Como muchos votantes de Donald Trump, Jason Gelinas sintió que algo cambió dentro de él en la presidencia de Barack Obama. Le iba bien. Era vicepresidente senior de Citigroup en el departamento de tecnología de la empresa. Estaba casado, tenía hijos y una casa en un suburbio de Nueva Jersey. Quienes lo conocen, afirman que Gelinas era agradable y le gustaban las cosas normales. Sin embargo, las cosas se pusieron raras cuando entró a la política.
Gelinas se agitaba cuando hablaba de Obama, refiriéndose a él como el 'Anticristo'. Estaba cada vez más inmerso en conspiraciones de derecha en Internet y le dijo a un amigo que Hillary Clinton estaba en el centro de una red de traficantes sexuales. Esto fue cuando los 'trolls' en línea comenzaron a promover una teoría conocida como 'Pizzagate', que afirmaba que Clinton y otros tenían a niños como rehenes en el sótano de una pizzería en Washington, DC.
Poco después de que Trump fuera elegido presidente, un seguidor irrumpió en el restaurante y disparó un rifle, retirándose solo después de descubrir que el edificio no tenía sótano.
Gelinas encontró en el incidente su camino hacia un movimiento más extraño: QAnon, que se centra en la teoría de una red de liberales pedófilos, en su mayoría políticos y celebridades. El giro es que QAnon sostiene que, en algún punto, Trump desatará la 'Tormenta', un golpe militar que expondrá y castigará esa red.
El movimiento se había contenido en los márgenes de Internet hasta la época en que apareció Gelinas. En 2018, mientras trabajaba en Citi, creó, como un proyecto paralelo anónimo, un sitio dedicado a llevar QAnon a una audiencia más amplia. A mediados de 2020, el sitio, QMap.pub, atraía 10 millones de visitantes cada mes, según SimilarWeb. En otras palabras: un ejecutivo de Citigroup ayudó a convertir una secta oscura e incoherente en una con implicaciones políticas dominantes.
En enero, la Cámara de Representantes seguramente dará la bienvenida a su primer partidaria de QAnon, la republicana Marjorie Taylor Greene, quien se postula sin competencia seria en un distrito de Georgia, y otros candidatos a cargos públicos han manifestado su apoyo a aspectos del movimiento. Los partidarios también tenían una teoría sobre el diagnóstico de COVID-19 del presidente: Trump no estaba enfermo, solo se retiró del ojo público para que la 'Tormenta' pudiera comenzar.
QAnon, como un movimiento religioso, deriva de las revelaciones en un texto fundamental publicado en el sitio 4chan, irónicamente conocido también como un lugar para descargar pornografía infantil.
La revelación se entregó el 28 de octubre de 2017 y provino de un usuario que se hacía llamar QAnon. Esta persona, que afirmó ser empleado del gobierno con autorización de alto secreto de "nivel Q" (algo real en el Departamento de Energía), dijo que Clinton sería arrestada en dos días y que el evento desencadenaría disturbios masivos organizados. En ese momento, 4chan estaba lleno de tonterías similares atribuidas a funcionarios de alto rango. El usuario se convirtió en el narrador de un cuento que presenta a Trump como héroe central en una lucha global épica, repartiendo la historia en miles de publicaciones, primero en 4chan, luego en el aún más extraño 8chan y su sitio sucesor, 8kun.
La identidad de Q ha sido objeto de especulación desde el principio, sin una respuesta clara.
Si las publicaciones de Q son las revelaciones divinas, sus ritos implican la producción de videos y textos en redes sociales, a menudo capturas de pantalla con flechas y círculos que revelan conexiones ocultas, diseñadas para interpretarlas. ¿Qué tal este agosto, cuando Trump visitó una planta de Whirlpool en Ohio y posó frente a 17 lavadoras? Q es la decimoséptima letra del alfabeto inglés.
Al principio, los documentos de Q estaban disponibles solo para los más obsesos.
La necesidad de correr la voz más allá de los usuarios intensos requería la creación de sitios amigables. Esta tarea, le dijo Gelinas una vez a un amigo, podría ser su llamado de Dios.
El 5 de abril de 2018, Q publicó un mensaje corto, el número mil 30, insinuando que una reciente serie de accidentes de aviones militares era parte de una "guerra silenciosa". Esa noche, Gelinas registró QMap.pub. Su intención, explicó luego, era crear memes, que son más difíciles de controlar que los tweets o las publicaciones de texto de Facebook. "Los memes son increíbles", escribió Gelinas. "Pasan por alto la censura de las tecnológicas". (Las empresas de redes sociales, en teoría, se oponen a la desinformación y las publicaciones de QAnon a veces se eliminan. El 6 de octubre, Facebook prohibió los grupos y páginas de Q en su servicio).
Gelinas recaudó miles de dólares vía crowfunding para apoyar su sitio, se afilió al partido republicano y esta primavera contribuyó con 200 dólares a los esfuerzos de reelección de Trump.
QMap también tenía una sección de muertes sospechosas. John McCain no murió de cáncer cerebral, según el sitio. "Una teoría es que fue juzgado en secreto por un tribunal militar y condenado a muerte", decía el portal.
El crecimiento de QMap había atraído a un enemigo. Frederick Brennan, un erudito de 26 años con una rara enfermedad ósea, quien decidió desenmascarar a la persona detrás de QMap. Brennan era un troll reformado. Había creado 8chan, pero cambió después de que el responsable de los tiroteos masivos de 2019 en dos mezquitas en Nueva Zelanda publicara su manifiesto ahí.
Brennan buscó qué compañías operaban servidores que alojaban el contenido de 8chan. Luego lanzaría mensajes públicos, en Twitter y en otros lugares, instando a las compañías a cortar los lazos con el sitio.
Este verano, Gelinas trasladó su sitio a VanwaTech. Esto lo convirtió en un objetivo de Brennan, quien también comenzó a presionar a Patreon, la empresa de crowdfunding usada por Gelinas, para que bloqueara su sitio.
Patreon nunca prohibió QMap y Gelinas eliminó sus publicaciones en el sitio de financiación colectiva. En mensajes de WhatsApp, le dijo a Bloomberg Businessweek que comenzó a usar VanwaTech porque protegía a QMap de ciberataques.
Joe Ondrak y Nick Backovic, investigadores de Logically.ai, una firma que verifica datos y hechos en Internet, se unieron a la búsqueda de Brennan. Ambos tardaron unos días en rastrear una dirección de correo electrónico asociada con Patriot Platforms LLC, que había sido incluida como el editor de una app móvil de QMap en la tienda de Android, hasta un apartado de correos en Nueva Jersey.
Los registros públicos muestran que Gelinas es el único empleado de Patriot Platforms, y enumeran la dirección de la empresa como una casa en el mismo estado.
En la mañana del 10 de septiembre, un reportero condujo hasta la residencia. Gelinas estaba en el patio delantero llenando una carretilla con tocones de árboles cortados. Es alto y está en forma a los 43 años. Era evidente que no quería hablar. Caminaba evadiendo preguntas. Primero dijo que no era Q, aunque admitió que estaba familiarizado con QAnon, que describió como "un movimiento patriótico para salvar el país". Finalmente, su esposa abrió la puerta y lo rescató con una vaga solicitud. "No quiero involucrarme, quiero quedarme al margen", dijo Gelinas antes de entrar a la casa y pedirle al reportero que se fuera. Minutos más tarde aparecieron dos camionetas de la policía.
Esa tarde, QMap.pub y los perfiles de redes sociales de Gelinas y su esposa desaparecieron. En cuestión de días, Citi lo había puesto en licencia administrativa y su nombre fue eliminado del directorio interno de la empresa. Más tarde fue despedido.
Google ha tratado de dificultar la búsqueda de sitios como QMap, y Facebook y Twitter han bloqueado sus enlaces. Sin embargo, son fáciles de encontrar en la red.
Janja Lalich, profesora emérita de sociología en la Universidad Estatal de California que ha estudiado sectas durante décadas, señala que los movimientos de Internet como QAnon han crecido a un ritmo alarmante debido a un debate político que se ha alejado cada vez más de un conjunto de acuerdos aceptados. "Tenemos un liderazgo que se ha esforzado mucho por cambiar nuestra relación con la realidad, y la gente ha caído en la trampa".
Regresar de ese engaño colectivo, insiste Lalich, no será fácil. "Es muy abrumador", afirma. "Tienes que renunciar a todo en lo que creías y volver a decidir qué creer".
William Turton y Joshua Brustein, con la colaboración de Jennifer Surane
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