A pesar del discurso de empresas y sindicatos en el sentido de promover la productividad porque es una vía para aumentar los salarios, sólo 13.3 por ciento de las revisiones salariales contractuales de jurisdicción federal realizadas en 2015 incluyeron la firma de bonos de productividad.
Datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) indican que el año pasado se realizaron 8 mil 260 revisiones contractuales, de las cuales solamente mil 99 incluyeron la firma de bonos de productividad, es decir, 13.3 por ciento.
Ese porcentaje es menor al reportado para el 2014, año en el que se efectuaron 8 mil 250 revisiones contractuales y se firmaron mil 181 bonos de productividad, lo que representó 14.3 por ciento.
El total de revisiones contractuales en 2015 abarcó a 2 millones 219 mil 804 trabajadores, pero sólo 719 mil 594 fueron los beneficiados por los bonos de productividad, es decir, una tercera parte de los convenios.
Del total de bonos de productividad firmados el año pasado, el 52 por ciento fueron pactados por la industria manufacturera, es decir, 575 convenios; en segundo lugar se ubicó el sector de transportes, correos y almacenamiento con el 21 por ciento de los bonos, es decir, 232 convenios, y en tercer lugar se situó el comercio con 14 por ciento o 152 bonos de productividad acordados.
Humberto Ojeda, presidente del Congreso del Trabajo (CT), señaló que no hay un avance en la firma de bonos de productividad porque aunque los contratos colectivos de trabajo se incluyen cláusulas de productividad muchas veces las empresas no pagan ese bono y entonces no hay un incentivo para promoverla.
También consideró que no existen cláusulas que hagan obligatorio la firma de ese tipo de bonos y cada empresa los negocia con su sindicato, pero si no hay cumplimiento no hay represalia tanto para empresas como para las organizaciones sindicales firmantes.
Ojeda dijo que otro factor que ha influido en la baja firma de bonos de productividad es que los factores de la producción no se han podido poner de acuerdo para establecer un mecanismo que sirva como referencia para medir la productividad de cada sector y cada industria, por lo que ante la ausencia de ese mecanismo las empresas y sindicatos firman "a ciegas" los bonos.
En tanto, los datos de la STPS muestran que de los mil 99 bonos de productividad firmados el año pasado, el 64 por ciento fijaron metas a cumplir (702 bonos), en cambio el 36 por ciento restante no incluyó los objetivos.
De los bonos que se firmaron bajo el cumplimiento de metas, se observa que más de la mitad (403 bonos) fijaron como meta la eficiencia, entendida esta como reducción de desperdicios, defectos, accidentes, y tiempos muertos; así como ahorros de recursos, desarrollo de multihabilidades, desempeño individual, cuidado y conservación de maquinaria, mejora de la calidad del producto y actitud del servicio.
LENTO AVANCE
En mayo de 2013 el gobierno federal instaló el Comité Nacional de Productividad (CNP) que preside la Secretaría de Hacienda, el cual sólo ha sesionado cinco veces desde que se puso en marcha, de hecho, fue hasta noviembre del año pasado que el Comité emitió por primera vez recomendaciones vinculantes para un sector de la economía, que fue el correspondiente a autopartes.
El CNP aprobó 26 recomendaciones específicas dirigidas a ese componente de la rama automotriz en materia de formación de capital humano, financiamiento e innovación, lo que tuvo como objetivo sentar un precedente para que los factores de la producción impulsen la competitividad de los sectores más dinámicos y de alto potencial en el país.
Como parte de las acciones del CNP, en agosto de 2013 se lanzó el Programa para Democratizar la Productividad 2013-2018, que sería la guía para los diferentes sectores de la economía. Una vez constituido el Comité y el programa, se estableció que el primer bimestre de cada año la Secretaría de Hacienda publicaría los avances en el cumplimiento de los objetivos.