La masacre del Ejército de Israel en Gaza y la obstrucción a la entrada de ayuda humanitaria han provocado una airada indignación de los líderes europeos, aunque el único paso concreto lo ha dado el gobierno británico, que suspendió la negociación del Acuerdo de Libre Comercio con Israel.
Las imágenes que llegan de Gaza han desplazado la atención europea hacia ese punto del oriente cercano, al tiempo que la Organización de las Naciones Unidas alertó que 14 mil niños podrían morir de hambre en las próximas 48 horas si no entra la ayuda humanitaria en alimentos a la franja palestina asediada y aislada por las tropas de Benjamín Netanyahu.
El primer ministro británico, Keir Starmer se declaró “horrorizado por la escalada israelí”, en tanto los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, reunidos en Bruselas, votaron por revisar el acuerdo de asociación con Israel, con base en su artículo 2: “Las relaciones entre las partes, así como todas las disposiciones del acuerdo se basan en el respeto a los derechos humanos”.
De concretarse la suspensión del acuerdo, significaría un serio golpe a la economía de Israel, dado que con la Unión Europea comercia 32% de los bienes que negocia con el mundo.
Al respecto, la responsable de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Kaja Kallas, sostuvo que “hay miles de camiones esperando tras las fronteras (de Gaza). Los centenares que han podido entrar son un paso positivo, pero insuficiente, porque las necesidades son mucho mayores. Esta ayuda humanitaria está financiada en gran medida por la Unión Europea y por eso los Estados miembros están muy interesados en lanzar este mensaje de que el sufrimiento de la gente es insostenible”.
En Madrid, el Congreso español admitió a trámite una ley de embargo de armas a Israel, y los gobiernos de Francia y Canadá han expresado su condena a la ofensiva israelí, calificándola de desproporcionada y advirtieron posibles sanciones si no se permite el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza.
La cancillería israelí respondió ayer que “la presión externa no desviará a Israel de su camino de defender su existencia y su seguridad contra los enemigos que buscan destruirlo”, y desdeñó la suspensión de negociaciones establecida por Reino Unido.
“Si debido a su obsesión anti israelí y a consideraciones políticas internas, el gobierno británico está dispuesto a debilitar la economía británica, está en su derecho”.
“Un país sensato no mata niños”
En Jerusalén, el líder opositor Yair Golan, del Partido Demócrata, dijo en el Congreso Mundial Judío –en un discurso que fue censurado en medios de comunicación de ese país– que “Israel se está convirtiendo en un estado paria entre las naciones, una Sudáfrica de antaño”.
Sostuvo que “un país sensato no mata niños como pasatiempo, no combate a civiles y no tiene por objetivo expulsar a poblaciones”.
En los próximos días se verá qué tan dispuesta está Europa de pasar de las palabras a los hechos, dado que se encuentra dividida en torno a las sanciones a Israel. Países como Hungría, República Checa o Austria se oponen a medidas severas, lo que bloquearía una respuesta conjunta.
Otros gobiernos europeos, especialmente Alemania y Francia, temen que una ruptura frontal con Israel avive el antisemitismo, lo que provocaría tensión en sus propias sociedades.
Al mismo tiempo, enfrentan presión de sus opiniones públicas y del electorado joven pro-Palestina, lo que los obliga a hacer equilibrios discursivos.