El balance público en México en el 2018 representó el 2 por ciento del PIB en términos reales, y sumó aproximadamente $473 mil millones de pesos negativos, es decir, los egresos fueron mayores a los ingresos obtenidos en ese año.
Para el 2024, este déficit creció de manera importante y ahora suman cerca de $1.25 millones de millones de pesos, esto es ahora el 4.9 por ciento del PIB en términos reales para el 2024. En otras palabras, el gobierno opera con pérdida y cada año se sigue incrementando.
La acumulación de esta pérdida de manera anual se tiene que pagar con deuda, por ello es de gran importancia que el gobierno federal utilice de manera eficiente y efectiva los recursos públicos, para evitar comprometer los recursos futuros al pago de una deuda creciente. Hay dos preguntas obvias aquí (1) ¿se han incrementado los gastos del gobierno federal a mayor velocidad que los ingresos? Y de ser así (2) ¿por qué?
Los ingresos del gobierno federal son diversos, pero las fuentes principales son los impuestos (ISR, IVA, IEPS y otros impuestos) más los ingresos de las empresas estatales (PEMEX y CFE) y los ingresos de los servicios y aportaciones al sistema de salud; adicional a lo anterior hay ingresos por derechos y aprovechamientos, y por supuesto la deuda pública.
Para el 2024, según la página de consulta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (Estadísticas Oportunas) los ingresos tributarios representaron el 66 por ciento del total de ingresos públicos, los ingresos de PEMEX y CFE representaron cerca de un 17 por ciento y otro 17 por ciento vino de las otras fuentes diversas de ingresos.
En el 2018 los ingresos tributarios representaban el 59 por ciento de los ingresos totales; pero el crecimiento en seis años de los ingresos totales reales fue solo del 10 por ciento, mientras que el crecimiento de los egresos totales reales fue del 23 por ciento; esta diferencia en el ritmo de crecimiento de los ingresos y los egresos contribuyó a que el déficit creciera, como ya lo mencioné, de $473 mil millones de pesos a $1.24 millones de millones de pesos, esto es un 162 por ciento de incremento.
Como ya mencioné en el párrafo anterior, los egresos totales crecieron en el periodo del 2018 al 2024 un 23 por ciento; sin embargo, los egresos por pensiones crecieron casi un 38 por ciento en términos reales. El gasto en pensiones pasó de representar el 26 por ciento de los ingresos tributarios en el 2018 a ser el 29 por ciento en el 2024; esto claramente nos refleja la presión tan fuerte que tiene nuestro país en el tema de pensiones; pero no solo eso, también nos deja ver que hay un área de oportunidad en el tema de los ingresos fiscales, y el objetivo no es cobrar más a quienes ya pagan sino subir a la formalidad a quienes no pagan para hacer el pastel más grande.
Ahora bien, en este momento quizá más de uno esté ya mareado con tanto número y porcentajes, pero la reflexión es la siguiente: no podemos seguir gastando al ritmo que lo estamos haciendo. Si queremos gastar más necesitamos más ingresos y la mejor estrategia es encontrar una diversificación en las fuentes de ingresos. Hace más de 20 años, en el 2000, los ingresos provenientes de la venta de petróleo representaban un 55 por ciento de los ingresos tributarios, para el 2024 solo representan el 19 por ciento.
Es decir, nos hemos apalancado en los ingresos tributarios, pero al mismo tiempo han fallado las estrategias para formalizar y profesionalizar el mercado interno del país.
Y particularmente desde el 2018 a la fecha, se han incrementado los egresos en programas sociales sin una clara estrategia de medición de efectividad, convirtiendo así estos programas en claras tácticas clientelares; y adicionalmente se han destinado miles de millones de pesos en mantener en proyectos de inversión pública ineficientes que es altamente probable que terminen como elefantes blancos (si es que no lo son ya) como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Ante lo anterior, debemos preguntarnos, ¿cómo queremos que se gaste nuestro dinero que aportamos quienes pagamos impuestos?
De acuerdo con cifras del Servicio de Administración Tributaria en México, en el 2023 había cerca de 63 millones de contribuyentes en el país. De ese total, 49 millones contribuimos por sueldos y salarios y aproximadamente aportamos un 25 por ciento de lo que se recauda, otro 22 por ciento lo aportan las personas morales, y un 49 por ciento los grandes contribuyentes.
Nosotros como personas asalariadas y personas físicas con alguna actividad profesional formal contribuimos con 1 de cada 4 pesos que recibe el gobierno federal, esto sería cerca de $1.3 billones de pesos para el 2025, yo quisiera que ese dinero se use de manera inteligente y efectiva; estoy de acuerdo que se destinen recursos para resolver problemas serios que el mercado no puede resolver, y para atender las externalidades negativas resultantes de la actividad del mercado; pero no estoy de acuerdo en que se utilice este dinero para seguir manteniendo proyectos, programas o empresas públicas que nos cuestan más dinero de lo que aportan y que no contribuyen al desarrollo competitivo del país.
Si en el Plan México de la nueva administración de la presidenta Sheinbaum se está proponiendo fortalecer el mercado interno, tenemos que empezar por hacerlo más productivo, eficiente y competitivo. Y los dejo con la siguiente pregunta a quienes pagan impuestos: ¿en dónde y cómo quieres que se use tu dinero?
El autor es Líder de la Red Lationamericana de Liderazgos Públicos y Director de la Maestría Ejecutiva en Administración Pública de la Escuela de Gobierno y Transformación de Tec de Monterrey.