La ofensiva de Estados Unidos contra Irán puede suponer un espaldarazo para la estrategia de disuasión del régimen de Kim Jong-un, cuyo arsenal nuclear es su principal garantía de supervivencia, y al mismo tiempo reaviva el debate en el Sur sobre la necesidad de dotarse de sus propias capacidades atómicas.
Corea del Norte emitió un comunicado inusualmente rápido en el que condenó el ataque de Estados Unidos como “una grave violación” del derecho internacional”.
Pero más allá del gesto diplomático, el régimen observó con atención cómo tres instalaciones iraníes, incluidas las subterráneas de Fordow y Natanz, fueron blanco de bombas perforantes capaces de destruir más de 60 metros de concreto.
Aunque para algunos esta demostración de fuerza pudo haber servido de intimidación contra Pionyang y sus propias instalaciones nucleares, a diferencia de Irán, Corea del Norte dispone decenas de ojivas nucleares, misiles intercontinentales capaces de alcanzar suelo estadounidense y, desde 2022, una doctrina de uso preventivo.
Por ataques a Irán reforzarán política exterior de Corea del Norte
Expertos citados en un artículo de opinión del medio local JoongAng Daily, publicado el lunes, afirman que cualquier operación militar contra el Norte entrañaría riesgos de una represalia inmediata contra Seúl, bases estadounidenses en Japón o incluso el propio territorio continental de EU, lo que hace poco probable una intervención como la vista en Irán.
“La política exterior de Corea del Norte -centrada en la supervivencia del régimen a través del armamento nuclear- será ‘fundamentalmente reforzada’ por el ataque a Irán”, dijo el profesor Lim Eul-chul, del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Universidad Kyungnam, según fue citado por JoongAng.
Kim Jong-un ha consolidado su ruptura con Seúl, a quien califica constitucionalmente, desde octubre de 2024, como “Estado hostil”, y ha suspendido cualquier intento de diálogo nuclear con Washington.
En cambio, ha firmado un tratado con Rusia que incluye un pacto de defensa mutua en caso de agresión y enviado tropas y otros apoyos militares para colaborar con Moscú en su guerra contra Ucrania.
Pionyang se rearma y el Sur duda de EU
El debate sobre la posible adquisición de armas nucleares por parte de Corea del Sur ha cobrado fuerza en los últimos meses, especialmente tras observar cómo Corea del Norte se reafirma en su línea de rearme, corte de relaciones intercoreanas y rechazo a negociaciones nucleares.
A esto se suma el precedente de Ucrania, que abandonó su arsenal atómico en los noventa y ahora enfrenta una guerra prolongada con un respaldo occidental limitado.
En este contexto de incertidumbre, marcado también por un Donald Trump impredecible que ha enviado señales contradictorias sobre su disposición a intervenir, crece en Seúl la sensación de vulnerabilidad estratégica.
“Si estalla una guerra en Corea, es probable que Corea del Norte amenace con atacar el territorio continental de EU con misiles balísticos intercontinentales (ICBM), lo que podría frenar el apoyo estadounidense y permitir el uso de algunas armas nucleares tácticas contra el Sur”, dijo Andrei Lankov, uno de los principales expertos en asuntos coreanos en una reciente entrevista para la agencia local de noticias Yonhap.
Aunque todavía es muy temprano para saber si el alto al fuego confirmado entre Israel e Irán tendrá los resultados deseados para Tel Aviv y Washington, el legado inmediato del bombardeo estadounidense no parece alentar a Kim a volver al diálogo, y más bien puede interpretarse como una señal para Pionyang, e incluso para Seúl, de que solo quien tiene una bomba puede evitar ser bombardeado.