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Isaac Hernández, el bailarín mexicano que conquistó el ballet

El bailarín mexicano, que empezó practicando en el patio de su casa hasta convertirse en el mejor del mundo.

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Isaac Hernández

Isaac Hernández empezó su formación en el patio de su casa, en Guadalajara, Jalisco, donde sus padres, bailarines de ballet clásico, acondicionaron los espacios y los tiempos no solo para transmitirle la técnica de la disciplina artística a él y a sus otros 10 hijos sino también el conocimiento, los valores y los principios que han regido toda su vida.

“Mi papá era mi maestro de vida. Él utilizó el ballet como una herramienta para enseñarnos la disciplina, el valor del trabajo, la responsabilidad y el compromiso con nosotros mismos de desarrollar nuestro potencial y de dignificar nuestra existencia”, contó Hernández, premio Benois de la Danse 2018, el máximo galardón a nivel mundial en su disciplina, a Bloomberg Businessweek México.

En esas clases, recordó, se hablaba mucho de filosofía y de ética. Eso hizo desistir a varios de sus hermanos. Pero a él no. Al contrario. Ese fue el motor de su pasión y su excelencia.

“Se quedó muy grabado en mí el paso del tiempo, la responsabilidad que tenemos para trabajar por las nuevas generaciones, por nuestro país, por entender cuál es nuestro lugar en la sociedad y qué es lo que podemos hacer para construir nuestro futuro”, indicó.

Son grandes temas que tristemente no se debaten mucho en familia y no se comparten con los niños. Yo agradezco a mi papá que lo haya hecho. He aprovechado mis 34 años muy bien con esa conciencia que mi papá me dio”, agregó.

Desde los 8 años, Issac expresó su interés por el ballet. Y en poco tiempo recibió ofertas para estudiar en las mejores escuelas del mundo.

A los 12 años tuvo que dejar a su familia para estudiar en Filadelfia, en la Rock School for Dance Education, y, a los 14, empezó a compartir escenario con grandes figuras internacionales.

En 2008 se unió al cuerpo de Ballet de San Francisco y en pocos años, sin el consentimiento de sus padres pero con una firme confianza en su talento, se integró a la compañía de Ballet Nacional de los Países Bajos.

Su decisión fue arriesgada, pero efectiva. En 2015, Hernádez fue el primer bailarín del Ballet Nacional de Inglaterra y, en 2018, tras recibir el Benois de la Danse de la Asociación Internacional de la Danza de Moscú, conocido como el “Óscar de la Danza”, el Gobierno de México le otorgó la Medalla Bellas Artes.

“He sido una persona ambiciosa en mi planeación y en lo que esperaba de mi carrera. No ejercer mi potencial al máximo me asustaba mucho”, contó Hernández, quien a pesar de los grandes logros sigue fijándose nuevos retos.

Además de estrenarse como papá, en 2021, el bailarín incursionó en la actuación y, en los próximos meses, se sumará al American Ballet Theatre, en Nueva York.

Asimismo, su proyecto cultural Despertares, con el que ha promovido la danza de primer nivel y el talento joven de México, acaba de cumplir 10 años. Un hito y un orgullo en su carrera.

“Me he dado muchas oportunidades de probar. Los errores más grandes que puede cometer una persona es caer en el miedo, tomar decisiones motivadas por el miedo.

“Cuando se toman decisiones con convicción y te das la oportunidad de estar abierto a los cambios, a las experiencias, no hay errores, no hay fracasos”, destacó Hernández, cuyo esfuerzo y disciplina, pero, sobre todo, su humildad, entrega y filosofía de vida, son inspiradoras.

“El peor error que pudiera cometer yo en este momento sería pensar que ya estoy consolidado como artista y como persona. Todo es movimiento”, concluyó.

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