El viernes el parlamento alemán alcanzó un acuerdo por mayoría que apoya la extensión de la ayuda económica para Grecia, la cual ya alcanza los 240 mil millones de euros, pero que aún no se traduce en una recuperación de su economía.
Grecia fue una de las economías más dinámicas de la Eurozona entre el año 2000 a 2007, registrando una tasa de crecimiento promedio anual del PIB de 4.2 por ciento, impulsado por flujos de inversión extranjera que permitieron financiar los elevados déficits públicos.
Desde 2008, los principales indicadores de Grecia se deterioraron por lo que una solución a corto plazo se ve difícilmente. De acuerdo con la última información, su PIB cerró 2014 en los 44 mil 117 millones de euros, su nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2003. Esta economía, que depende en un 77 por ciento de su sector servicios, mantiene una elevada tasa de desempleados – 25.8 por ciento de la población activa- y su sector industrial continúa deteriorándose al cerrar el año anterior una caída de 3.8 por ciento anual.
Si bien el nuevo gobierno vio la necesidad de replantear algunos o muchos de los puntos que se alcanzaron con la Troika y obtuvo un respaldo que se vence en abril, es un hecho que necesita sentarse para retomar las negociaciones ya que para este año el país necesita recursos para liquidar deuda por otros 12.6 mil millones de euros adicionales a los 35 mil millones que se habían programado originalmente con la Troika.
Luego de haber sido una de las economías más dinámicas de la Eurozona hasta 2007, la crisis financiera internacional y una contracción en los flujos de liquidez de los mercados internacionales provocaron que la economía de Grecia entrara en recesión. Al cierre del año anterior, el nivel de su PIB regresó a un nivel que no se había visto desde 2003. Su economía depende en un 77 por ciento del sector servicios, de ahí que ante los eventos de violencia resultado de la Crisis Humanitaria –recién decretada por el nuevo gobierno- el turismo, su principal entrada de recursos, se encuentre prácticamente estancada.
A la recesión se suma la deflación. Una combinación peligrosa sobre todo para un país emergente. Luego de haber observado un crecimiento moderado de la inflación hasta 2012, entre 2013 y 2014 la inflación observada fue negativa en 1.7 y 2.6 por ciento, respectivamente, un riesgo mayor para la recuperación de Grecia. La deflación observada no fue un elemento aislado para Grecia y es que la mayoría de los países de la Eurozona cerraron 2014 con deflación. La deflación en Grecia obedeció a que la demanda interna continúa deprimida por el elevado nivel de desempleo y al menor gasto de gobierno ante el compromiso del gobierno federal de mantenerse en austeridad.
Grecia es, junto con España, de las naciones con una elevada tasa de desempleo. Al cierre del año anterior el desempleo griego alcanzó una tasa de 25.8 por ciento de la población activa, muy similar a la reportada por España, aunque la diferencia es que este último ya comenzó a registrar una recuperación. El nuevo gobierno decretó una Crisis Humanitaria y planteó a la Comunidad Europea la implementación de un programa para cubrir las necesidades de una parte de la población que se encuentra bajo el umbral de la pobreza. Se estima que este programa cubrirá a 30 mil personas. La condición es que se implementará este programa sin un aumento del gasto público.
La producción industrial cerro 2014 con una contracción de 3.8 por ciento anual, su segunda baja de forma consecutiva, aunque prácticamente desde 2008 este sector de la economía griega se encuentra en plena desaceleración. La industria manufacturera representa el 11 por ciento del PIB total. Esta contracción es resultado de la crisis financiera por la que está atravesando Grecia y a las medidas de austeridad que planteó la llamada Troika. Uno de los elementos que está influyendo en la industria griega es la baja inversión que registra este sector y es que ante la posibilidad de que el gobierno no acepte las condiciones de la Troika para recibir recursos para la reactivación económica, los inversionistas mantienen sus recursos en lugares más seguros como Alemania o Suiza.
El gobierno griego ha tenido un historial de elevados déficits en sus balances, que hasta 2008 fue financiado con inversión extranjera y con deuda. Sin embargo, a partir de 2009 esta nación tuvo limitaciones para cubrir sus requerimientos de liquidez en los mercados extranjeros, sobre todo para liquidar sus colocaciones de deuda que permitieron cubrir parte de la expansión observada en los primeros años de este siglo. Se estima que 2014 cerró con un déficit público de sólo 2.5 por ciento del PIB. Uno de los compromisos que se planteó al gobierno griego fue dejar el déficit público y comenzar a generar superávits o excedentes para comenzar a pagar la ayuda que dio la Troika a Grecia. Estimaciones del Banco Central Europeo, anticipan que para 2016 comiencen a registrar superávits públicos, para lograrlo se debe de reducir la elevada evasión fiscal del país, uno de los compromisos asumidos por el actual gobierno.