Las puertas se abren en la Utopía Meyehualco alrededor de las 7 de la mañana y todos son bienvenidos sin costo alguno.
En una mañana nublada de agosto, alrededor de 30 niñas y niños en edad escolar entraron al salón de música para tomar una clase. A unos pocos metros, unas 20 personas hacían fila para sesiones de rehabilitación física. En una casita al lado, un grupo de adultos mayores se unieron para una comida compartida para celebrar un cumpleaños, mientras que justo afuera del gimnasio, varias mujeres y niñas tomaron una clase de una hora con pelotas “bosu”.
Utopías —que significa Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social— son grandes centros comunitarios en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México que ofrecen un menú impresionante de servicios y amenidades, casi todo gratuito. Actualmente hay 14 en la demarcación más poblada de la capital, que durante mucho tiempo se consideró también una de las más peligrosas y pobres.
Son la creación de Clara Brugada, ex alcaldesa de Iztapalapa y ahora jefa de gobierno de la Ciudad de México. En este cargo, Brugada planea seguir el exitoso programa que comenzó en su demarcación en 2019 construyendo 100 Utopías en la capital cuando asuma el cargo en octubre.
Brugada, miembro de Morena, conceptualizó las Utopías como una manera de atender las causas de raíz de la desigualdad que se vive en Iztapalapa creando espacios que atienden todas las necesidades de las comunidades —y muchas veces van más allá—.
“Las Utopías tratan del derecho a la ciudad y de recuperar espacios públicos para dignificarlos y atender a todos los sectores de la población”, dijo Lia Membrillo, coordinadora de todas las Utopías, en una entrevista en la recién inaugurada Utopía Cihuacóatl. “Muchas veces se refieren a Iztapalapa en forma despectiva pero no están viendo las causas. Ya veníamos arrastrando mucha desigualdad, mucha falta de oportunidades. Pero no nos vemos como víctimas —al contrario— queremos encontrar el potencial en nuestros vecinos y ayudarlos a que busquen su propia transformación”.
Las Utopías ofrecen talleres, servicios y actividades gratuitas a personas que a menudo son ignoradas por las políticas públicas, dijo Membrillo. También tienen un ángulo feminista. “Queremos reducir su carga de trabajo y al mismo tiempo enseñarles sobre la igualdad de género y cómo se ve la violencia doméstica”, dijo Membrillo.
No hay dos Utopías que se vean exactamente iguales, pero la mayoría ofrece comida económica y lavanderías, clases de gimnasia y lecciones de música. También hay centros para atender adicciones, y a conectar a víctimas de violencia doméstica con psicólogos y abogados. Hay también un spa llamado Apapacho mi Corazón donde las mujeres pueden aprender y practicar el autocuidado. En resumen, estos son lugares para crear comunidad.
“Hay una visión de que lo que hace el gobierno lo hace mal, y que no tiene la misma calidad de lo que pueden hacer los privados”, dijo Brugada en un documental que explora los centros. “También se piensa que si es para los pobres pues cualquier cosa ya está bien. Entonces es combatir la visión del mínimo estándar a los pobres para darles el máximo estándar a ellos”.
Las Utopías se construyeron sobre proyectos que ya existían en otros lugares. Antes de asumir el cargo, Brugada viajó a Bogotá, Colombia, para recorrer las Manzanas del Cuidado, que son espacios para redistribuir y reducir la carga del trabajo de las mujeres. También se inspiró en los Pilares, que son 287 pequeños centros comunitarios a lo largo de la capital mexicana que están más enfocados en la cultura.
Beatriz Cervantes, quien coordina la Utopía Meyehualco y parece conocer por su nombre a todos los que acuden a ella con un problema o pregunta, dio la bienvenida a un grupo de unos 20 niños más sus cuidadores afuera de una sala de conciertos de color morado brillante en agosto. Todos vienen de una comunidad vecina sin Utopías, pero aquí son bienvenidos. Este centro es famoso por un parque temático de dinosaurios llamado Iztapasauria.
“La idea es que vengan niños o personas de cualquier edad y se enamoren de un instrumento musical o de un deporte”, dijo Cervantes. “Preferimos tenerlos aquí jugando futbol que en las calles metiéndose en problemas. Y todo es gratis, por lo que aprender lo que sería un instrumento caro está al alcance de todos”.
Impacto social: revitalizan comunidades
En Iztapalapa se están construyendo cinco Utopías más, cada una de las cuales requiere una inversión de unos 100 millones de pesos. Los costos de mantenimiento y personal son aproximadamente 8.4 millones de pesos por año por Utopía, según Martín Ruiz, quien supervisa los esfuerzos de mantenimiento de los centros.
Los delitos de alto impacto cayeron un 57 por ciento durante el mandato de Brugada, según su portavoz. Su administración atribuye la caída a las Utopías y otras obras públicas como un mejor alumbrado público. Pero el panorama completo es más complicado. Algunos delitos de alto impacto como el homicidio, el robo y el tráfico de drogas disminuyeron hacia el último tramo de su administración, según datos oficiales revisados por Bloomberg. Pero eso se debe principalmente a que la delincuencia se disparó antes de que ella asumiera el cargo en 2019. Las cifras han vuelto aproximadamente a los niveles de 2016.
En cualquier caso, el 88 por ciento de los residentes de Iztapalapa percibían a la alcaldía como insegura cuando Brugada asumió el cargo. Ese número se redujo al 70 por ciento cuando ella se fue para buscar la jefatura de la capital.
Utopía Meyehualco, una de las más grandes, registra entre 3 mil 500 y 4 mil visitantes durante el verano, cifra que puede llegar a 8 mil en sábado o domingo, dijo Cervantes. Llevan la cuenta con una persona colocada en cada una de las dos entradas con un contador. El día de la visita de Bloomberg, la Utopía estaba llena de niños en edad escolar practicando deportes, adultos mayores esperando sus sesiones de rehabilitación física o haciendo fila para una visita al doctor.
“Mi esposa está en una cita con la nutrióloga porque tiene los triglicéridos altos”, dijo Arselio Ramírez, de 77 años, sentado afuera del consultorio. “Venimos a clases de yoga los martes y viernes porque nos cae bien la profesora. Apreciamos mucho esta Utopía porque nos ayuda a mantenernos activos”.
Todo es gratis excepto el menú de cinco platos en la cafetería que cuesta 11 pesos y la lavandería, que cuesta un peso por carga.
“Se trata de que la comunidad se involucre con el espacio público no solo para fines recreativos sino además complementar con aprendizajes, con servicios”, dijo la arquitecta Loreta Castro, quien obtuvo una Maestría en Diseño Urbano por la escuela de diseño de Harvard y ayudó a diseñar la Utopía Atzintli. Su trabajo se enfocó principalmente en cómo recolectar y filtrar lluvia al manto freático para ayudar a recargarlo.
Utopía Cihuacóatl es la única —hasta ahora— que solo recibe a mujeres y niños menores de 12 años. La idea es consentirlas con un salón y spa de servicio completo, pero también capacitarlas en oficios como la plomería, electricidad y carpintería.
“Tenemos una deuda histórica con las mujeres”, afirmó Membrillo. “Se trata de cuidar a las cuidadoras”.
En una mañana reciente en septiembre, Eduarda Dorado estaba sentada en una silla mientras terminaba su tratamiento de cejas. Había estado aquí unos días antes para cortarse el pelo y ya había agendado citas para un masaje y un tratamiento facial. “Es fabuloso”, dijo. “Y mientras hago esto, mi ropa está en la lavandería. De verdad le da a las mujeres un espacio para cuidarse”.
El dilema de las Utopías por el agua
Iztapalapa se encuentra en el sureste de la capital, a unos 45 minutos en coche de la Roma y Condesa. Es el hogar de la famosa Central de Abasto.
También es la tercera alcaldía más pobre de 17, según un estudio realizado por la ciudad en 2022. Alrededor del 54 por ciento de la población se considera pobre y alrededor del 21 por ciento se considera extremadamente pobre, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Aunque las Utopías han tenido una acogida generalmente positiva, hay quienes dicen que los recursos del municipio no son ilimitados y que sería mejor construir infraestructura de calidad para garantizar el suministro de agua potable a sus 1.8 millones de habitantes.
Una gran parte de la población de Iztapalapa no tiene un suministro constante de agua, y algunos usuarios informan que pasan hasta tres meses sin que salga una sola gota de agua de sus grifos, por lo que dependen de las pipas que les proporcionan las autoridades locales. Otras veces, tienen que pagarlas ellos mismos, a veces dividiendo el costo y el agua entre dos o tres hogares. Cuando el agua fluye, la calidad suele ser una preocupación.
Iztapalapa no es la única demarcación que enfrenta una crisis de agua. Gran parte de la capital y sus alrededores sufrieron una grave sequía este año cuando las temperaturas extremas llegaron a partir de febrero. Pero es sin duda una de las más afectadas, razón por la cual algunos se han preguntado si tener Utopías llenando albercas olímpicas y semiolímpicas cuando el agua es tan escasa es una buena idea.
“Es un poco problemático tener albercas en un lugar donde no hay agua”, afirmó Castro. “Pero de hecho hay filas para tomar clases”. En la Utopía Estrella, que se inauguraría a finales de septiembre, hay un sistema de tratamiento de agua y un plan para que las nuevas Utopías traten y reutilicen el agua.
Las Utopías también han sido objeto de acusaciones de corrupción. Durante la campaña para la jefatura de la Ciudad de México, el candidato opositor Santiago Taboada dijo que Brugada había recibido millones de pesos por Utopías que aún no se habían construido y que había muchas inconsistencias en la adjudicación de permisos. Brugada dijo que todos los proyectos habían sido revisados y auditados minuciosamente y se encontró que estaban en orden. Brugada no respondió a las solicitudes de comentarios para esta historia.
Abren espacios familiares
La Utopía Libertad se encuentra ubicada justo al lado del Reclusorio Oriente, uno de los más grandes de la capital. La idea de tener una Utopía llamada Libertad no es casualidad, dijo Ruiz, quien está a cargo del mantenimiento de las Utopías.
El objetivo es brindar a las familias de los presos un espacio recreativo para dejar atrás lo que vieron dentro de la prisión durante su visita
“Nadie piensa realmente en lo difícil que es para las familias visitar a sus seres queridos en prisión”, afirmó.
Esta Utopía ofrece lo opuesto a una prisión: muchos espacios abiertos y techos hechos de bambú, adobe y ladrillos de barro para contrastar con el concreto gris del reclusorio. Tiene un zoológico interactivo con cabras, ponis, conejos y vacas y un planetario que ofrece lecciones sobre astronomía antigua maya y mexica.
Muchas Utopías también ofrecen temazcales, la ceremonia prehispánica que se lleva a cabo dentro de una cabaña de sudor generalmente pequeña que tiene como objetivo purificar el cuerpo y la mente.
A pesar de todo el trabajo que el equipo de Clara Brugada ha realizado en las Utopías durante los últimos seis años, en realidad no creó una oficina que las administre ni les otorgó un presupuesto propio.
Según Membrillo, el presupuesto por ahora es un mosaico de lo que múltiples oficinas y agencias gubernamentales en Iztapalapa han aportado por su cuenta.
La jefa entrante de Iztapalapa, Aleida Alavez, es también de Morena y se espera que continúe con estos programas. Y Brugada, ahora al mando de la ciudad, ya ha comenzado a buscar ubicaciones para las 100 Utopías que planea construir en los próximos años.
Pero siempre existe la preocupación de que en algún momento un partido diferente llegue al poder y las Utopías no sean prioritarias, especialmente si no tienen un presupuesto propio.
“Esa es nuestra tarea”, dijo Membrillo. “Hemos demostrado que el modelo funciona y seguirá evolucionando. Pero necesitamos que estos proyectos sigan respondiendo a las necesidades de la comunidad y no a los caprichos de ningún político”.
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