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Bernardo Gómez-Pimienta, con la 'doble cachucha' de diseñador y arquitecto

Para Bernardo Gómez-Pimienta es más complejo hacer una silla que un edificio. Afirma que las piezas sencillas de uso cotidiano tienen que pensarse en función del cuerpo humano.

Con 25 años de trayectoria como arquitecto y 300 construcciones diseminadas por el mundo, para Bernardo Gómez-Pimienta es más complejo hacer una silla que un edificio. Afirma que las piezas sencillas de uso cotidiano tienen que pensarse en función del cuerpo humano. Cuántas complexiones alojará, será cómodo el tamaño, el ángulo de la espalda será el correcto... Son cuestionamiento que siempre taladran la cabeza de un diseñador de mobiliario.

"Aunque me he tardado año y medio para hacer una silla, no importa el tiempo, es apasionante. Me pongo la doble cachucha de diseñador y arquitecto", relata.

El creativo experimentó con una colección de piezas propias que se fabrican a escala reducida. Algunas están disponibles para su compra en la galería Clásicos Mexicanos.

Le gusta trabajar con cristal y acero a diferentes escalas. La mayoría de sus piezas son desmontables y hay opciones a las que se le ajusta la altura. También hace sillas, tumbonas, bancos y sillones. Parte de éstas se pueden apreciar y usar en el Museo Tamayo.

"Me divierte hacer elementos pequeños como una jabonera, y de ahí partir para otros cuartos y a la vivienda completa. Es importante que se vean los tornillos y las uniones, que se vea cómo se construyó", afirma sobre la particularidad de sus creaciones.

Gómez-Pimienta asegura que esa diversificación se ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Ahora son pocos los arquitectos que se aventuran a diseñar otras cosas. Señala que los que hicieron gala de esa posibilidad fueron los mexicanos Luis Barragán, Abraham Zabludovsky, Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo Legorreta, Teodoro González de León y Agustín Hernández, máximos representantes del movimiento moderno. Además de construir edificios desarrollaron el interiorismo de los mismos y realizaron piezas de mobiliario.

Como parte de la investigación para su tesis doctoral se dedicó a rastrear el trabajo hecho por sus predecesores durante la segunda mitad del siglo XX. No sólo lo documentó con fotografías y dibujos que encontró en sus despachos y con sus familiares; los escribió y convirtió en un libro -que ya está a la venta- titulado La escala y el origen, publicado por editorial Arquine.

Ahí analiza la composición y funcionamiento de tres muebles de cada uno de los arquitectos, un total de 18 piezas que reflejan, sobre todo, la manera de ensamblar de sus creadores.

Bernardo Gómez-Pimienta

La revista Time definió el trabajo del arquitecto mexicano como el único de su generación que rehace una imagen del país fuera de sus fronteras. Tiene 300 obras construidas en diferentes partes del mundo. Hace proyectos a escala urbana, regional, residencial y diseño industrial. Tiene más de 100 reconocimientos nacionales e internacionales. Es el único arquitecto mexicano que recibió la condecoración de Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa.

"No hay una constante que revele homogeneidad en su trabajo, algunos hacían construcciones que dan la idea de ligereza y construían muebles muy pesados, y al revés", menciona.

El texto aporta luz sobre esa época de la que hay pocos y dispersos registros. Gómez-Pimienta explica que lo que encontró da para más volúmenes y aún se analiza la posibilidad de hacer más ediciones.

Además de diseccionar cómo fabricaban los artículos, el relato es rico en anécdotas porque explica la historia familiar de las piezas, por ejemplo está la cuna que Abraham Zabludovsky hizo para sus hijos y luego pasó a sus nietos y bisnietos o el comedor que Agustín Hernández le hizo a su nieta.

"Todas las piezas son creativas y responden a una necesidad; todas artesanales y muy bien hechas. Convivir con muebles de arquitectos es un regalo, una práctica que no debería perderse", puntualiza.

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