Trident es una moto que abre la categoría roadster para la marca británica, con un diseño innovador que cuida hasta el último detalle visual y mecánico. De entrada, se apunta a una muy buena opción de precio y calidad.
Un diseño elegante con curvas que se mantienen hasta debajo del colín, nos muestra que pusieron todo el empeño para lograr un impacto visual. La forma del faro LED de última generación nos recuerda a modelos clásicos. Conforme avanzamos al tanque y los laterales, vemos una moto totalmente nueva, pero que nos transporta a otra época. El cuadro de instrumentos tiene integrada una pantalla donde podemos operar los diversos modos de manejo, además de ver toda la información de manejo necesaria.
Los opcionales van desde un color blanco pleno que la hace lucir muy elegante, hasta un negro mate integrado con la bandera inglesa… sólo nos dejan una difícil elección. En equipamiento mecánico no hay cambios entre las versiones.
Para acoplarse a las condiciones del camino, tiene dos modos de manejo: Road, que nos permite un manejo más ágil y en cierto punto con mayor explosividad del motor; y Rain, un modo que sutilmente nos controla las revoluciones y pone sobre aviso al control de tracción para evitar algún derrape en suelo mojado.
La entrega de potencia de este tricilíndrico es intensa pero progresiva, lo que nos invita a conducir rápido, la primera vez que probamos esta moto fue en circuito, lo cual nos permitió explotarla en su máxima expresión y superó nuestras expectativas. Los frenos Nissin se comportan muy bien sin importar qué tanto les exijamos.
En ciudad nos demostró que su ligereza se traduce en una gran maniobrabilidad, siendo apta para las complicaciones y caminos urbanos. En espacios reducidos y trayectos con tránsito podemos maniobrar fácilmente, sin dejar de lado que un motor tricilíndrico consume gasolina de manera significativa, y el calor después de unos cuantos minutos en alto total empieza a notarse.
