La crisis del arroz, el aumento de la inflación, el envejecimiento poblacional y la política arancelaria de Estados Unidos han puesto en jaque a la economía de Japón. Ante este panorama, las empresas y el gobierno nipón apuestan por una estrategia poco convencional: Reactivar las finanzas del país mediante el fervor de los fanáticos por los idols y la industria del anime.
En años recientes, en Japón emergió un fenómeno económico y cultural que ya captó la atención del sector empresarial: el oshikatsu. Este concepto se refiere a las acciones de los seguidores para expresar su apoyo y devoción hacia un artista, personaje de anime, grupo musical u otro tipo de celebridad.
Esta práctica se observa cada vez que un fan asiste a un concierto o evento de su artista favorito, o adquiere productos como CDs, pósters o artículos oficiales. Del mismo modo, el oshikatsu también se aprecia cuando los seguidores participan, crean o difunden campañas en redes sociales, como la elaboración de fan arts.

¿Cómo surge el oshikatsu y qué impacto tiene en la economía de Japón?
El término oshikatsu proviene de la combinación de las palabras japonesas oshi, que significa “favorito” o “ídolo”, y katsu, abreviatura de la palabra katsudō, que significa “actividad”.
Esta tendencia comenzó a difundirse en redes sociales en 2016, impulsada por el deseo de los fanáticos de establecer un vínculo más cercano con sus idols. El concepto ganó popularidad en 2018 gracias a un hashtag en Twitter y, en 2021, fue nominado como una de las palabras del año en Japón.
El entusiasmo hacia los oshi se intensificó durante la pandemia de Covid-19, cuando las restricciones sanitarias impidieron las concentraciones masivas y provocaron la cancelación de eventos. Ante este escenario, los seguidores redirigieron su apoyo hacia la compra de productos oficiales y la promoción digital de sus artistas favoritos.
Este fervor ha contribuido significativamente al consumo interno en Japón. Un análisis reciente de la empresa de marketing CDG y la agencia especializada Oshicoco indica que el 16.7 por ciento de la población japonesa de entre 15 y 69 años practica el oshikatsu, lo que equivale a aproximadamente 13.84 millones de personas.
De acuerdo con el estudio, el gasto promedio de los participantes durante 2024 superó los 255 mil yenes (alrededor de mil 700 dólares), lo que representó una contribución de 3.5 billones de yenes a la economía japonesa (25 mil millones de dólares), equivalente al 2.1 por ciento de las ventas minoristas anuales del país.
Aunque este fenómeno suele asociarse con los jóvenes, también ha permeado sectores de mayor edad. Una investigación realizada por la empresa Harumeku señala que 46 por ciento de las mujeres de 50 años o más tienen un oshi al que apoyan económicamente.
El oshikatsu ya se consolidó como una pieza clave en las dos industrias culturales más rentables de Japón: el anime y el J-Pop. En 2023, la industria del anime generó más de 21 mil millones de dólares, mientras que el mercado musical japonés alcanzó aproximadamente los 7 mil millones de dólares.

¿Cuál es la actual situación de la economía de Japón?
Las cifras sobre el oshikatsu destacan en un contexto donde la economía japonesa atraviesa una etapa de estancamiento. Durante 2024, su Producto Interno Bruto (PIB) creció apenas un 0.1 por ciento, lo que representó una desaceleración significativa respecto al 1.9 por ciento registrado en 2023.
Aunque el consumo privado representa más de la mitad de la economía japonesa, este componente muestra signos de fragilidad a causa de la inflación y del aumento en el costo de vida. Durante el último trimestre de 2024, el consumo privado apenas creció un 0.1 por ciento, lo que implicó una desaceleración respecto al 0.7 por ciento del trimestre anterior.
En los últimos años, Japón transitó de un periodo de deflación del 0.23 por ciento a una inflación sostenida que alcanzó el 3.6 por ciento en abril de 2025, impulsada por el encarecimiento de los alimentos, la depreciación del yen japonés y el estancamiento salarial.
Por si fuera poco, la economía japonesa enfrenta desafíos estructurales que amenazan su estabilidad, como el envejecimiento poblacional, donde el 30 por ciento de sus habitantes tiene más de 65 años. Además, Japón es la segunda economía más endeudada del mundo, con una deuda equivalente al 240 por ciento de su PIB.

¿En qué gastan su dinero los practicantes del oshikatsu?
Ante este panorama económico, el oshikatsu se ha convertido en una alternativa para que las empresas y las autoridades de Japón impulsen el consumo interno. En meses recientes, el sector privado acordó un aumento del 5.46 por ciento en los salarios base, el incremento más alto en 34 años.
Dicho anuncio podría motivar a que los fanáticos incrementen sus gastos para apoyar a sus idols. El estudio de CDG y Oshicoco revela que el 80 por ciento de los practicantes del oshikatsu declaró haber aumentado su gasto respecto a 2023.
Si bien el aumento del gasto se concentró en un 90 por ciento en viajes para asistir a eventos y en la compra de merchandising oficial, otros rubros como productos de belleza, consumo en cafeterías temáticas, regalos y artículos de apoyo también registraron incrementos significativos.
La tendencia ha llegado al punto en que los grupos de fans destinan hasta 650 dólares para colocar cárteles publicitarios en las instalaciones de los trenes de Tokio por una semana, ya sea para felicitar a sus artistas por su cumpleaños o para promocionar sus próximos conciertos.
Los cafés o restaurantes temáticos dedicados a grupos musicales como Arashi o King & Prince, así como a populares animes como Jujutsu Kaisen, One Piece, Sailor Moon, Pokémon y Hello Kitty, han ganado gran popularidad entre el público japonés.
Incluso los organizadores de bodas se han beneficiado de la tendencia al ofrecer ceremonias con artistas virtuales, personajes de anime u hologramas, como en el caso de Akihiko Kondo, un japonés que en 2018 gastó alrededor de 17 mil 300 dólares en una boda simbólica con la reconocida idol virtual Hatsune Miku.

Oshikatsu: una tendencia que se expande por el mundo
Aunque esta práctica “excesiva” parezca exclusiva de Japón, la realidad es que este fenómeno de consumismo se puede observar en otros países como México, Corea del Sur y varias regiones de Europa, principalmente en artistas como BTS o Taylor Swift.
Se estima que la banda surcoreana BTS genera entre 4.9 y 5.4 mil millones de dólares al año, lo que equivale al 0.3 por ciento del PIB de Corea del Sur. Además, atrae a más de 800 mil visitantes internacionales anualmente y su repercusión financiera supera a la de más de 35 empresas medianas, según un estudio del Instituto Hyundai de 2023.

Una tendencia paralela al oshikatsu es el denominado swiftonomics, término que se ha popularizado para describir la repercusión financiera generada por la cantante Taylor Swift. En el caso de México, su gira The Eras Tour generó aproximadamente 59 millones de dólares en ingresos directos para la Ciudad de México, beneficiando sectores como la hotelería, el transporte, la gastronomía y el comercio local.
En medio de los desafíos estructurales que enfrenta la economía japonesa, la devoción por los idols, el anime y otras celebridades ha evolucionado en una herramienta estratégica para estimular el consumo. A través de conciertos, productos promocionales y experiencias temáticas, esta forma de consumo afectivo no solo dinamiza la economía local, sino que también busca proyectarse como modelo a nivel global.