McALLEN, Texas. – La disputa por el agua entre México y Estados Unidos volvió a escalar luego de que los senadores texanos Ted Cruz y John Cornyn presentaran una iniciativa legislativa para limitar el envío de agua de Estados Unidos a México y permitir al presidente estadounidense, Donald Trump, suspender la cooperación comercial en sectores mexicanos que se benefician de esta agua, en respuesta al presunto incumplimiento mexicano del Tratado Internacional de Aguas de 1944.
El debate llega en un momento estratégico: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) será revisado en 2026, y la delegación texana busca incluir el tema del agua en las próximas negociaciones comerciales, indica el Texas Tribune.
El tratado, vigente desde hace más de 80 años, establece que Estados Unidos debe entregar 1.5 millones de acres-pie de agua del río Colorado – que cambia de nombre a Río Bravo al llegar a la frontera-, a México cada año, mientras que México se compromete a entregar 1.75 millones de acres-pie de agua cada cinco años —equivalentes a 350 mil acres-pie anuales— provenientes de seis afluentes del Río Bravo.
Sin embargo, México no cumplió con la cuota quinquenal más reciente, que concluyó el pasado 24 de octubre.
Escasez de agua impacta el sur de Texas
La falta de cumplimiento ha generado una creciente tensión en el sur de Texas. El agua proveniente de México normalmente se almacena en los embalses internacionales Amistad y Falcón, cuyas reservas alcanzaron un mínimo histórico el año pasado y continúan en niveles críticos debido a la escasez de lluvias.
Cuando los niveles bajan en los embalses, las autoridades estadounidenses priorizan el uso doméstico y urbano, reduciendo o suspendiendo el riego agrícola.
Esta medida ha golpeado duramente a los productores texanos del Valle del Río Grande, área agrícola por excelencia, provocando pérdidas millonarias y el cierre del último ingenio azucarero del estado, en Santa Rosa, aunque inversionistas locales anunciaron planes de reactivarlo.
Una propuesta que va de presión política a comercial
El nuevo proyecto de ley, presentado en el Senado federal, busca imponer mecanismos de cumplimiento más estrictos. Entre sus disposiciones, exige que México realice entregas mínimas anuales de 350 mil acres-pie en lugar de permitirle compensar al final del ciclo de cinco años.
En caso de que México no cumpla con las entregas anuales, el presidente de Estados Unidos estaría facultado para rechazar solicitudes de emergencia de agua y restringir la cooperación bilateral en los sectores involucrados. Las únicas excepciones serían en casos de emergencia ecológica, humanitaria o de interés nacional.
Un conflicto transfronterizo
El Tratado de Aguas de 1944 ha sido considerado históricamente un modelo de cooperación internacional. Sin embargo, la creciente crisis climática, las sequías regionales y la presión política en ambos países han reavivado las tensiones.
En México, los expertos advierten que el cumplimiento estricto del tratado podría afectar gravemente a comunidades agrícolas del norte, particularmente en Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, donde la escasez de agua ya ha reducido cosechas y generado conflictos locales.
El nuevo proyecto de ley estadounidense podría, de aprobarse, transformar el equilibrio diplomático de uno de los acuerdos binacionales más antiguos y sensibles entre ambos países, al vincular directamente el cumplimiento hídrico con la política comercial y posiblemente afectar las negociaciones del T-MEC.
Mientras tanto, los productores del Valle del Río Grande esperan una solución antes del próximo ciclo agrícola y así evitar pérdidas catastróficas.






