El Ala Este de la Casa Blanca, una estructura de dos plantas que alberga varias oficinas y parte de la residencia principal, será demolida totalmente para dar paso al amplio salón de baile pedido por el presidente Donald Trump.
No obstante, en un inicio del mandatario de EU había dicho que su nuevo salón de baile no alteraría la estructura de la Casa Blanca.
¿Qué sabemos del Salón de Baile de Trump en la Casa Blanca?
El trabajo de demolición deberá ser concretado este fin de semana, para dar al paso a la construcción del salón de baile que tiene un costo estimado de 200 millones de dólares con capacidad para recibir a 900 personas, reportó el New York Times este jueves 23 de febrero.
Cuando Trump dio a conocer sus planes para el salón de baile, aseguró que el Ala Este de la Casa Blanca no se vería afectado por la construcción, y que la nueva instalación iba a estar “separada de manera sustancial” del edificio principal.

Sin embargo, tras una evaluación más profunda, la Casa Blanca determinó que era más barato y estructuralmente más sólido demoler el Ala Este para construir el salón de baile, en lugar de construir una ampliación, reportó una fuente de la Administración de Trump al NYT.
Las obras para construir la sala de baile encargada por Trump será financiada con fondos del propio presidente -cuya suma se desconoce- y contribuciones que el mandatario está recaudando.
La relación del Ala Este de la Casa Blanca y las primeras damas
El Ala Este ha sido desde los tiempos de Eleanor Roosevelt la oficina de las primeras damas de EU, además de un punto destacado en la vida protocolaria de la sede presidencial.
Su origen se remonta a 1902: Theodore Roosevelt construyó entonces el Ala Oeste, instalando la oficina ejecutiva donde antes estaban los invernaderos edificados bajo la Administración de Thomas Jefferson, y erigió también un jardín colonial y la terraza este, que con el tiempo se convertiría en el Ala Este.

En 1942, durante el mandato de Franklin D. Roosevelt, marido de Eleanor, el lugar se modificó para incluir un búnker subterráneo de emergencia y una segunda planta para poder albergar a más personal de la Casa Blanca y servir de punto de entrada de los invitados a distintos eventos.
Esa modificación fue controvertida en la época, porque se produjo durante la Segunda Guerra Mundial. Los congresistas republicanos consideraron que el proyecto era un “despilfarro” y acusaron al entonces mandatario de usarlo para impulsar su imagen.