Axel Stawski no es la clase de magnate inmobiliario que se vanagloria del tamaño de sus torres. El empresario posee seis edificios de oficinas en Manhattan, uno de los mayores es el de la Quinta Avenida 565, una propiedad de 35 mil metros cuadrados completada en 1993 en la esquina de la Calle 46.
De 30 pisos, el rascacielos no es uno de los más altos de Nueva York. Pero compensa lo que le falta de tamaño con su estilo, con abundante luz natural, apliques artesanales de madera tallada y paredes de mármol italiano de 7 metros de altura en el vestíbulo.
La atención a los detalles –y el foco en edificios boutique destinados a un número menor de inquilinos– han ayudado a Stawski, de 65 años y fundador y presidente de la compañía de capital cerrado Stawski Partners, a reunir un patrimonio neto de 2 mil 400 millones, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. Eso lo coloca cerca del rango de Donald Trump, el desarrollador de Nueva York convertido en candidato presidencial que cuenta con una fortuna de 2 mil 900 millones.
Los edificios de oficinas de Stawski en Manhattan tienen un promedio relativamente pequeño de casi 30 mil metros cuadrados, menos de un octavo del tamaño del Empire State Building.
FOCO EN EL DISEÑO
Stawski prefiere propiedades más pequeñas en terrenos de esquina, y ha construido dos de sus tres torres de oficinas de la Quinta Avenida desde los cimientos.
Su foco en el diseño hace que los edificios se alquilen más rápido y ayuda a atraer y mantener más largo tiempo inquilinos deseables, dijo Michael Cohen, presidente de la región que abarca tres estados en la empresa de servicios inmobiliarios Colliers International Group Inc.
"Tiene un muy buen sentido estético y eso importa en esta ciudad", dijo Cohen. Stawski ha surgido como un "desarrollador dinástico" porque construye propiedades y las mantiene, beneficiándose de la apreciación a largo plazo de los inmuebles neoyorquinos, agregó.
Stawski ha desarrollado en sociedad con otras empresas tres edificios residenciales en los barrios Soho y West Village de Manhattan.
En el edificio recién construido de la calle Wooster 27, se firmó contrato de alquiler por un penthouse de 28.5 millones de dólares después de que estuvo sólo seis días en el mercado en diciembre de 2014. El multimillonario mantuvo su enfoque de boutiques en esta propiedad, exigiendo, por ejemplo, que todas las ventanas se abrieran hacia adentro para que fueran más fáciles de limpiar.