Monterrey

Jorge O. Moreno: Reflexiones de México ante el espejo latinoamericano

La reciente actualización del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre las perspectivas de crecimiento económico para 2025 en América Latina arroja una advertencia que el gobierno de México no puede darse el lujo de ignorar. Mientras países como Argentina, Colombia, Brasil y Chile proyectan crecimientos positivos, México destaca, lamentablemente, por ser el único de los grandes de la región con una expectativa de contracción: -0.3%.

Este dato es más que una cifra; es un síntoma real de vulnerabilidades estructurales y decisiones políticas recientes que deben ser analizadas con urgencia.

En contraste, Argentina —a pesar de atravesar profundas reformas y ajustes dolorosos— lidera las expectativas con un crecimiento del 5.5%. Países como Colombia y Brasil, a pesar de sus propios desafíos políticos y sociales, también mantienen trayectorias de crecimiento positivas, alineadas e incluso superando el promedio regional de 2.0%.

Para México, este retroceso proyectado no puede explicarse simplemente por los factores externos adversos.

Si bien elementos como la desaceleración económica global, la inflación persistente y las tensiones geopolíticas afectan a todos, la magnitud de la caída prevista sugiere una combinación preocupante de debilidad interna: bajo dinamismo de la inversión privada, incertidumbre política, fragilidad institucional en todos los niveles, y un mercado laboral que no logra absorber de forma productiva a su creciente población.

Además, la debilidad en sectores clave como la manufactura —estrechamente vinculada al ciclo económico de Estados Unidos— y los retos en materia de seguridad y estado de derecho pesan sobre la confianza de inversionistas nacionales y extranjeros.

México, que durante décadas aspiró a ser el “milagro manufacturero” de América Latina, hoy enfrenta la posibilidad real de estancarse en una senda de bajo crecimiento y alta vulnerabilidad.

El contraste con el resto de la región plantea una pregunta ineludible: ¿qué políticas públicas está adoptando (o dejando de adoptar) México que lo diferencian negativamente de sus vecinos? Mientras varios países implementan agendas de reformas estructurales, buscan mejorar su clima de negocios y apuestan por la transición energética y tecnológica, México parece estar girando hacia una estrategia de corto plazo basada en subsidios, nacionalismos económicos y concentraciones de poder.

México necesita, con carácter de urgencia, un giro estratégico hacia políticas que favorezcan la inversión, la innovación, el fortalecimiento institucional y el respeto al estado de derecho. De lo contrario, esta previsión de contracción podría ser no un fenómeno aislado, sino el preludio de una década perdida para la segunda mayor economía de América Latina.

El tiempo para actuar se agota de forma acelerada, y el espejo que hoy nos ofrece América Latina debería ser, para México, un llamado a la acción y a la autocrítica profunda de la dirección, magnitud y sentido de la política pública.

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