Transcurridos tres años desde que el presidente Barack Obama prometió cambiar el foco hacia Asia en respuesta al poder cada vez mayor de China, los asesores que pusieron en marcha esa política no están. Tampoco sus conocimientos y experiencia.
En lugar el secretario del Tesoro que había estudiado Mandarín siendo estudiante universitario en Pekín y era visto por un miembro del politburó como un amigo de la familia, Obama tiene un experto en presupuesto al frente del departamento. En tanto la anterior secretaria de Estado enfatizaba la necesidad de un eje en Asia, el máximo diplomático actual del país se ha centrado en una búsqueda de la paz para Oriente Medio. Y el embajador estadounidense en Pekín ha dicho que no es "experto en China".
Por lo tanto, dicen exdiseñadores de la política de ambos partidos, ante una China cada vez más firme Estados Unidos está reaccionando a los hechos en vez de determinarlos.
"La administración tenía muchos chinos en los primeros años, y ahora parecería que nos hemos quedado sin ellos", dijo Jon Huntsman, que prestó servicio como embajador en China desde 2009 hasta 2011 y habla chino. "Creo que el presidente evaluó que manejar la relación más allá del status quo no tiene ninguna ventaja política".
Para Obama, que visita Pekín esta semana para la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico, este es un mal momento para tener poca gente.
El presidente Xi Jinping, el líder chino más poderoso en un cuarto de siglo, está cambiando el comportamiento de China a nivel interno y externo con un impacto sobre los Estados Unidos que resulta difícil imaginar.
China está inmersa en disputas territoriales con dos aliados estadounidenses. Fiscales chinos han puesto nerviosos a inversores extranjeros con investigaciones de empresas como Microsoft Corp. Y una disputa por secretos comerciales llevó en mayo a una extraordinaria acusación estadounidense contra cinco oficiales militares chinos por cargos de ciber-espionaje.
DESPLAZANDO A ESTADOS UNIDOS
Estados Unidos "no tiene una respuesta creíble al avance de China", dijo el ex embajador estadounidense Chas Freeman, de 71 años, que actuó como intérprete del presidente Richard Nixon durante su trascendente viaje a China en 1972.
"No estamos manejando en forma efectiva las consecuencias de nuestro gradual desplazamiento por parte de China en el centro de la economía global".
Funcionarios de la administración rechazan las críticas, diciendo que están plenamente comprometidos y que Obama ha pasado más tiempo con líderes de China que ningún otro presidente desde la normalización de las relaciones en 1979. El secretario de Estado, John Kerry, definió la semana pasada la relación sino-estadounidense como la "más significativa en el mundo".
No obstante, Freeman y otros críticos hablan de deriva política, en tanto algunos responsabilizan a los asesores de Obama.
"El equipo para China es flojo", dijo Douglas Paal, de 67 años, que fue diplomático estadounidense en Taiwán durante la presidencia de George W. Bush y actualmente está en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional. "Estados Unidos no está bien estructurado en este momento para reunir todas las fortalezas que podría para enfrentar a China".