El otro día desperté una hora antes que el resto de mi familia, fui al baño y tomé un body negro que tengo colgado detrás de la puerta. Aún medio dormido, lo metí a la regadera, empapando la tela de nylon y sus hileras de almohadillas metálicas hasta que quedaron bien mojadas. Luego me lo puse, ajusté las correas a los costados, piernas, hombros y brazos, y caminé, escurriendo un poco, hacia la sala. Encendí mi iPad, busqué un video de entrenamiento de fuerza en la app de Katalyst, me puse los AirPods y comencé a hacer ejercicio.
Mientras una entrenadora me guiaba por una serie de movimientos, el traje enviaba toques eléctricos a través de las almohadillas húmedas a mis músculos en un patrón: cuatro segundos encendidos, cuatro segundos apagados, durante 20 minutos. La estimulación no es dolorosa, pero al final del entrenamiento, las descargas eran tan intensas que mis músculos se quedaban rígidos con cada movimiento, dejándome empapado en sudor, a punto de colapsar por el esfuerzo. Si mi hija de 4 años hubiera entrado, seguramente habría pensado que estaba bajo algún hechizo.
En algún momento de los 40, empiezas a hacerle cosas raras a tu cuerpo.
Yo comencé a usar el traje y la app de Katalyst en marzo para acelerar mi recuperación física después de un par de lesiones invernales. Una cirugía en el pie, seguida rápidamente por una fractura en el codo tras resbalar en el hielo, me dejaron meses sin poder hacer ejercicio. Mi deterioro físico fue frustrante, y nada bueno para mi salud mental. Lo que buscaba era un atajo para volver a sentirme fuerte. No es que no estuviera dispuesto a esforzarme, pero como la mayoría de quienes entran en su quinta década, ya no bajo de peso ni gano músculo con facilidad.
Lo que quería encontrar era, pues, una pequeña trampa.

A los estadounidenses nos encantan esas pequeñas trampas. Basta entrar a cualquier CVS para ver pasillos enteros dedicados a ellas. Ahí encuentras gomitas de colágeno para engrosar piel y cabello y pastillas para acelerar el metabolismo. Grand View Research calcula que la industria de suplementos de salud es un mercado de 112.6 mil millones de dólares. CVS incluso ofrece aquel viejo recurso de la hierba de cabra en celo, además de toda clase de pastas dentales blanqueadoras imaginables.
Sí, quizá te cepillaste y usaste hilo dental impecablemente toda tu vida y jamás probaste el café, pero ¿sabes qué? No lo hiciste. Así que, ¡a hacer trampa! (llámalo “un boost” si eso te hace sentir mejor).
No estoy hablando de cirugía plástica, ni de tomar esteroides, ni de ir a Turquía a ponerte injertos de cabello. No se trata de no morir nunca o de rejuvenecer tu cara 40 años de golpe como Kris Jenner. Son solo pequeños ajustes.
Eso fue exactamente lo que pensé cuando escuché que los trajes de Katalyst usan estimulación eléctrica muscular (EMS) para provocar contracciones que potencian tu entrenamiento. En 2022, Katalyst levantó una ronda Serie A de 26 millones de dólares con participación de firmas como Incisive y Unlock Venture Partners; incluso Cindy Crawford y Rande Gerber invirtieron. Yo pedí el sistema de entrenamiento Gen4, el traje más nuevo, que cuesta 2 mil 999 dólares e incluye tres meses gratis de membresía en la app que lo opera y ofrece sesiones guiadas de ejercicio (después cuesta 37 dólares al mes). Eso es más o menos lo que pagarías por un año en la cadena de gimnasios de lujo Equinox.
¿Cómo se siente? Bueno, para los padres de niños pequeños: ¿saben cómo tienen que aprender a hacer todas sus tareas diarias mientras alguien les jala el pantalón y grita “¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!”? Pues esto es igual, solo que la tarea es un entrenamiento normal y, en lugar de gritos, te están electrocutando.
Al principio, la descarga hace cosquillas en los músculos y va subiendo de intensidad volviendo casi imposible siquiera levantar los brazos. Pero uno se acostumbra. Y 20 minutos pasan rápido. Ahora ya tolero pulsos intensos. Al día siguiente de una sesión, incluso esa misma tarde, quedo bastante adolorido. Se siente bien saber que está funcionando.
Antes del traje, probé de todo. He entrenado de manera presencial y en línea, tanto con humanos como con inteligencia artificial. He intentado Barry’s Bootcamp, CrossFit, registrar mi dieta, incluso Herbalife.
Tengo una regla personal: si alguien me invita a probar una nueva forma de ejercicio, tengo que decir que sí. Así que he experimentado con Solidcore, Zumba, Orangetheory, Soulcycle, Aarmy, Physique 57, Shadowbox, Row House, yoga caliente, yoga todavía más caliente e incluso una clase de pilates llamada Chaise 23, porque estaba en la calle 23 de Manhattan y hacías todos los ejercicios en una silla.
Algunos pensarán que esta lista es normal para alguien fitness. Otros dirán: “Ese hombre está mal de la cabeza”. Buenas noticias: ¡ambos tienen razón! Pero yo pruebo productos y experiencias para ganarme la vida. Quiero experimentar la mayoría de las cosas al menos una vez. Y el ejercicio es mejor que las drogas duras.
Empecé a pensar en qué otras pequeñas trampas podría usar para sentirme, o al menos verme, como si estuviera haciendo todo bien. Me he puesto un poco de bótox en la frente desde hace años. ¿Debería hacerme más? ¿Y qué tal el láser? ¡El láser suena increíble! Tomo un poco de melatonina para dormir, además de colágeno para mantener el cabello brillante y la piel firme. ¿Qué más debería estar tomando? Una vez al año recurro a una cajita de Crest Whitestrips para borrar las huellas de mi adicción al café. Un día sí y otro no me aplico las almohadillas exfoliantes químicas Alpha Beta de Dr. Dennis Gross para raspar sin piedad la capa superior de mi rostro y estimular el crecimiento de nuevas células debajo.

No califico para un GLP-1 como Ozempic o Wegovy para bajar de peso, pero esas medicinas milagrosas son el truco definitivo, como el comando “TURTLE” en Grand Theft Auto que te da salud y armadura al máximo. No es que quienes las toman puedan comer basura y nunca ejercitarse; es que, cuando sí llevas una dieta responsable y mueves el cuerpo, esas cosas realmente funcionan.
Buscando qué más había, me asomé al mundo de moda de la longevidad. Escuché los podcasts de Huberman Lab sobre mejorar la salud y revisé los suplementos de Bryan Johnson, el multimillonario biohacker con su intensísimo régimen antienvejecimiento (incluía intercambiar plasma sanguíneo con su propio hijo).
Leí Outlive de Peter Attia, donde aprendí sobre el rucking (cargar entre 50 y 60 libras en una mochila mientras caminas) hasta por cuatro horas a la semana, usar sauna de cuatro a siete veces, hacer tres o cuatro baños de agua helada, además de entrenamientos de VO2 máximo y monitoreo continuo de glucosa. Y ahí fue donde me detuve.
¿Eso suena a dicha para ti? Para mí no. Suena a un montón de trabajo miserable (excepto la parte del sauna). Claro que quiero vivir mejor y por más tiempo. O al menos, quiero quererlo. Me gustaría ser lo bastante disciplinado para organizar toda mi vida alrededor de mi salud, o bienestar, autocuidado, longevidad, o como le llamemos ahora. Pero no lo soy. ¿Quién tiene tiempo para todo eso? Tengo un hijo, un trabajo y gente en mi vida a la que me gusta ver. La verdad es que por muy convincentes que suenen, las modas de salud casi nunca duran más de unos años. Los únicos principios que permanecen son los que siempre hemos sabido: comer bien, ejercitarse con constancia, descansar lo suficiente, cuidar la salud mental y formar parte de una comunidad que te apoye.
Incluso el podcaster Andrew Huberman lo admite. “Las cosas que marcan el 90 por ciento de la diferencia —como dormir, hacer ejercicio, la nutrición, la luz, el manejo del estrés, las relaciones, etc.— en nuestra salud, son las que debemos hacer el 90 por ciento de los días de nuestra vida”, dijo en un episodio de julio.
Puede ser frustrante intentar lo mismo una y otra vez, lo que funciona para otros, y no obtener esos resultados.
¿Es de extrañar que estemos eternamente buscando nuevas trampas en esos terrenos? Yo lo he vivido durante años en la cobertura de fitness.
Pero aquí está el asunto: el traje de Katalyst sí funcionó. Con él, mi rutina normal de Barry’s Bootcamp y levantamiento de pesas se potenció. En seis meses, perdí una capa de grasa alrededor de la cintura, bajé unos 10 kilos y gané músculo. Reduje una talla de cinturón y mejoré mi postura. Y, más allá de eso, yo mejoré. Porque esa pequeña trampa me dio la motivación para cuidar más mi alimentación, dormir mejor, comer más proteína y verduras. ¿Podría haber logrado lo mismo con un entrenador y un nutriólogo? Probablemente. ¿Tenía el tiempo o la paciencia para alguno de los dos? No. La pequeña trampa, ya sea una gomita, un traje o un exfoliante, puede ser justo lo que te anime a seguir y esforzarte más. Cuando tengo los dientes blancos, soy más disciplinado con el hilo dental. Cuando uso retinol, soy más constante con el bloqueador solar.
Tenemos que aceptar que muchos de los atajos que venden en CVS (y ni hablar de internet) son placebos: según el Journal of American Medicine, los usuarios de suplementos son más propensos a reportar tener muy buena salud, contar con seguro médico, consumir alcohol con moderación, evitar el cigarro y ejercitarse con más frecuencia que quienes no los usan. Son mejores personas, y además toman suplementos.
Así que si te sientes abrumado por todas las palabras de moda en salud, por los datos interminables de los relojes fitness, por las startups de resonancias magnéticas de celebridades o por el rucking, te invito a que te des permiso de recurrir a unas cuantas pequeñas trampas. Puede que descubras que te ayudan a volver al juego, del mismo modo en que a mí me lo dio ponerme un traje mojado y dejar que la electricidad me recorriera el cuerpo. Hizo mi vida mejor, al menos un poquito.
Lifting instantáneo en gotero

¿No estás listo para una blefaroplastia completa de párpado superior? Hay una forma de simular esos resultados por unas horas. Upneeq (150 dólares por 30 dosis) es una gota oftálmica de prescripción que eleva el párpado de manera visible en 1 milímetro a los 15 minutos, con un efecto que dura de seis a ocho horas. Su ingrediente activo, hidrocloruro de oximetazolina (el mismo químico en Afrin), hace que un diminuto músculo involuntario del párpado se contraiga, dando como resultado una apariencia más fresca. Upneeq fue desarrollado para personas con condiciones médicas como el párpado caído, pero maquillistas y dermatólogos cosméticos lo usan para ocasiones especiales frente a la cámara. “Es un producto excelente e innovador que me ha servido a mí y a mis pacientes”, asegura Elizabeth Hale, dermatóloga certificada en Nueva York. Cheryl Wischhover
Ronca menos, duerme mejor

Respirar por la nariz tiene grandes beneficios: filtra el polvo y el polen, humidifica el aire que inhalas y produce óxido nítrico, lo que facilita que la sangre oxigenada y rica en nutrientes llegue a los órganos. Además, es notablemente más silencioso. La cinta para la boca, popular en redes sociales, promete fomentar esto, pero solo funciona si puedes obtener suficiente aire por la nariz.
Un dilatador nasal suave de grado médico llamado Mute mantiene abiertas las fosas nasales como un andamiaje interno. El inserto de plástico flexible se desliza dentro de cada fosa. Cada aro en forma de D se ajusta en una de cuatro posiciones, expandiéndose hasta medio centímetro. Un paquete de tres cuesta 23 dólares y dura 30 noches, aunque con limpieza puedes alargar su uso. Mi sueño se volvió más profundo, los ronquidos se redujeron y las mañanas empezaron sin esa neblina de cansancio que no termina de irse. Sal Vaglica
Una fórmula facial todo en uno

Puede ser divertido ver a influencers transformarse con 37 pasos de maquillaje, pero fuera de la pantalla, la mayoría queremos productos multitarea que funcionen sin hacernos ver como si lleváramos 37 capas encima. Eso quizá explique la creciente popularidad de las skin tints. Esta categoría ha crecido 27 por ciento este año, según el Spate Popularity Index.
Más ligeras e inteligentes que una crema con color y menos pesadas o laboriosas que una base, las tints suelen contener protector solar e ingredientes de cuidado de la piel como escualano, niacinamida y ácido hialurónico. No hacen milagros, pero pueden difuminar líneas finas y dar un brillo sutil. Prueba Ilia Super Serum (48 dólares) por su amplia gama de tonos y NYX Buttermelt Glaze Soft Glow (16 dólares) como opción más accesible. C.W.
El cómplice del buen dormir

Como cualquiera que comparta habitación sabe, la temperatura es un tema complicado. El entorno térmico adecuado, como lo llaman los investigadores del sueño, es clave, aunque no todos coinciden en cuál es. Ahí entra el Eight Sleep Pod 5 Ultra. El nuevo Pod (desde 5 mil 248 dólares en tamaño queen) incluye una funda de colchón con tubos que se coloca bajo la sábana bajera. Una bomba de calor se sitúa en el piso y hace circular agua a través de la funda, dividiendo el colchón en dos zonas según las preferencias de cada durmiente.
También hay una Pod Base para cada lado de la cama. Incluso puede elevar automáticamente la cabeza de quien duerme en cualquier lado cuando detecta ronquidos. La línea Pod 5 ofrece como extra una cobija rellena de agua (mil 50 dólares) que replica la temperatura del colchón. Durante un mes de pruebas, tardé en promedio 21 minutos en quedarme dormido, superando el referente de 30 minutos que marca Eight Sleep para adultos. El sueño profundo representó 17 por ciento de la noche, dentro del rango recomendado de 15 a 20 por ciento. La inteligencia artificial del Pod (con suscripción de 17 dólares al mes) monitorea tu sueño—rastreando respiración, ronquidos, ritmo cardiaco y movimiento—y hace ajustes para optimizar tu descanso. S.V.
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