Monterrey

Laura De Rosa: ¿Qué Papa esperamos: más progre o más conservador?

El próximo Papa no sólo marcará el rumbo de la Iglesia, sino el tono moral de una civilización en crisis.

Desde Roma, el humo blanco aún no asoma, pero la pregunta ya está en el aire: ¿Qué tipo de Papa quiere el mundo hoy? ¿Uno que ‘acomode’ el Evangelio a los tiempos modernos? ¿O uno que, como Juan Pablo II, reafirme que la Palabra de Dios no se negocia?

El cónclave se prepara para elegir al nuevo líder de más de mil cuatrocientos millones de católicos, pero también a un actor político global cuya influencia trasciende la religión.

Y en este momento histórico, la elección del próximo pontífice podría marcar un antes y un después, no sólo para la Iglesia, sino para el rumbo moral del mundo occidental.

El Papa no es sólo el sucesor de Pedro, según como lo refiere la religión católica. Es también la voz moral de una civilización que, en las últimas décadas, ha ido diluyendo sus cimientos.

La ideología de género ha penetrado en las escuelas y en todos los ámbitos. La defensa de la vida ha sido relativizada. Y muchas iglesias han preferido adaptarse al espíritu del mundo antes que defender el Espíritu (sí, con E mayuscula) del Evangelio.

En medio de este contexto, la Iglesia enfrenta una disyuntiva: continuar una línea aperturista, ecologista, interreligiosa y a veces ambigua en temas morales -hasta coqueteando con “causas” de grupos terroristas-, o ir hacia un liderazgo claro, firme y sin complejos en defensa de la verdad, la vida, la familia y la fe cristiana sin necesidad de ser anticuado.

No es un secreto que dentro del Colegio Cardenalicio hay tensiones. Los llamados “papables” se mueven entre corrientes: algunos ven en la modernización una “oportunidad pastoral” como hemos escuchado en algunas entrevistas; otros advierten que esa modernización ha diluido lo que llaman autoridad doctrinal. Y mientras tanto, los católicos de a pie —sí, esos que no creen que Dios es un espectáculo o algo acomodaticio— miran con esperanza (y algo de preocupación y expectativa) hacia Roma.

La Iglesia no necesita un CEO, ni un influencer con miles de likes por cada bendición “inclusiva”. Necesita un pastor que no tema al lobo. Uno que no maquille el Evangelio para que encaje en la agenda 2030. Un Papa que sepa que la cruz, donde fue sacrificio vivo Jesús, no se negocia ni se rebaja.

El catolicismo no ha sobrevivido dos mil años por adaptarse al mundo, sino por ser firme; Por marcar los límites de lo correcto y lo planteado en la creación de Dios, incluso cuando el mundo aplaude lo opuesto y le llama “progreso”. Y ese es el tipo de coraje que muchas personas —ahora sí, independientemente de su religión: católicos, cristianos e incluso algunos judíos aliados en valores— esperan ver en el nuevo Papa.

Porque aunque el Vaticano esté lleno de protocolos, lo que el mundo realmente necesita no es solo humo blanco. Es claridad moral.

La autora es internacionalista, escritora, conferencista y consultora para empresarios e inversionistas en análisis de data y gestión de riesgos geopolíticos. También es especialista en consultoría política y gestión de gobierno,

Redes sociales: @LauraDeRosaMart.

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