Desde 1971 al 2014, los daños económicos relacionados con los desastres naturales en el país han totalizado aproximadamente en 900 millones de dólares anuales en promedio, equivalente al 0.1 por ciento del PIB de 2014, según un reporte de Moody's Investors Service.
La vulnerabilidad del país a fenómenos meteorológicos como huracanes, inundaciones y terremotos hace poner atención a los sectores que están más expuestos a sufrir daños económicos, destacan los perfiles de crédito de los gobiernos estatales y municipales, el sector hotelero, las aseguradoras, los constructores de vivienda y las compañías mineras, señala el reporte "Exposición de México a Desastres Naturales, Vulnerabilidades de Sectores destacados", realizado por Moody's.
La ubicación geográfica de México lo hace susceptible a pérdidas por tormentas a lo largo de las entidades de las costas del Pacífico y del Golfo y los terremotos son una amenaza permanente para la Ciudad de México al estar erigida sobre un lago que magnifica las ondas de choque.
La banca tiene una limitada exposición a la mayoría de los desastres naturales debido a su diversificación geográfica. Moody's estima que sólo 1.5 por ciento de los créditos de la banca comercial estaban expuestos al Huracán Patricia que llegó a las costa de Colima el mes pasado.
Sin embargo, un terremoto que afecte a la zona metropolitana del Valle de México, podría tener significativas implicaciones crediticias para el sistema bancario debido a que casi la mitad de sus préstamos están otorgados en esas áreas. Después del Valle de México, Nuevo León es la entidad en donde la banca tiene mayor penetración al tener ubicados el 13 por ciento de los créditos comerciales.
El terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México, de 8.1 grados en escala de Richter, causó un estimado de 5 mil millones de dólares en daños de propiedad y no pareció tener un impacto en el sistema bancario. Los préstamos en mora se redujeron ligeramente al 2.3 por ciento del total de préstamos al cierre de ese año, desde 2.6 por ciento en el año anterior.
Las pérdidas por reclamos en caso de siniestros generalmente mermarían la rentabilidad de las aseguradoras por un periodo limitado de uno o dos trimestres. Lo que compensa parcialmente este riesgo es la baja penetración del seguro en el país, lo que limita los daños asegurados y los programas de reaseguro importantes para las aseguradoras.
Los desastres naturales severos podrían erosionar aún más las posiciones de efectivo de los Estados Mexicanos y en algunos casos podrían verse obligados a emitir deuda. Si el gobierno federal no declara un desastre natural, los estados tendrán que cubrir los daños con sus propios fondos, lo que podría incrementar los niveles de deuda o erosionar aún más su liquidez. Entre el año 2010 y el 2014, la media de estados mexicanos incrementó los niveles de deuda a 19.9 por ciento desde 14.9 por ciento del total de sus ingresos.