Elecciones 2024

Entre selfies, abrazos y El Tri: Así fue el camino de Xóchitl Gálvez a Tulancingo, Hidalgo

La candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, se trasladó a Tulancingo, Hidalgo, en su vehículo oficial ‘Xochibus’.

Cuando tuvo un espacio, Xóchitl Gálvez se echó a correr, con las maletas en mano, hacia las cámaras que esperaban su llegada desde San Luis Potosí a la Terminal Dos del Aeropuerto de la Ciudad de México.

Fue rápida, con la boca abierta y los brazos extendidos. Segundos después, se echó a reír cuando nadie se quitó.

La gente preguntaba a la prensa “¿quién va a llegar?”. Al escuchar el nombre de Xóchitl Gálvez algunos traían a sus familiares para tomarse fotos. Otros simplemente se volteaban.

Entre que salió de la puerta y el camión se ha de haber tomado alrededor de 100 fotografías. Ella calcula que al día se toma entre 500 y mil en donde va. Un joven que vive en la alcaldía Gustavo A Madero la paró en seco.

“Candidata, a mi mamá la mataron unas personas que iban borrachas y ella estaba esperando el camión. ¿Qué va a hacer para acabar con la corrupción?”, le cuestionó.

A la candidata se le borró la sonrisa y lo volteó a ver a los ojos. Platicaron unos minutos en voz baja, casi en susurros. Al final, Gálvez le dio un abrazo y le dijo “lo siento mucho”.


Al mismo tiempo, la gente se reunía alrededor de ella para tomarse una fotografía. Ella los ignoró por un segundo para pedirle a alguien de su equipo para que le tomara los datos al joven.

Una vez atendido, Gálvez Ruiz regresó a tomarse fotos y saludar a la gente que se acercaba. Un señor que se sentía más entero de lo que se veía la paró.

“¿Cómo está de la audición?”, le preguntó la candidata. “¡Muy bien!”, le respondió el señor. “¿La vista?”, insistió la panista. “¡También muy bien!”.

Un último intento. “¿Los dientes? ¿Se le ha caído alguno?”. Lo logró. “Esos sí, se me cayeron todos los de abajo”, confesó el señor. Xóchitl aprovechó el momento para reiterar sus propuestas para las personas mayores.

Siguió caminando hasta toparse con el autobús que estaba al lado del suyo. “¡Es del América, candidata!”, le gritaron. “Pero es campeón, está bien”, respondió ella.

Subió a su camión al ritmo de la canción de su campaña. “Un, dos, tres por Xóchitl”, sonaba la bocina mientras ella bailaba.

Ya que todos estaban sentados, cambió de tono y puso a El Tri. “Estoy esperando mi camión, en la terminal del ADO”, se escuchaba cantar a Alex Lora.

Cuando iba sentada, la candidata se dedicó a grabar videos para sus redes sociales. Su voz sobresalía sobre sobre las pláticas en corto que se tienen en los viajes.

“Botiquín, Tylex para el dolor de cabeza, gel antibacterial”. Junto con su hija Diana, Gálvez Ruiz iba sacando cosa por cosa todo lo que tenía en su bolsa para que quede para la posteridad.

“Tiene muchísimos rosarios”, dijo Diana, a lo que su mamá contestó “me los regala la gente”.

Por una tarde, el Xochibus, como ella llama a su camión, se convirtió en su oficina y restaurante. Aquí revisaba su agenda y movía a su equipo al mismo tiempo que se comía un paste de esquites.

Sin embargo, la candidata fue limpia. Lo único que quedó de su paso por el camión fue una pastilla brillante, como las que deja en casi todos los eventos a los que va. Estaba encima de la llave de un hotel, y nadie se atrevió a moverla.

Una alarma punzante rompió el silencio obligado después de la hora de la comida. Todos brincaron, menos el elemento de seguridad que venía acompañando a la candidata, quien simplemente volteó con la sonrisa de quien sabe que no hay peligro, sino un descuido de la abanderada.

“¡Ay! Ya se calló”, gritó Xóchitl cuando regresó el silencio. “Es una alarma por si alguien se me quiere acercar… ¡ni madres!”, soltó con tono de explicación. Siempre volteando a ver al celular que la grababa.

En un punto a la mitad de la carretera, la candidata se paró de su lugar y se acercó a los miembros de la prensa. Fue en ese momento que pidió: “off the record, muchachos”.

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