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Buen día queridos lectores, muchas gracias por dedicar unos minutos para leer la columna de café y tecnología de esta semana.
El día de ayer, en un momento de espera para atender una reunión, me llamó la atención ver a la persona de enfrente revisar seguido su celular, reírse sola y de repente, zaz!, regresar a la realidad.
La base de la tecnología es que esté al servicio de la humanidad, facilite nuestras actividades día con día, agilice procesos y comunicación; me sigue impresionando que a través de las redes sociales, es posible saber una noticia prácticamente en tiempo real, es más, ser grabada la noticia y ver el suceso prácticamente a detalle.
Recuerdo un par de sucesos que me dejaron claro el beneficio de la tecnología, los temblores en CDMX, el primero, en 1985 recuerdo haberme enterado por la televisión y el periódico, por otra parte en el último temblor, fue posible prever a través de la alerta sísmica, la información fluía en tiempo real y la ayuda generada por donaciones, se tuvo en sitios de acopio a una velocidad increíble.
¿Qué es lo que puede suceder con la tecnología en los próximos 20 años?, muy seguramente ya tendremos interfases conectadas a nuestro cuerpo, muy probablemente se resuelvan muchas de las enfermedades que ahora son incurables, el promedio de vida se alargará y las computadoras podrás procesar mucha más información que la que hace el ser humano. Creo que estamos en un muy buen momento de empezar a dar un vistazo a las leyes y regular las normas para las siguientes décadas.
Desde hace muchos años, sigo al Dr. Jesús Amaya quien es experto en el tema de familias, leyendo un artículo del Dr. me hizo mucho sentido el tema de responsabilidad familiar, no podemos ser padres dependientes de la tecnología viviendo una vida fuera del aquí y el ahora, socializar en grupos de WhatsApp en donde se charla mucho más tiempo que en el cara a cara; en fin, este es nuestro reto generacional.
Hoy acompañé la escritura con un café americano y un gran amigo, entusiasta y emprendedor, del que estoy seguro de que pronto sabrán de él, mi estimado Omar Caton, te deseo el mejor de los éxitos en este nuevo proyecto.
¡Muy feliz fin de semana en compañía de la familia y amigos!
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.