La identificación biométrica de los clientes de la banca en México, ya sea con huellas dactilares, voz, iris o reconocimiento facial, permitirá no sólo que se tenga un mejor control y evitar así el robo de identidad, sino también que se pueda ir construyendo una cédula única de identidad con datos biométricos.
Para Gueorgui Nikolov Popov, director general del FIMPE, que es el Fideicomiso para Extender a la Sociedad los Beneficios del Acceso a la Infraestructura de los Medios de Pago Electrónicos, el uso de datos biométricos en el sistema financiero ya es una realidad y sobretodo en programas sociales se realiza con éxito desde el 2009, dispersando de manera segura al beneficiario real los subsidios gubernamentales.
Sin embargo, consideró que el uso de datos biométricos no ha logrado avanzar de manera sustancial, ya que por ejemplo, de más de seis mil 500 programas sociales que se estima hay en el país, sólo en uno se utiliza, aunque la identidad biométrica podrían usarse en más proyectos y evitar quizás con esto la duplicidad de beneficiarios, o fraudes.
"¿Por qué se necesita una cédula de identidad única? Porque según los censos hay 127 millones de mexicanos, pero 193 millones de CURP registradas, 90 millones de personas en el INE registradas, 95 millones en el Buró de Crédito, y no sabemos en realidad cuántos hay por falta de identidad, lo que genera un sinnúmero de problemas, desde extorsiones, fraudes, y empresas fantasmas y problemas de robo de identidad en la banca", dijo Nikolov.
En su opinión, un buró de identidad biométrica puede ser una opción, pero se deben homologar los procesos en todas las instituciones públicas y privadas que tienen datos para hacerlo interoperable.
El FIMPE trabaja ya con 20 instituciones financieras en un sistema donde es el "enlace" para verificar las huellas dactilares, y aunque ahora la obligación es sólo para bancos, otras figuras ya se han integrado.
Al sistema puesto en marcha se llama biometría interoperable Biosmart, que opera bajo estándares internacionales y apegados a la regulación, con la finalidad de evitar el robo y fraude de identidad.
Al momento de enrolar a un nuevo cliente se le asigna una identidad biométrica, así como su nivel de gestión riesgo; a través de este proceso se autentica al individuo para poder otorgarle un nuevo producto o servicio, luego de que acceden a los servicios de validación del Instituto Nacional Electoral.