Monterrey

Luis Acosta: El arte de mantenerse vigente en un mundo que no se detiene

En un entorno donde lo único constante es el cambio, la autoformación y el desarrollo se han convertido en los verdaderos diferenciadores del liderazgo.

No basta con tener experiencia, debemos estar en constante movimiento, aprender más rápido que la competencia y adaptarnos incluso antes de que el mercado lo exija. Porque en esta nueva realidad, quienes no aprendemos nos quedamos atrás.

Y lo que nosmantiene vigentes no es lo que sabemos, sino lo que estamos dispuestos a seguir aprendiendo.

Hoy más que nunca, ser líder es aprender constantemente. Ya no alcanza con los conocimientos que tenemos; el entorno cambia, las industrias evolucionan, y la velocidad con la que surgen nuevas tecnologías, la Inteligencia Artificial, los modelos de negocio y las expectativas sociales no dan tregua. ¿La respuesta a este entorno? Autoformarse. No por obligación, sino por convicción propia.

En el último Reporte Sobre el Futuro del Empleo delForo Económico Mundial (2025) lo deja claro: la curiosidad y aprendizaje continuo, entre otras, se consolida como una de las competencias clave para el 2030, destacando la relevancia de las habilidades centradas en lo humano en medio de los rápidos avances tecnológicos.

Lo que marcará la diferencia será nuestra capacidad para pensar críticamente, aprender de forma activa y adaptarnos de manera ágil. Es decir, liderar desde el aprendizaje.

Esto implica un cambio de paradigma. Ya no basta con delegar nuestro desarrollo a los programas de capacitación interna. Los líderes que se destacan son aquellos que toman el control de su formación: eligen qué aprender, cómo y cuándo, alineándolo con los retos reales que enfrentan y con la visión de sus organizaciones.

Sabemos que el tiempo es escaso, pero la clave no está en tener más horas, sino en diseñar mejor el aprendizaje.

Algunos ejecutivos han incorporado el microlearning, integrando contenido en sus rutinas habituales como audiolibros, podcasts, lecturas breves antes de dormir, aprovechando las plataformas tecnológicas y de Inteligencia Artificial o simplemente retomando el hábito de hacerse buenas preguntas.

Asimismo, no debemos olvidar incorporar y desarrollar habilidades del futuro, en donde la IA juega un rol fundamental. McKinsey (2023) en su artículo “Todo cambia: La nueva era de la agitación organizacional perpetua” nos dice que en las empresas se requiere fomentar una cultura de aprendizaje continuo, además hoy se espera que los líderes se presenten en el trabajo no solo como profesionales, sino como seres humanos.

De todo lo anterior, llego a un concepto el cual considero puede redefinir el liderazgo: la humildad intelectual.

Aquella que nos permite decir “no lo sé” sin debilitar la autoridad, que nos impulsa a escuchar, a cuestionar lo establecido y abrirnos a nuevas ideas. Porque liderar no es tener todas las respuestas, sino crear el espacio donde otros puedan construirlas contigo.

Creo vale la pena detenernos y poco y preguntarnos: ¿Cuándo fue la última vez que aprendimos algo nuevo por iniciativa propia? ¿Cómo incentivamos, motivamos o inspiramos a las personas que trabajan con nosotros para generarles esa curiosidad intelectual que los mueva a la autoformación?

El autor tiene más de 18 años de experiencia como líder de la función de Recursos Humanos, es Master en Administración por la EGADE Business School y certificado como Senior Certified Professional por la Society for Human Resources Management (SHRM-SCP). Es Asociado e Integrante del Consejo Directivo de ERIAC Capital Humano y actualmente ocupa el cargo de Gerente Sr. de Recursos Humanos en GrafTech México.

COLUMNAS ANTERIORES

Hugo Ortiz: Lástima margarito
Ratifica Unilever inversión para planta en Nuevo León

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.