WASHINGTON.- El Gobierno de Donald Trump permitirá demandas de ciudadanos estadounidenses contra firmas cubanas y otras entidades que están en una lista negra de Washington, pero por ahora mantendrá una veda a las acciones legales contra firmas extranjeras que hagan negocios en la isla comunista, anunció este lunes el Departamento de Estado.
Las acciones en cortes estadounidenses contra entidades cubanas se permitirán a partir del 19 de marzo, pero el Departamento de Estado mantendrá al menos hasta el 17 de abril una prohibición de demandas contra firmas extranjeras que usen propiedad confiscada en la década de 1960 por el Gobierno cubano, agregó el Departamento de Estado.
El anuncio limita las demandas a unas 200 empresas y agencias estatales cubanas que ya son sujetas a sanciones estadounidenses especiales por estar ligadas a las fuerzas armadas y a las agencias de inteligencia de La Habana. La mayoría de las entidades no tienen vínculo alguno con los sistemas legal o financiero de Estados Unidos, por lo cual la capacidad de presentar demandas es prácticamente simbólica.
Otras empresas, como hoteles, son emprendimientos conjuntos con compañías extranjeras, pero a todas luces esas compañías extranjeras no serán vulnerables a demandas. Ello implica que lo más probable es que la medida tenga muy escaso impacto real.
Cada mandatario estadounidense desde Bill Clinton ha suspendido una sección de la Ley Helms-Burton de 1996 la cual permitiría entablar tales demandas debido a que atraparía a compañías de países aliados de Washington en años de litigios complicados que podrían provocar denuncias comerciales a nivel internacional contra Estados Unidos.
Entre los principales inversionistas en Cuba se encuentran el gigante británico de la industria del tabaco, Imperial Brands, que opera una empresa conjunta con el Gobierno cubano para producir habanos de muy buena calidad.
Las compañías hoteleras españolas, Iberostar y Meliá, tienen decenas de hoteles a lo largo y ancho de la isla caribeña y el fabricante de bebidas francés, Pernod-Ricard, que hace el ron Havana Club con una destilería estatal cubana.
La medida amenazaría los intentos de Cuba para atraer más inversión extranjera y también parecen apuntar a castigar a La Habana por su apoyo al presidente socialista de Venezuela, Nicolás Maduro, quien enfrenta una crisis política y económica.
"El papel de Cuba en la usurpación de la democracia y el fomento de la represión en Venezuela es claro. Por eso, Estados Unidos seguirá endureciendo las restricciones financieras a servicios militares y de inteligencia de Cuba", dijo en Twitter el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton.
Tras casi 60 años de embargo comercial, la economía cubana está creciendo a un modesto ritmo de alrededor de uno por ciento anual y las inversiones extranjeras ascienden aproximadamente a 2 mil millones de dólares, mucho menos de lo necesario para impulsar la prosperidad.
Pero el turismo, remesas y petróleo subsidiado de Venezuela le han permitido al Gobierno cubano mantener servicios básicos y cierto grado de estabilidad que a todas luces no parece afectado por las recientes medidas de Washington contra Cuba y sus aliados latinoamericanos como Venezuela y Nicaragua.