CIUDAD DE MÉXICO.- Comprar altos volúmenes de lentes intraoculares y contar con una cadena de suministro óptima, es la estrategia de la empresa Salauno para ofrecer precios hasta 60 por ciento por debajo del mercado en tratamientos y cirugías oculares.
Inspirados en el libro "La fortuna en la base de la pirámide" de Coimbatore K. Prahalad; Javier Okhuysen y Carlos Orellana, directores generales del proyecto, abrieron una clínica en 2011 en la colonia Roma de la Ciudad de México. A la fecha se han atendido a 100 mil personas y se han realizado más de 10 mil cirugías. Hoy inauguran una clínica de diagnóstico en Iztapalapa, y cuentan con dos más en la colonia Narvarte y Buenavista, Distrito Federal.
Éste fue el mérito por el que Salauno ganó el premio de Emprendedores Sociales del Año que otorgó la Fundación Schwab durante la celebración del Foro Económico Mundial (WEF, por siglas en inglés) de Latinoamérica.
"La mayor parte de las personas que se opera en Salauno paga. Tenemos una serie de cirugías, una serie de tipos de lentes intraoculares, esto hace que tengamos un rango de precios muy amplio, los costos pueden ajustarse al presupuesto de cada persona. Se generan economías de escala, y así se distribuye el costo entre muchos pacientes", explicó Okhuysen.
El trabajo que realizan 15 médicos, 15 enfermeras, 50 optometristas y personal administrativo, es regresar a las personas el sentido de la vista y que se integren a la vida productiva, comentó Carlos Orellana.
APOYO CON FUNDACIONES
Otra forma de apoyar es a través del trabajo con fundaciones, entre éstas Cinepolis, Walmart, Best y Farmacias del Ahorro.
Todos los lunes, en las instalaciones de Salauno, con domicilios en los 176 y 204 de la calle Mérida, se atienden a los grupos que llegan por campañas de estas fundaciones. El apoyo se da en medida de las condiciones socio-económicas de cada paciente, explicó Carlos Rodríguez, gerente de esta clínica.
"Vengo de Zacapu, Michoacán. Tengo 75 años y cataratas en los dos ojos, con la luz del sol no veo, espero recuperar la vista para hacer mis actividades como antes. No me han cobrado para la atención, sólo cooperé para el camión", compartió Adela Ruíz, de 75 años.
En otro grupo, proveniente de Ecatepec, Estado de México, está María Solano de 49 años. Tiene una catarata en el ojo derecho, lo que le imposibilita realizar sus actividades. "Aquí tengo que pagar estudios y gotas, pero pagar eso es más conveniente que 20 mil pesos por la cirugía en otro hospital", compartió