La entrega de los Premios Ariel 2019, que tendrá lugar esta noche en la Cineteca Nacional, se despliega bajo los nubarrones que las medidas de austeridad de la 4T y la ratificación del T-MEC ciernen sobre la cinematografía hecha en México.
De telón de fondo está el que podría ser un duro golpe para la industria cinematográfica nacional: la entrada en vigor del Tratado entre México, EU y Canadá, que en su Capítulo XV establece que los exhibidores reserven el 10 por ciento de su tiempo para proyectar producciones mexicanas, cuando el TLCAN contemplaba hasta el 30 por ciento.
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"Las condiciones del T-MEC no son las que hubiéramos deseado, por eso estamos trabajando, junto con otros gremios, en la propuesta de una nueva Ley Federal de Cinematografía que permita igualdad de condiciones para nuestras películas (frente a la oferta de Hollywood)", asegura en entrevista con El Financiero Ernesto Contreras, presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), institución que organiza los premios Ariel desde 1947.
La desazón de la comunidad cinematográfica del país contrasta con el reconocimiento mundial que se le ha dado a Roma, de Alfonso Cuarón, que con 15 candidaturas es la más nominada de esta edición.
Las cintas mexicanas no tienen manera de competir contra las producciones de EU. Situación que, advierte Contreras, podría empeorar si no se actualiza la normatividad. Según datos del Imcine —que este año vio mermado su presupuesto en 15 por ciento —, en 2018 sólo el 9 por ciento del público en salas mexicanas acudió para ver una cinta local.
Este es un tema que se aborda en las mesas de trabajo que desde junio se realizan en la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados, presidida por Sergio Mayer, quien asegura que ya se buscan las modificaciones necesarias a la mencionada Ley.
"La exhibición es uno de los temas que más preocupan a los productores, pero no podemos cambiar la preferencia del público con un plumazo. No porque pongamos en un decreto que se exhiba una determinada cantidad de películas mexicanas van a cambiar los gustos de la gente", explicó Mayer en un encuentro con la prensa el pasado 5 de junio tras la presentación del Anuario Estadístico del IMCINE 2018. "Tenemos que mejorar los contenidos, ofrecer alternativas a los guionistas y favorecer la industria desde abajo, desde los creadores".
La semana pasada, la Asociación Nacional de Actores y el Observatorio Público Cinematográfico enviaron al Senado una carta en la que solicitaron "revisar" el T-MEC: "Se debería mantener la reserva existente en el TCLAN del 30 por ciento. Esa reserva se hizo cuando el cine mexicano sólo producía unos 12 largometrajes al año y ahora se está produciendo más de 170, por lo que el 10 por ciento que propone el T-MEC resulta a todas luces insuficiente".
TIJERA Al ARIEL
Este año, la entrega del máximo galardón del séptimo arte en México carecerá del glamur que desplegó por años y del alojamiento que tuvo desde 2011 en el Palacio de Bellas Artes (excepto 2016, que fue en el Auditorio Nacional).
"Será una ceremonia digna, pero sobria y acotada. Mantendremos los elementos clave de la entrega, aunque ahora habrá la posibilidad de que pueda acceder el público general", afirma Contreras.
Los nominados estarán concentrados en la Sala 1 de la Cineteca Nacional, el público permanecerá en las otras salas y podrá ver la ceremonia desde la señal del Canal 22, detalla el también ganador de cuatro Arieles.
La expresidenta de la AMACC, Blanca Guerra, detalló en mayo pasado a Reforma que la Academia pagaba 350 mil pesos para la renta del Palacio de Bellas Artes para la ceremonia del Ariel. Sólo que este año lo que falta es, justamente, dinero. Hasta abril pasado, la AMACC sólo contaba con promesas de apoyo, sin presupuesto fijo.
En 2018, la AMACC —que fiscalmente está constituida como una asociación civil— recibió 4.5 millones de pesos a través de los etiquetados del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Desde enero de este año, este tipo de organismos ya no pueden recibir recursos federales por esa vía.
Contreras aseguró que en esta ocasión, "mucho" del apoyo que recibió la AMACC fue "en especie y en servicios" de parte de las secretarías de Cultura federal y de la Ciudad de México, el IMCINE y la Cineteca Nacional.
"No sé si es ignorancia de los que asignan el presupuesto, pero no puedo creer que en el PEF no se haya contemplado ni un solo peso para la Academia. El presidente (de la AMACC) debe rogar como limosnero para que la institución sobreviva. No sé si crean que la AMACC es una escuela patito de cine, pero no sólo se dedica a entregar los Ariel, sino a realizar labores académicas y de investigación", observa la actriz Diana Bracho, expresidenta del organismo.
"Las condiciones han cambiado", admite Contreras. "Debemos reestructurar nuestras formas de operación".