Volvo Cars se convirtió en la última víctima de las tensiones comerciales al aplazar los planes del fabricante de automóviles de una venta de acciones y hacer cambios radicales en su red de producción para aligerar la carga de las mayores barreras a las exportaciones.
Las condiciones de mercado menos estables que han afectado especialmente a los fabricantes de automóviles han hecho que el momento "no sea óptimo", dijo este lunes el máximo ejecutivo, Hakan Samuelsson, en una entrevista telefónica.
La medida se produce después que en julio los primeros comentarios de los inversionistas valoraran la compañía, propiedad de la china Zhejiang Geely Holding, muy por debajo del extremo superior de las estimaciones.
La decisión de Volvo de dar marcha atrás en los planes –que habrían involucrado la venta de acciones en Suecia y Hong Kong este otoño– muestra el empeoramiento de las tensiones producto del conflicto comercial que están afectando las ganancias y las valoraciones de fabricantes de automóviles como Daimler y BMW.
Volvo exporta vehículos de China a Estados Unidos y había planeado exportar de EU a la nación asiática desde una nueva fábrica en Charleston, Carolina del Sur.
Esos planes ya no son viables debido a la guerra comercial entre China y Estados Unidos que ha causado un aumento de los aranceles en los dos lados, señaló Volvo.
"Los problemas en torno al comercio son complejos para nosotros porque afectan los autos que se envían entre China y EU. Es un gran inconveniente", puntualizó Samuelsson. "El riesgo es que estos vientos en contra aumenten".
Los posibles planes para abrir a bolsa la marca Polestar de Volvo, que fabrica vehículos eléctricos de alto rendimiento, siguen siendo una posibilidad, sostuvo el directivo.
También este lunes, el fabricante británico de autos deportivos Aston Martin avanzó con su decisión de cotizar acciones en Londres, aduciendo a la recuperación de la compañía como un factor decisivo.
Mayores aranceles
BMW y Daimler, que exportan vehículos utilitarios deportivos desde Estados Unidos a China y que ahora lidian con mayores aranceles, se cotizan con valoraciones de precio a ganancias de 5.5 y 6.2 veces respectivamente, las más bajas desde al menos el 2014.
Además del conflicto con China que ha minado la producción global, el presidente Donald Trump ha amenazado con imponer barreras más pronunciadas a las importaciones de la Unión Europea.
Volvo produce el sedán S90 y el SUV compacto XC60 en sus plantas de Chengdu y Daqing en China. Alrededor de la cuarta parte de los vehículos se exportan y la mayoría va a EE.UU.
La semana pasada, Trump redobló sus amenazas de imponer mayores aranceles a los bienes de la nación cuando dijo que está listo para gravar todas las importaciones "en el corto plazo". Desde julio, China aumentó los impuestos a la importación de automóviles de Estados Unidos al 25 por ciento, desde un 15 por ciento.
Como resultado, Volvo planea usar su planta en Torslanda, Suecia, para enviar autos a EU, comentó Samuelsson, y añadió que se podría mitigar el impacto en el XC60, pero sería más difícil en el S90.
Declinó entregar más detalles sobre el impacto financiero del aumento de los aranceles.