Monterrey

La política económica y el Presidente de la República

La autonomía del Banco Central, así como los contrapesos legislativos, plantean una razonable defensa contra embestidas “populistas” del Ejecutivo Federal.

Ante los resultados que muestran las encuestas y los sondeos que se han venido publicando en los diferentes medios informativos y en las redes sociales, con relación a las preferencias electorales para este 1 de julio, donde se perfila como virtual ganador a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se ha suscitado una fuerte inquietud, sobre todo entre gente de la clase alta, sobre el peligro que correría la economía del país, y el riesgo de convertirse en otra Venezuela, sumida actualmente en una recesión, con alto desempleo y con una inflación galopante.

De tal suerte, resulta relevante analizar las facultades económicas que actualmente tiene en nuestro país el Poder Ejecutivo Federal, así como los "contrapesos" de instituciones como el Banco de México y el Poder Legislativo, que operan de manera conjunta, pero independiente al Poder Ejecutivo, y que juegan también un importante papel en la definición de la política económica en el País.

Con relación al riesgo de volver a vivir altas inflaciones y sus correspondientes devaluaciones, la realidad es que la autonomía del Banco de México, consagrada en la Constitución, es un verdadero baluarte que aísla y elimina este riesgo, toda vez que la inflación es un fenómeno monetario, fuera de la esfera del Presidente de la República.

En cuanto al Gasto Público, el cual es un instrumento de política económica dentro de la esfera del Ejecutivo Federal, y mediante el cual influye directamente en la economía del país, es importante señalar que si bien el Ejecutivo Federal "propone" cada año al Congreso de la Unión un presupuesto de egresos, son los diputados los que finalmente "aprueban" el monto del gasto y su distribución, por lo que aquí tenemos un importante "contrapeso" que le puede neutralizar al Presidente todo intento "populista" de incrementar el gasto público federal, de manera inconveniente.

Por otra parte, el paquete económico que propone el Ejecutivo Federal al Congreso, incluye también un proyecto de Ley de Ingresos, que es el instrumento que proporciona los recursos económicos para sufragar el gasto, y que incluye tanto ingresos propios (impuestos principalmente), así como el financiamiento o la deuda que se requiere contratar para "completar" el gasto propuesto, misma que también debe ser aprobada por los Diputados y en este caso, también por los Senadores.

Un gobierno "populista" buscaría incrementar la injerencia del Gobierno en la Economía, principalmente mediante una política expansiva de gasto, así como de una mayor intervención directa en la actividad económica, pero para eso se necesita dinero, y considerando el fuerte impacto recaudatorio de la reforma impositiva de Peña Nieto, así como las promesas de campaña de AMLO, de no aumentar impuestos y de no incrementar más la deuda, este riego luce también poco viable.

Dar reversa a las reformas estructurales, requeriría la aprobación del Poder Legislativo, y como muchas de las reformas incluyeron cambios constitucionales, se ocuparía mayoría calificada (dos terceras partes) para cambiar la Constitución, lo cual también es poco probable que suceda.

A lo más a que se podría llegar es a detener el avance de estas reformas, que en materia petrolera consistiría en no hacer ninguna licitación más, y quizás revisar si los contratos otorgados tienen irregularidades, para buscar su cancelación, pero no más.

Es decir, el impacto negativo que podría generarse de detener los avances de las reformas estructurales, como la energética, sería el de reducir los flujos esperados de inversión extranjera, lo cual, si bien impactaría el posible ritmo de crecimiento económico en los próximos años, no es como pronosticar una recesión económica.

En cuanto a cambios en la política comercial con el exterior, AMLO no ha externado ninguna opinión negativa con relación al TLC, de hecho, se ha señalado que si aún no se concluye la renegociación para cuando haya cambio de poderes, se contemplaría la posibilidad de conservar a una parte del equipo negociador, por lo que tampoco aquí habría un riesgo económico para el País.

En conclusión, la autonomía del Banco Central, así como los contrapesos legislativos, plantean una razonable defensa contra embestidas "populistas" del Ejecutivo Federal, por lo que quienes piensen que podría haber algún riesgo económico importante si AMLO llega a la presidencia, una opción viable de defensa sería votar por legisladores de oposición a la coalición de Morena, que defenderían mejor al País de posibles riesgos "populistas".

El autor es especialista en estudios económicos y de finanzas públicas. Actualmente ocupa el cargo de Socio de Economía en Pérez Góngora y Asociados.

Opine usted: mperezv@perezgongora.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

También lee: