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Juicio a Dilma Rousseff entra en horas cruciales

En el que podría ser su último día como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff presentó una enérgica defensa de su trabajo en el Senado.

Rousseff advirtió a los senadores de que impugnarla dañaría a una joven democracia y prometió desafiante que se irá peleando en lo que muchos ven como una batalla perdida.

Rousseff, que está suspendida desde mayo, ofreció un discurso de 30 minutos el lunes en su juicio político en el Senado y después se sentó para responder a preguntas de los senadores, que se prolongaron más de 14 horas hasta justo antes de la medianoche.

El Senado inició el martes una sesión durante la cual la acusación y la defensa presentarían sus alegatos finales, un proceso que podría tomar el día entero, y luego se pasaría a la votación final.

Esta tendría lugar el mismo martes por la noche o el miércoles, según decida el juez de la suprema corte que preside el juicio. El lunes, aunque algunos diálogos fueron acalorados, la sesión fue en su mayoría civilizada.

Las preguntas abarcaron diversos temas que han afectado al país desde que el proceso de impugnación se inició a finales del año pasado en la cámara baja, polarizando al país.

Los senadores de oposición acusaron a Rousseff de saltarse las leyes de disciplina fiscal para ocultar agujeros en el presupuesto federal, afirmando que eso exacerbó una recesión que ha provocado una inflación del 10% y noticias diarias sobre despidos.

Rousseff rechazó de plano el argumento, afirmó que no había violado ninguna ley y señaló que presidentes anteriores emplearon técnicas contables similares.

La mandataria dijo que se había visto obligada a tomar duras decisiones presupuestarias ante los menguantes ingresos y a la negativa de sus rivales en el Congreso a trabajar ocn ella.

En todo caso, añadió, el proceso de juicio político ha exacerbado la recesión en la economía más grande de Latinoamérica, y culpó de ello a la oposición, la cual ha argumentado que la mandataria debe ser destituida a fin de mejorar el ambiente financiero.

"Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito alguno", declaró Rousseff a los senadores que la escuchaban atentamente, en contraste con la estridencia habitual de esa cámara.

Luiz Inácio Lula da Silva, mentor y predecesor de Rousseff, quien también está siendo investigado y afrontará después este año un juicio por presunta obstrucción de la justicia en la pesquisa sobre Petrobras, observó la audiencia.

"Ella dijo lo que tenía que decir", afirmó.

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