¿Te cuesta decir que sí a las horas extra? ¿No sueñas con un ascenso, sino con más tiempo libre? Tal vez no es que seas poco ambicioso, sino que estás experimentando una nueva forma de entender el trabajo: los expertos lo llaman el minimalismo profesional.
Esta tendencia, que está ganando fuerza principalmente entre la Generación Z, plantea una visión alternativa del éxito laboral. No se trata de trabajar menos por pereza, sino de poner límites claros, proteger la salud mental y dar espacio a intereses personales fuera de la oficina.
El minimalismo profesional: El trabajo como medio, no como fin
A diferencia del modelo tradicional que glorifica el ascenso corporativo, muchos jóvenes hoy priorizan el equilibrio entre tener un trabajo estable y poder dedicar tiempo a sus proyectos personales, e incluso ven el primero como una forma de llegar a lo segundo.
El auge de la inteligencia artificial y la automatización también ha cambiado las reglas del juego. Para muchos Gen Z, los puestos de alto rango ya no son sinónimo de seguridad ni recompensa, así que en lugar de perseguir cargos de liderazgo, optan por diversificarse para crecer profesionalmente.
No es que la Generación Z no quiera trabajar, sino que quiere que su esfuerzo tenga sentido y no lo consuma todo.
Esta filosofía “ayuda a no depender de un solo empleo, fijar límites claros y generar distintas fuentes de ingresos que den seguridad financiera”, explica Chris Martin, analista de Glassdoor, en un reporte reciente sobre nuevas dinámicas laborales.
El ‘modelo nenúfar’: El éxito ya no es una escalera
Este enfoque busca estabilidad sin sacrificar bienestar. La idea es simple: el empleo debe ser funcional, pero no ocupar el centro de la vida. Por eso, asumir más responsabilidades sin un beneficio claro no solo no seduce, sino que incluso se evita.
Aquí un dato que lo confirma: el 68 por ciento de los jóvenes de la Generación Z no aceptaría un puesto de liderazgo si no viene acompañado de una mejora real en sueldo o beneficios, según cifras de Glassdoor.
Este cambio de mentalidad también se refleja en cómo entienden el crecimiento profesional.
En lugar de trepar la escalera corporativa de forma lineal, optan por lo que algunos expertos llaman el ‘modelo nenúfar’: moverse lateralmente entre empleos, sectores o proyectos personales, según lo que mejor se adapte a cada momento de su vida.
Los jóvenes vieron a sus padres enfrentar despidos, burnout y promesas laborales que no se cumplieron. Aprendieron que apostar todo a un solo empleo ya no es garantía de seguridad. “Quieren pruebas de que realmente vale la pena el esfuerzo", señala Derek Thomas, de la firma de consultoría KPMG.
Más allá del sueldo: pasión, proyectos y bienestar
Un estudio de Harris Poll muestra que el 57 por ciento de los jóvenes de la Generación Z ya tiene al menos un proyecto paralelo, como crear contenido en redes, vender productos hechos a mano o explorar el freelance. No se trata solo de ganar dinero extra, sino de mantener viva su creatividad y construir fuentes de ingreso independientes.
De hecho, el equilibrio vida-trabajo ya supera al salario como prioridad: 32 por ciento de los encuestados lo considera más importante, empujando a empresas como Spotify o Airbnb a adoptar horarios flexibles y políticas de bienestar mental.
En esta nueva lógica, el éxito no se mide en títulos ni en horas frente a la computadora. Se mide en autonomía, propósito y bienestar. Para la Generación Z, ser ambicioso no es escalar rápido, sino tener la libertad de elegir un camino que refleje sus intereses y valores.