fondos.

Se realizó una segunda entrega, en diferentes puntos de la ciudad para poder dar la ayuda restante. Desde hace 50 años Sofía Vicenta es trabajadora sexual; dice: "ahorita todos los lugares están cerrados y no podemos trabajar ya de ninguna forma, pero no nos damos por vencidas." Por segunda ocasión, lleva formada varias horas para recibir el plástico con la ayuda, en esta ocasión sí corrió con suerte apareciendo en las listas. Con lo que le dieron comprará café, pan y jabón.

La que no ha corrido con tanta fortuna es Marcela Gasca, dos veces se ha formado para recibir la tarjeta de ayuda del gobierno local, esas mismas ocasiones no ha aparecido en las listas, pese a que La Brigada Callejera sí realizó su registro. No tiene dinero para comer y sufre de un problema en las rodillas que le impide caminar correctamente. La primer ocasión llegó a las 6:30 de la mañana a formarse, en la segunda lo hizo a las 8; el personal del gobierno de la CDMX quedó en llegar a las 10, pero aparecieron una hora después. Una fila de poco más de una cuadra sobre la Merced de mujeres que ya los aguardaban con sana distancia y cubrebocas. Durante la espera y la larga fila en la que encontraban decenas de mujeres, Jaime Montejo, fundador de la Brigada Callejera estuvo al pendiente de cada caso, así como estuvo en constante comunicación con las autoridades asistentes para que cada trabajadora sexual pudiera recibir el apoyo correspondiente.

Actualmente "sin cobijas y con agua de la llave las mujeres duermen a un lado del Monumento a la Revolución", dice Elvira de la Brigada Callejera. El albergue provisional ubicado en el deportivo de la alcaldía Cuauhtémoc no les fue prestado más. "No tenemos dinero, andamos en la calle, no tenemos hogar, no tenemos nada", dice Esther, porque "sino hay hotel dónde realizamos nuestro trabajo, es bien gacho hacerlo en la calle, da pena y hay niños".

De los apoyos más recientes que la comunidad de sexoservidoras recibió fue el 26 de abril. La calle Corregidora se llenó de filas que daban la vuelta a la manzana, en varias ocasiones se escuchó el grito de: mantengan su distancia, las mujeres abrían los brazos y aguardaban, muchas con cubrebocas y algunas con caretas. Esperaban para poder entrar en grupos pequeños a las oficinas de La Brigada Callejera, donde juntaron 300 despensas para poder repartirlas. Todas viven en la incertidumbre, pero juntas siguen haciendo calle.

Hace unos días a Elvira le fue detectado COVID-19. El mismo diagnóstico fue dado a Jaime Montejo fundador de Brigada Callejera, quien en innumerables ocasiones se preocupó porque durante esta contingencia las trabajadoras sexuales recibieran el apoyo que se tenía acordado con las autoridades y que no estaban respetando. Jaime falleció el martes 5 de mayo, mientras que Elvira se encuentra en cuarentena en su hogar.

Este trabajo fue elaborado en el marco del Programa Prensa y Democracia (PRENDE) de profesionalización en Periodismo de Datos (Primavera 2020) en la Universidad Iberoamericana.

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