La agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible marca como noveno objetivo el crecimiento de la industria, la innovación y la infraestructura. En México, en las últimas décadas, se han realizado grandes inversiones en transporte, energías limpias, tecnologías de la información, expansión del acceso a telefonía celular y el objetivo del acceso universal del internet para toda la población.
En el caso de la zona del Bajío, el avance de las industrias aeronáutica y automotriz ha sido un polo de atracción de talento internacional y éstas a su vez han incrementado el progreso económico de la industria agropecuaria y de producción de productos metálicos que ya imperaba en la zona. Esto ha implicado la expansión de los aeropuertos locales, la mejora de los enlaces carreteros, la optimización de las vías férreas y la red de logística del centro del país. Sin embargo, todo esto no es suficiente para brindar oportunidades de desarrollo de la población.
Un intento por vincular la evolución personal que buscan los estudiantes, la transformación industrial que exige la zona del Bajío y la generación de productos innovadores que requieren los nuevos mercados, se da en el Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD).
No obstante, esta modalidad educativa sólo se ha focalizado en niveles de educación media superior de instituciones públicas pertenecientes a los sistemas de Educación Tecnológica Industrial, Tecnológica Agropecuaria, Ciencias y Tecnologías del Mar, Educación Profesional Tecnológica y los Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos. Su cobertura a nivel Bajío es importante, no suficiente. Los estados de San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes son un punto importante del desarrollo del país por las inversiones que se han realizado en los últimos años.
Hoy en día, es necesario ampliar más un nuevo modelo educativo para los niveles medio superior y superior que permita a los jóvenes el trabajo en espacios reales mientras cultivan y perfeccionan sus fortalezas individuales. Se da el imperativo de diversificar las inversiones públicas y privadas en el desarrollo del talento mexicano con niveles de competitividad internacional.
Esto permitirá, por una parte, expandir la cobertura con calidad de programas de formación para el trabajo de acuerdo con la demanda de las empresas. Por la otra parte, el generar nuevas compañías que complementen e impulsen nuevos desarrollos. Para ello, los modelos duales, el uso de tecnologías híbridas, el apoyo en las nuevas tecnologías de la información, el uso de simulaciones y el aprendizaje en los equipos móviles se transforman en alternativas de llevar una educación a todos los rincones de la zona del Bajío.
Ahí, donde es necesario que más trabajadores incrementen su ingreso monetario y los estudiantes puedan vincularse como aprendices de empleados experimentados en su acción profesional. La industria y la educación requieren de mantener procesos de innovación constante que desarrollen a más personas e impacten el progreso regional. El momento para estas acciones es hoy. El desarrollo de México lo exige.
*Rector Institucional de Aliat Universidades
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