No cuentes los días, haz que los días cuenten

El día que el mundo se detuvo llegó la incertidumbre y la angustia, conforme pasaban los días nos llenabamos de información que nunca habíamos escuchado y todos compartimos un mismo sentimiento, el miedo.

Luego, entendimos que en medio de una crisis lo primero que teníamos que cambiar es la actitud, dejar atrás el temor y avanzar a lo desconocido para seguir aprendiendo.

En nuestro país no se encuentran las oportunidades, se crean, los mexicanos nos distinguimos por siempre salir adelante, porque somos un pueblo con hambre de demostrar de qué estamos hechos, creatividad para materializar nuestras ideas, un orgullo que nos levanta y resiliencia ante cualquier problema en nuestro camino.

Aprendemos a esquivar los baches, a reír de nosotros mismos con el ingenio que nos caracteriza y nos hace únicos, ya sabemos que un temblor no nos tumba, ni un muro nos detiene, a los mexicanos nos enseñan a hacer bien las cosas para servir como inspiración para los que vienen detrás.

Nadie ama más la vida que los mexicanos porque estamos conscientes de la muerte, vivimos con la muerte, es momento de volver a salir de casa para disfrutar, amar y sentirnos libres.

Hoy trabajamos en nuevas ideas para prender las marquesinas de los teatros, emocionarnos en cada espectáculo, visitar a los amigos y recorrer las calles de cada rincón del país. Ya aprendimos a cuidar a nuestros abuelos, a respetar la ciencia y tecnología y a valorar lo que realmente tiene valor, la vida.

Estamos conscientes de que todo cambiará para siempre y como bien dicen, todo cambio es bueno. En México ya estamos listos, hoy la sonrisa es nuestro saludo, la empatía las cuatro ruedas que nos mueven y nuestras ganas de salir a viajar son el motor que nos llevarán a recorrer otros caminos para sentir el placer de volver a conducir.