Lucía Dos Santos, Jacinta y Francisco Marto fueron tres niños portugueses que presenciaron la aparición de una virgen en la Cova de Iria, en la ciudad de Fátima, en Portugal. Los pastores recibieron tres revelaciones proféticas sobre el nuevo mundo.
La virgen posteriormente fue llamada ‘de Fátima’, ya que se apareció en ese sitio. En un principio los niños optaron por guardar silencio, pero tiempo después Lucía Dos Santos escribió y entregó al Vaticano los tres secretos.
Sobre la primera profecía Lucía escribió “Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros’'. La virgen prometió que los llevaría al cielo.
‘‘La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor (…) Dios va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”, se escribió sobre la segunda profecía. La interpretación de esta revelación se relaciona con el final de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda.
En el tercer secreto se describe la llegada de un ángel que pide penitencia con una espada en llamas en la mano izquierda. Esa visión también mostraba al Papa y a un corte de clérigos que iba escalando una montaña mientras eran acribillados con balas y flechas.
A esta historia se le alude la predicción del atentado que sufrió el Papa Juan Pablo II en la década de los 80′. Un pistolero turco le disparó, su santidad sobrevivió y actualmente la bala sigue estando incrustada en la corona de la virgen de Fátima.
Los niños Jacinta y Francisco Marto fueron canonizados en mayo de 2017. Son los dos únicos infantes que han sido canonizados sin ser mártires porque murieron a los 10 años de gripe española.
Lucía Dos Santos fue monja, murió en 2005 y está en proceso de beatificación.