La conductora de Uber, Patricia Gatica, no buscó más allá de su concesionario Chevrolet más cercano para comprar un auto nuevo. El Chevy Aveo amarillo mostaza que eligió es lo suficientemente compacto como para circular por las congestionadas calles de la Ciudad de México y tiene un consumo de gasolina muy razonable de entre 13 y 15 km por litro.
Lo mejor de todo es que, con un precio que ronda los 17 mil dólares, el subcompacto de General Motors (GM) resulta muy accesible. El secreto: el coche con marca estadounidense que se vende en México se fabrica en realidad en China, donde la mano de obra y los componentes más baratos permiten a las empresas producir vehículos más económicos.
“Cuando lo vi en la calle, me enamoré inmediatamente”, dijo Gatica, de 27 años. “No tiene una gran cajuela, pero es muy deportivo, es lo que más me gusta”.
Por ahora, su coche fabricado en China solo está disponible fuera de Estados Unidos. Pero con precios menores a los 18 mil dólares, el Aveo y otros sedanes subcompactos similares, como el Onix, muestran cuán baratos pueden ser los autos en un mercado que acoge con entusiasmo los vehículos de origen chino. En Estados Unidos, el precio promedio de un coche nuevo ha subido a casi 49 mil dólares, frente a los 32 mil dólares de México, según la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).

El auto más barato de GM en EU, el Chevy Trax, cuesta unos 5 mil dólares más que el Aveo que se vende en México, y eso en su versión más básica; normalmente cuesta miles de dólares más e incluye opciones populares como el arranque sin llave y asientos con calefacción.
Washington ha prometido proteger a los fabricantes de automóviles estadounidenses de las importaciones chinas con aranceles, algunos de ellos vigentes desde el primer gobierno del presidente Donald Trump. Pero eso no ha impedido que GM, Ford Motor y Stellantis, propietaria de las marcas Jeep y Ram, envíen sus propios automóviles fabricados en China hacia México y otros mercados latinoamericanos. La medida forma parte de una ola de exportaciones de autos chinos hacia México en los últimos años.
Alrededor del 65 por ciento de las ventas de GM en México provienen de China, lo que representa un total de 60 mil 942 vehículos en la primera mitad del año, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En general, las importaciones de autos chinos de todas las marcas representaron casi una quinta parte de las ventas totales de autos nuevos en el país el año pasado, superando los envíos desde Estados Unidos, Brasil, India y Japón.
La cifra es probablemente mayor, ya que algunas marcas chinas como BYD, Geely Automotive Holdings y Guangzhou Automobile Group no reportan sus datos al Inegi. En los primeros cuatro meses del año, México se convirtió en el principal destino de los autos chinos en el mundo, superando a Rusia, según la Asociación China de Automóviles de Pasajeros.
“La industria automotriz china tiene una capacidad de producción superior a la de sus competidores en otras regiones, lo que le da una ventaja competitiva”, afirmó Guillermo Rosales, presidente de la AMDA. La política de México de recibir vehículos chinos ha contribuido a reducir los precios, señaló.

El Aveo se vendió en Estados Unidos de 2004 a 2011, debutando como un modelo económico fabricado en Corea del Sur por su antiguo socio Daewoo. GM lo reemplazó con el Chevy Sonic, fabricado en EU, pero este fue retirado del mercado en el año 2020.
Otros subcompactos corrieron una suerte similar debido a la caída en la demanda y a los bajos precios de la gasolina. Toyota dejó de vender su Yaris y Honda descontinuó el Fit.
Esto ocurrió justo cuando los precios de venta en Estados Unidos comenzaron a subir de forma sostenida tras el inicio de la pandemia, la escasez de producción y la presión inflacionaria. Desde entonces, el precio promedio de los autos nuevos ha aumentado casi 23 por ciento, según Kelley Blue Book.
Mientras tanto, GM relanzó hace unos años la marca Aveo en México, rebautizando un vehículo fabricado en una empresa conjunta con sus socios chinos Shanghai Automotive Industry y Wuling Motors Holding. La caída de márgenes, las guerras de precios y el exceso de capacidad en China llevaron a GM a enviar más producción a mercados como México, impulsando las ventas y alineándose con la estrategia exportadora de Beijing.
Las ventas de autos fabricados en China por GM en México se han disparado en los últimos ocho años. Entre 2016 y 2024, crecieron casi 200 veces. Esto fue impulsado en parte por una inversión de 5 mil millones de dólares en 2015 con su socio estatal SAIC, que financió una línea de modelos compactos para aumentar ventas en China y otros países.
GM asegura que ofrece vehículos basados en las preferencias y condiciones de cada mercado, fabricados en distintas regiones, incluidos Estados Unidos y China. “Nuestra amplia gama en México ofrece opciones en diferentes segmentos y precios para responder a las distintas necesidades y estilos de vida de los clientes”, señaló la compañía en un comunicado por correo electrónico.
Un fabricante global como GM debe mantener un equilibrio entre sus operaciones en China, México y EU. La automotriz de Detroit quiere conservar buenas relaciones con Beijing manteniendo activas sus plantas y empleados, incluso si eso implica depender de las exportaciones. El próximo año vence el acuerdo de una empresa conjunta centrada en el mercado doméstico con SAIC, cuyo futuro aún es incierto. Si cambia o finaliza, la asociación exportadora podría convertirse en el eje central de su estrategia en China.
Durante años, GM ha importado a EU un modelo Buick fabricado en China, el Envision. Todavía se venden otros modelos chinos en ese país, principalmente SUV de lujo como el Lincoln Nautilus de Ford y el S90 de Volvo.
Pero el entorno para las importaciones chinas se ha complicado. El expresidente Joe Biden impuso un arancel de 100 por ciento a los vehículos eléctricos chinos y prohibió la mayoría de autos con software desarrollado en China. En su segundo mandato, Trump ha amenazado con elevar los aranceles sobre las importaciones chinas hasta el 145 por ciento.
Mientras tanto, México enfrenta presión de autoridades estadounidenses y de parte de la industria automotriz local para elevar sus propias barreras a los autos chinos, que ya enfrentan aranceles de hasta 20 por ciento. Algunos buscan que aumenten, quizás como parte de la revisión del tratado comercial USMCA.

‘Los autos chinos llegaron para quedarse’
En medio de un contexto comercial incierto, el conglomerado minorista Liverpool México canceló en junio su contrato de distribución con BYD, tras vender menos del 10 por ciento de su volumen en México el año pasado. La representante Nidia Ivana Garrido Mota indicó que la empresa planea “seguir enfocándose en sus principales áreas de negocio” y que no reemplazará a BYD con otra marca automotriz.
Algunos no creen que los autos chinos pierdan terreno. Señalan que empresas como BYD ofrecen modelos y financiamiento competitivos, lo que mitiga el impacto de los aranceles.
“Los vehículos chinos llegaron para quedarse”, dijo César Fragozo, vicepresidente ejecutivo de la Cámara China en México.
Los concesionarios de GM en México aseguran que el Aveo es uno de sus modelos más populares, equilibrando el portafolio con vehículos más caros como la SUV Chevrolet Suburban, que cuesta 106 mil dólares.
“El Aveo es un auto muy deportivo y popular; la gente suele sorprenderse por lo asequible que es”, dice Guillermina González, vendedora en una agencia de la Ciudad de México. “Mientras el coche tenga la marca GM, no nos importa de dónde viene”.
La sólida imagen de GM en México supera la preocupación sobre el origen de sus vehículos, afirma Gabriela Juárez, de 49 años, comerciante capitalina que compró un Aveo el año pasado con su esposo. “Preferimos Chevrolet porque es una marca muy respetada”.
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