Restos de un mamut que colombino que habitó hace por lo menos diez mil años en el actual municipio de Amealco, en Querétaro, se exponen de manera permanente a partir de hoy en la Casa de la Cultura de Amealco, una población ubicada a 20 minutos de San Juan del Río, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La exhibición es resultado de un proyecto de investigación paleontológica, iniciada a partir de 2008, luego de que Servando Miranda, habitante de la comunidad de La Piedad, reportara el hallazgo de huesos gigantes.
El antropólogo físico Israel Lara Barajas, investigador INAH en Querétaro, fue el responsable de atender el aviso, y el rescate arqueológico se hizo bajo la asesoría del paleontólogo Joaquín Arroyo, también del instituto.
Los trabajos confirmaron que se trataba de dos defensas (conocidas comúnmente como colmillos) y fragmentos de costilla de un mamut de la especie columbi.
Tras la restauración y los tratamientos de conservación, las defensas se exhibieron en Amealco durante cuatro años, hasta que se trasladaron al Museo Regional de Querétaro, donde formaron parte de la muestra "Ancestros de piedra. El patrimonio paleontológico de México".
Ahora regresan al municipio en el que se descubrieron y serán exhibidas de manera permanente dentro de una sala especial, llamada "La cápsula del tiempo. Hallazgos paleontológicos en Amealco."
Las defensas se conservan completas en 80 por ciento, y debido a su forma y tamaño los investigadores han determinado que correspondieron a un macho adulto.
En una de las paredes de la Casa de la Cultura de Amealco de Bonfil, y con la ayuda de dos artistas de la comunidad, se plasmó el esqueleto de un mamut en escala real. La intención museográfica es que el público se coloque junto a la imagen y dimensione el tamaño que podrían tener estos animales: los machos alcanzaban hasta seis metros de altura.
El antropólogo explicó que este tipo de mamut se caracterizó por tener poco pelaje, similar al que tiene el elefante actual, y una inclinación de 30 grados en su lomo debido a la estructura que forman los huesos de la cintura escapular.
El lugar de exhibición es pequeño (cuatro por seis metros), pero contiene todo un universo de información sobre la vida a finales del periodo Pleistoceno —en el cual se dieron las últimas glaciaciones de la denominada Era de Hielo— en el territorio que ahora ocupa este municipio queretano.
Por medio de las investigaciones hechas por el INAH y la UNAM, se sabe que este territorio fue una zona de bosques templados y grandes pastizales de los que se alimentaba el mamut, con planicies donde se acumulaba agua y sedimentos en los que los animales podían quedar atrapados hasta fenecer, o se aglomeraban restos de animales muertos que eran arrastrados por la corriente.
Las características minerales de los sedimentos que cubrían esos restos favorecieron su preservación.
Otros municipios donde se han descubierto vestigios fósiles son Huimilpan y Corregidora, con fauna del mismo periodo; así como Cadereyta de Montes y Landa de Matamoros donde además se han ubicado yacimientos paleontológicos de fósiles marinos de más de 80 millones de años de antigüedad.
Israel Lara dijo que en las comunidades indígenas de Amealco es común escuchar mitos en torno a los restos de mamut, donde la gente que trabaja en el campo los halla durante sus jornadas agrícolas. Las historias hablan de un mundo antiguo habitado por gigantes que a veces se caían y sus huesos se cuarteaban. Luego la tierra se volteó quedando éstos enterrados.
Por lo anterior, se decidió usar la frase "Tierra de gigantes", en alusión a la forma en que los habitantes se refieren al tema.